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Aprovechando la Feria de Turismo Tierra Adentro, la Universidad de Jaén, que ha estado presente en ella con una preciosa maqueta del monumento, se ha hecho coincidir para que la institución universitaria asuma su papel de protagonismo de cara al objetivo, si es que alguna vez se llega a solicitar de nuevo, de la declaración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad.

Como alguien, con buen criterio, me hace llegar, y estoy totalmente de acuerdo con ello, parece que estamos ante el mundo al revés. Cuando la Universidad es la que debería tener ayuda de todo el mundo, empezando por las administraciones, para hacerla más fuerte y vigorosa en todos los sentidos, ahora aparece la UJA como la que sale al rescate de asignaturas pendientes de la ciudad, que las administraciones no han sabido o no han podido liderar.

De alguna manera nos parece que para el primer templo jienense puede ser una garantía que la Universidad de Jaén se ponga a la cabeza de una reivindicación, si bien hemos dicho en más de una oportunidad que los logros hay que saber ganárselos, que no pueden ser gratuitos, y en concreto en el caso de Úbeda y Baeza no lo fueron, y esta es su gran fortaleza, de la que Jaén debería copiar, porque aquí el entusiasmo llega a veces pero suele ser efímero.

Aparte de inyectar optimismo en la ciudad, que ahora no la vemos entusiasmada en este sentido, es muy agradable que la Universidad se convierta en un buque insignia y haya sacado pecho en Tierra Adentro anunciando que es ya más que un proyecto su propuesta de impulsar la figura de Andrés de Vandelvira y del Renacimiento jienense, para contribuir a la declaración de la seo como Patrimonio Mundial.

Como se recordará, en el pasado mes de julio el rector de nuestra Universidad, Juan Gómez, y el alcalde, Javier Márquez, firmaron un convenio de cara a la realización del congreso internacional sobre el Renacimiento y la obra de Andrés de Vandelvira, que implica a la institución universitaria jienense en una cuestión relevante para la historia y el patrimonio jienense. El rector aprovechó la firma del convenio para anunciar la próxima creación de la Cátedra Andrés de Vandelvira, que servirá para “potenciar, relanzar y desarrollar nuevas iniciativas relacionadas con algo tan importante, que puede ser un elemento de referencia y de visibilidad para nuestra provincia”.

Y gracias a que se involucró en esta aventura al profesor Pedro Galera, catedrático de Historia del Arte de la UJA y a quien se encomendó la dirección, que es buen aval para poder asegurar la celebración del congreso, habida cuenta de que pensábamos que ya se había olvidado el clamor de Jaén con respecto a su Catedral, la prueba está en que casi nada, excepto la tímida iniciativa de este Congreso, se ha hecho tras el rechazo a la candidatura jienense por parte de la UNESCO.

 

Lo lógico sería que estuviera funcionando una comisión de trabajo de manera permanente, se hicieran propuestas, se llevara a efecto una continuada movilización de colectivos e ideas, todo lo que pudiera surgir con tal de seguir alimentando una ilusión, sobre todo porque muchos pensamos que hay razones de sobra para que el primer templo jienense sea Patrimonio de la Humanidad, y hay numerosos expertos, de gran categoría, como el propio profesor Galera, que confía en que estamos ante una “pieza espléndida”.

 

Cualquier comisario que venga a visitarnos, como en su día lo hizo el no muy bien recordado señor Pierre Coullaut, el evaluador de nuestro desengaño, tendrá que advertir la ilusión colectiva como absolutamente imprescindible para que se haga realidad el objetivo, aparte, claro está, de cuidar el entorno de una vez por todas, que por unas razones o por otras sigue siendo deplorable. Dicho de otro modo, esto hay que ganárselo, no es algo del todo gratuito. Pero en Jaén, al menos en este momento, porque antes sí lo hubo aunque a su estilo, forma y manera, lo que se dice clamor no existe, aquí se desvanecen los sueños con bastante facilidad, por tanto no vayamos en el futuro a pedir responsabilidades a los demás en lugar de analizar primero las nuestras propias.

 

En resumen, que lamento que estemos faltos de una infraestructura aunque sea mínima que esté soliviantando a la ciudadanía con iniciativas ilusionantes, con un programa de actividades, con artículos, con conferencias, con actividades populares, con la implicación de los colectivos más dinámicos de la ciudad, que los hay, en definitiva con el compromiso de no bajar la guardia ni un solo instante hasta que se pida por segunda vez el pronunciamiento de la UNESCO. Si no somos capaces de ilusionarnos colectivamente y perseguir este anhelo, lo mejor es que desistamos, porque de esta manera nunca lo conseguiremos. 

Y por último, claro está, felicitar a la Universidad de Jaén que, en ausencia de otros actores como Ayuntamiento, Junta, Administración central y colectivos culturales y sociales, etc., etc., se pone al frente y asume el liderazgo, lo cual creo que es una buena noticia porque no hay mejor manera de vencer la desidia que con la acción y el compromiso, con personas solventes que pueden colaborar en esta tarea y sacarnos a todos los demás las castañas del fuego.

 

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