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Por ANTONIO GARRIDO RUIZ / Este jueves, 21 de diciembre de 2023, el Tribunal de Justicia de la Unión  Europea (TJUE) abría la veda a una guerra en el mundo del fútbol tras considerar que la UEFA y la FIFA abusaron de «posición dominante» en su actuación contra la creación de la polémica Superliga de fútbol. Un fallo que daba luz verde a la creación de esta competición, ideada hace años por los grandes para su propio beneficio y que ha ido sufriendo cambios ante la avalancha de críticas recibidas en su momento. Sin embargo, el mismo fallo del TJUE afirmaba que “una competición como la del proyecto de la Superliga no debe ser necesariamente autorizada».

A partir de ahí, han llovido infinidad de comunicados de los grandes actores del fútbol europeo. Real Madrid y Barcelona, clubes fundadores de la Superliga, se han visto solos ante la avalancha de críticas por un proyecto de competición clasista que busca enriquecer a los ricos y pisotear a los pobres. Y es que pese a que la Superliga ha flexibilizado sus requisitos de entrada para introducir el principio de meritocracia en su competición, sigue dejando más sombras que luces. Y prueba de ello es el aluvión de reacciones en contra de este revolucionario proyecto.

Clubes de LaLiga, Premier inglesa, Bundesliga alemana o Serie A italiana se han posicionado en contra de la Superliga. Aunque Javier Tebas, presidente de la patronal española, ha sido la cara visible de estas críticas: «Me juego 25 cenas a que no hay Superliga en dos años, ni en seis ni en ocho», ha aseverado Tebas, confiando en que este polémico proyecto no tendrá futuro.

Aprovechando el tirón mediático de la sentencia del TJUE, la Superliga, a través de su CEO Bernd Reichart, ha explicado abiertamente el formato que quieren implementar. La nueva propuesta estaría compuesta por 64 clubes participantes repartidos en 3 ligas (Star, Gold y Blue). 14 partidos por club al año, fases eliminatorias que decidirán ascensos, descensos y campeones. Todo en un marco de sostenibilidad financiera. Además, han confirmado que los partidos se transmitirán de manera gratuita en la plataforma de streaming de la Superliga.

A priori, todo suena muy espectacular. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La meritocracia de la que hablan no sería tal, pues equipos como el Girona (líder de Primera), no disputaría esta competición. De hacerlo, lo haría en la liga blue, la de menor coeficiente. A grandes rasgos, sería como disputar la Conference League. Evidentemente, el componente de que un equipo humilde pueda dar la campanada y codearse con los grandes equipos de Europa se esfumaría de un plumazo. Además, irremediablemente la Superliga restaría valor a las competiciones domésticas, pues muchos de los clubes centrarían sus esfuerzos en una competición que les proporcionaría la mayoría de sus ingresos. No sería precisamente un fútbol para el pueblo.

Con el lema “gánatelo en el campo”, los clubes de la Liga han protestado ante un proyecto que, según entienden, hace peligrar su viabilidad futura. Florentino Pérez y Joan Laporta se han quedado solos en una Superliga binomial. Los fundadores han pasado en apenas unas horas de poner a FIFA y UEFA contra las cuerdas a verse ellos entre la espada y la pared tras el masivo rechazo de los clubes. ¿Cuál será su próximo paso? Solo ellos lo saben. Lo que está claro es que la Superliga, tal y como la han presentado, no podrá con lo que el fútbol significa para la gente.

Foto: Joan Laporta y Florentino Pérez. (EFE),

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