Skip to main content

Hace unos meses nos sorprendía el principio de acuerdo entre la nueva Junta y el Ayuntamiento de Jaén para retomar la Ciudad de la Justicia, si es que llega a hacerse alguna vez, en el solar de Marroquíes Bajos. El gobierno andaluz había cambiado de signo político y también el Ayuntamiento de Jaén, lo digo para situarnos en el escenario. En su momento, después de una larguísima espera, se desestimó este lugar, y hubo también entre las partes afectadas acuerdo unánime. Desde entonces han estado entretenidos buscando solares alternativos, pero sin resultado satisfactorio, el caso es que de pronto, mientras sigue pasando el tiempo, parece que desaparecen milagrosamente las causas que obligaron a buscar otros emplazamientos para un proyecto que duerme el sueño de los justos.

Primero se pensó en la opción de integrar la Ciudad de la Justicia con los restos arqueológicos formando un conjunto, después se decidió mantener la singularidad de cada proyecto y mostrar en un parque arqueológico la riqueza que Jaén guarda en este lugar. De nuevo se vuelve a la fusión, se ignora si existen planes para actuar en Marroquíes, al que los políticos regionales y locales han condenado con su indiferencia, nadie sabe, porque no lo han dicho, si hay algún plan remoto para ocuparse de estas señas de identidad de Jaén, a lo mejor lo integran en la ITI, si es que finalmente llega. Lo que sí conviene es recordar de qué hablamos, porque por lo general los políticos tienen mala memoria, hablan mucho, se comproneten, pero en la mayoría de las ocasiones son meros brindis al sol. Esta ciudad puede ostentar a estas alturas el título de reina de las promesas incumplidas.

Han pasado tres años, que se dice pronto, ya que fue en los primeros días de marzo de 2017, cuando tuvo un espectacular eco en Jaén y entre los jienenses, los que viven aquí y los que se encuentran fuera, el documental de National Geographic que, buscando la Atlántida en el sur de España, se había topado con el yacimiento arqueológico de Marroquíes Bajos, que ha pasado a formar parte de la leyenda. No era la primera vez que al emblemático y abandonado lugar de Jaén, situado en pleno Bulevar, los investigadores lo han situado en el contexto de las realidades históricas más diversas, bien es cierto que han pasado miles de años y es imposible ubicar con certeza el origen del poblado que tenemos en casa y casi ni nos enteramos hasta que el documental producido por James Cameron nos lo sirve en bandeja y se relaciona con la isla mítica mencionada y descrita en los diálogos Timeo y Critias, del filósofo griego Platón. Vamos, anteayer.

Aparte del subidón, y de vernos envueltos en esta sugerente travesía, lo bueno de esto es que cuando los medios de comunicación de masas se ocupan de hechos sobresalientes de Jaén nos ponemos alerta y ocurren esos ataques de impulso, que son buenos porque ayudan a percatarnos de nuestra realidad, a veces tan escondida y tan incomprendida. Algunos investigadores locales, de nuestra propia Universidad y de fuera de ella, llevan años desgañitándose sobre la antigüedad de la ciudad en la que vivimos. Y hay personas a título individual que llevan años protagonizando una cruzada en favor del patrimonio, con especial referencia a este lugar al que ahora nos referimos. Nadie se había dado por aludido, ni el Ayuntamiento, ni la Junta, ni el sursum corda, pero casi todos quisieron aprovechar la oportunidad o mejor el oportunismo para subirse al carro de la actualidad, con la Atlántida de fondo, otro sueño para alimentar en este Jaén que pudo ser, porque lo tuvo casi todo, y que no es, porque los jienenses hemos perdido las oportunidades que la historia nos ha regalado. Esta es una de ellas, pero no creo que haya que recordar unas cuantas más.

Ya dijimos en su día que no viene mal un poco de promoción sobre los orígenes de nuestro Jaén para situarla en el mapa y que nos sintamos orgullosos de viejas glorias. Pero acto seguido, cuando abramos los ojos, debemos caer en la cuenta del maltrato que se le ha dado a esta ciudad. Ahí, en pleno Bulevar, tenemos restos de la Edad del Cobre, que son un referente fiable de nuestros orígenes, de hecho se le ha considerado el mayor yacimiento prehistórico de toda España, que si estuviera cuidado y visitable, sería una enorme atracción desde el punto de vista científico, histórico y por supuesto turístico. Ahí está el solar, totalmente abandonado, que representa por cierto una clamorosa deuda a Jaén de la Junta de Andalucía que prometió hace más de veinte años ¡¡¡veinte años!!! en el lugar un parque arqueológico para recuperar en lo posible y visualizar su enorme importancia. Se centraron únicamente en el Museo Íbero, que, con ser muy importante, cuando tenga su exposición permanente, tras el engaño en el que caímos todos los jienenses, incluso involucraron al propio Rey Felipe, representa solo una parte de la riqueza arqueológica que atesora una población a la que se le ha negado su valor. Es fácil imaginar este patrimonio en alguna otra capital andaluza, pongamos Sevilla por ejemplo.

Esto sin contar con que la actual Marroquíes Bajos es posiblemente la punta del iceberg de unos asentamientos de mayor envergadura, algo que por ahora nunca sabremos, porque el crecimiento urbanístico por la zona de Expansión Norte, la especulación desmedida de los mejores años de la burbuja inmobiliaria, dejaron bajo tierra para los restos un legado de valor incalculable con la complicidad de todo Jaén, insensible como su clase dirigente, y por supuesto entono el mea culpa en lo que me corresponde, porque los medios de comunicación debimos actuar como perro de presa ante ciertos desmanes.

Creo que en este momento de mayor implicación social, y aprovechando la feliz coyuntura de un reportaje televisivo que por lo menos nos hizo pensar, aunque ya hemos dejado pasar demasiado tiempo sin reaccionar, hay que hacer dos cosas: primero, alimentar, porque es un buen aliado para el turismo, esa faceta de Jaén como “la más misteriosa de las Andalucías”, y segundo, cuidar lo que nos queda, este yacimiento de Marroquíes Bajos que hoy representa la apatía de unos dirigentes políticos y de una ciudad adormecida, y que debería ser ya, hace tiempo, un parque arqueológico que nos recuerde a nosotros que estamos aquí, y a los que vienen de fuera, que esta no es una ciudad cualquiera, que esto es Jaén y que con la Atlántida o sin ella, nuestra voluntad es recuperar el tiempo perdido y abrazarnos a una antigüedad que nos legitima.

 

Dejar un comentario