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Por ESTHER LÓPEZ ZAFRA / “Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”. En esta estrofa de una canción ya clásica de Jeanette, se incluyen dos aspectos que son vitales para los seres humanos: la identidad personal y la identidad social. Necesitamos definirnos y las características psicológicas que nos definen forman nuestra autoestima. Esta sería nuestra identidad personal. Pero cuando nos definimos, también lo hacemos con relación a los grupos a los que pertenecemos y, nuevamente, esto influye en nuestra autoestima. Si nos identificamos con un grupo que valoramos positivamente, este sentimiento de pertenencia nos hace aumentar nuestra autoestima; de lo contrario, nuestra autoestima se siente perjudicada. Es decir, no hay autoestima personal sin la autoestima social, y nuestra pertenencia a grupos sociales forma parte de este tándem. Esta es la base de la teoría de la identidad social que formularon los psicólogos sociales Henri Tajfel y John Turner en la década de 1970, y que explica muchas de las conductas sociales que tienen que ver con el comportamiento grupal e intergrupal. Generalmente, las personas desean mantener una identidad social positiva manteniendo la posición social favorable de su grupo sobre la de los grupos externos relevantes.

Pensemos ahora en los “Andaluces de Jaén”, y en nuestro sentimiento de pertenencia y diferenciación como jienenses. Aquí, a diferencia de otras tierras cercanas, nos encontramos un doble patrón: el que reniega de su tierra, y el que siente orgullo. Es decir, el que no se identifica con Jaén y provincia, y el que tiene una identidad positiva con su tierra.

Tierra de emigrantes, hay jienenses allá donde vayas. Pero por desgracia, muchos jienenses no quieren identificarse con esta tierra, porque su autoestima no es positiva. Quieren irse, dicen que aquí no hay nada, comentan con la boca chica de dónde son y cuando pueden lo evitan para decir de dónde vienen. Desafección.

¿De dónde viene esta desafección? Como sigue diciendo la canción de Jeanette “porque siempre sin razón, me negaron todo aquello que pedí, me dieron solamente incomprensión”. Esta es la realidad de Jaén y provincia. Independiente del signo político, no se nos ha tratado bien, tierra de agricultura, de gente esforzada, cuyos dirigentes han mirado más hacia fuera que hacia dentro. “Si eres de los míos te tengo seguro, y si no lo eres, para qué molestarme”. Solo algunos honrosos casos han “defendido esta tierra, y el segundo grupo, los orgullosos de Jaén entre los que me encuentro, han valorado estos esfuerzos que nos permiten presumir de patrimonio, de olivar, de tecnologías y de nuestra universidad que ha sido motor de impulso y cambio de la realidad social, entre otros. Esta identidad social positiva hace que seamos capaces de conocer, amar y defender nuestra tierra. Cuando salimos fuera representamos a nuestra provincia, si la conocemos podremos valorarla y amarla, y si la amamos podremos defenderla. Todo está relacionado a nivel psicosocial, somos parte de un todo y toca decidir cómo quieres que sea tu autoestima/identidad social: positiva o negativa, valoras tu tierra o reniegas de ella.

Estamos en el tiempo de la rebeldía, es el tiempo de que nos oigan, de que nos traten con el respeto que se merece esta tierra. Levantaos.

Foto: Nuestra Universidad de Jaén ha sido motor de impulso y cambio de la realidad social, entre otros.

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