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Por JUANJO ARMIJO / Mi querido amigo y hermano, don Antonio Garrido, como me gusta llamarlo, llevaba detrás de mi “pluma” desde hace meses y por unas cosas u otras no encontraba la ocasión para dar rienda suelta a mi humilde contribución a su medio. Y por ello de antemano, vaya mi disculpa sincera en los errores que con ello pueda tener.

Siento que mi primera contribución sea por culpa de un hecho que ha consternado mi percepción del mundo del deporte al que estoy ligado desde mi niñez, y el cual se está viendo totalmente desarrollado en este último año con mi contribución al “niño de mis ojos” pero es que hay cosas que denunciar en una época en la que todo vale.

Esta semana, muchos de mis alumnos, acérrimos seguidores del Real Jaén, entre pasillos no paraban de preguntar: – Profe, ¿Tendremos entradas para ver a nuestro equipo?. La respuesta era clara, hay pocas posibilidades, pero hay que tener esperanza.

Muchos amigos y aficionados me preguntaban con un atisbo de posibilidad en mi respuesta que hora tras horas se iban desvaneciendo y que la negativa era cada vez más una realidad.

El club se puso manos a la obra, conjuntamente entre la presidencia, Puskas y la propiedad encabezada por Fomento y Promoción del Real Jaén, en el mismo instante en el que el árbitro con su pitido final del pasado domingo daba por finalizado el encuentro contra el Málaga City para conseguir que al menos una “minoría” viajara para apoyar a su equipo.

Esperanzas que hasta ahora se han visto desvanecidas a pesar de incrementar en 700 las localidades del Dama de la Noche. Y lo peor de todo ni hay respuesta ni se le espera.

Y es que es lamentable y triste que en pleno siglo XXI, donde estamos luchando, o eso parece ser, por tener las mejores competiciones profesionales, se deje por parte de los organismos correspondientes, al antojo de un club, la posibilidad de veto a otro. Y es que esto no beneficia a una competición, que con este tipo de actos deja mucho que desear. 

Y en este caso, no se maltrata a otro cualquiera, en este caso se deja fuera a los aficionados de un club que se juega su ascenso en el año de su centenario.

Pero es que parece ser que todo lo que huele a Real Jaén supone un “todo vale”. Porque hay que recordar que a las féminas de nuestro club se les robó su posibilidad de jugar en una categoría superior, hecho que se ganó en el terreno de juego y que se le negó a dedazo puro en un despacho y aún está también, sin respuesta, al menos convincente.

Quizás estas letras le sienten regular a alguien, pero es que una cosa es callar y otra muy diferente es jugar con la ilusión de miles de seguidores que llevamos acompañando a nuestro equipo vaya donde vaya, meses y años. En las malas, malísimas como la maltrecha tarde contra el Socuéllamos donde no nos calló ni el agua que hoy nos vendría de perlas o en las tardes de los duros descensos.

Y ante este “atropello”, me viene la imagen del ascenso contra el Huracán, donde nosotros sí permitimos como señores que su afición llegara hasta nuestra tierra para apoyar a su equipo. Me quedo con la imagen de un aficionado del Real Jaén que tras conseguir el ascenso intercambió su bufanda con otro aficionado rival que lloraba desconsolado al lado de la reja que separaba a los mismos.

Precisamente es este gesto el que hace que en este mismo momento todo se torne en dos colores, blanco y morado y deje el lloriqueo por una decisión que poco se puede hacer ante ello.

Una temporada dura, en la que hemos visto a equipos con todo perdido venir a La Victoria, legítimamente, a morir en nuestro campo y en el que las lesiones se han cebado con una plantilla que ha trabajado constantemente para llegar hasta aquí, dependiendo de nosotros mismos. Los de Chumilla, tienen crédito de sobra.

Y es que quizás, hoy se respira lo que se respira gracias a esa plantilla, cuerpo técnico y directivos y por esto mismo, su afición que reman en la misma dirección.

Quizás, el Marbella CF, no sepa, ni tenga porqué saber lo que aquí ha costado remontar el vuelo. Pero solo por eso, una minoría de aficionados, ya que de otra forma hubiéramos colonizado la ciudad, en representación de todos los que no hubiéramos podido ir, se merecían la posibilidad, al menos, de acompañar a nuestro club, independientemente de que finalmente se consiguiera el objetivo.

Pero ojo, el Real Jaén nunca se rinde. Los aficionados no nos rendimos y con el “viejo” hemos demostrado que no se juega.

Hoy me tocará decirles a mis niños que no pasa nada, que un fallo lo tiene cualquiera y que desde casa animaremos como solo nosotros sabemos, siendo el jugador número 12.

Hoy me tocará decirles que nosotros tenemos la suerte de vivir en Jaén y que nuestros padres nos hicieran socios del Real Jaén y eso no lo podrá vetar nunca nadie.

Os esperamos, sea como sea, en la Plaza de las Batallas.
¡Hala Jaén!

Foto: La afición siempre estuvo con sus colores.

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