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Llegó el día de la esperada votación a la reforma laboral que, no muy convencida,
presentaba la ministra Yolanda Díaz. Debe ser duro reconocer que aquello que has
criticado con peso, prometiendo incluso su completa derogación, al final resulta no ser
tan malo.

La realidad es que la anterior reforma planteada por Rajoy en el 2012, ha generado
empleo, y no debió ser tan mala, cuando no contentaba ni a la patronal ni a los
sindicatos. Un reflejo de lo salomónica que llegó a ser la propuesta del expresidente.

Más preparada para el fracaso que para la victoria, Díaz ha recibido el regalo de un
voto, que al parecer emitido por error, y reclamado en mesa por los populares según la
normativa reguladora para tal efecto, daba luz verde a su reforma sin la necesidad de
contentar a ERC, esto último sí que es noticia.

En realidad, los apoyos en la votación de la reforma, dan para un análisis extenso. Por
momentos durante el debate, los partidos parecían cambiar los papeles que defienden
sus ideologías, en un intento vergonzante de hacer más daño al otro, que de expresar
cordura en sus votos.

El Partido Popular se planta en el Constitucional, en pos de recuperar su voto. Y a la
espera de lo que dirima el Tribunal, la reforma entra en vigor.

Mientras todo esto sucede en Madrid, en Jaén nos levantamos con 3.342 parados más,
un incremento del 7,75% con respecto al mes anterior, cuando se congratulaban los
dirigentes provinciales. Este incremento que, presumiblemente, venga dado en gran
medida por el sector agrícola, tras la finalización de la campaña olivarera, amén de la
campaña de Navidad en sector servicios, pone de manifiesto que la cesta económica de
la provincia, es sin duda el olivar.

Según la nueva reforma laboral, se pretende la consecución de la desaparición de la
temporalidad en la contratación, algo que a priori suena divino, salvo si perteneces al
colectivo agrícola, no olvidemos, fuente principal de empleo en nuestra provincia. La
realidad del empresario del campo, es que la naturaleza tiene la mala costumbre de
funcionar por temporadas, lo cual implica necesidad de emplear de forma acorde a la
producción y al momento de la actividad del campo. De esta forma, la flexibilidad de
contratación que en otros sectores resulta prescindible, para el sector se convierte en una
nueva dificultad a superar. Nos sorprenderá después que el paro aumente en nuestro
querido Jaén.

Y algo tan sencillo como discriminar la temporalidad por sectores, ni siquiera se valora
por los comités expertos, redactores y promotores de la reforma “light” del ejecutivo,
ávido por dejar testimonio de su presencia en una legislatura que se agota.

Nada nuevo en el horizonte, solo una muesca más en el cinturón de Jaén, la guerrera
necesitada de defensas, que deberán llegar desde lo autonómico, dada la división en el
panorama reivindicativo provincial.

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