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Por ANTONIO GARRIDO RUIZ / 349 días han pasado desde que Rafa Nadal no pisaba una pista abarrotada de gente para hacer lo que más le gusta, jugar al tenis. Fue el 18 de enero de 2023, en la segunda ronda del Abierto de Australia, cuando el balear cayó derrotado ante el norteamericano Mackenzie McDonald con síntomas inequívocos de molestias físicas. Unas molestias que desencadenaron en un problema en el psoas ilíaco, la última de su larga lista de pesadillas físicas.

Prácticamente un año después, Nadal volvió a la palestra como si nunca se hubiera ido. Sin la movilidad de antaño (fruto de estar casi un año sin competir), pero con la variedad y potencia de golpes de siempre, superó en primera ronda del ATP 250 de Brisbane al austríaco Dominic Thiem (7-5 y 6-1). Cierto es que Thiem tampoco es el que era antes de la lesión en la muñeca, pero el austriaco viene de competir todo el año 2023 con continuidad y ha sido una buena piedra de toque para el balear.

La igualdad fue la nota dominante del primer set, en el que ninguno de los dos tenistas cedió ninguna bola de rotura hasta el 6-5, cuando Nadal, después de desaprovechar varias ventajas, cerraba la primera manga por 7-5. El segundo set fue prácticamente testimonial. Thiem cometió un sinfín de errores no forzados y Nadal no dudó en machacar al austríaco para cerrar su primer partido en casi un año en dos sets. Si la movilidad fue la nota negativa del regreso de Nadal, el servicio fue una de las muchas positivas. No cedió ninguna bola de rotura y se mostró certero con el saque. Eso sumado a la descomunal derecha que mantiene desde sus inicios en el circuito, hicieron que Thiem se topara con una montaña muy difícil de escalar.

Nadal acabó el encuentro visiblemente emocionado, seguramente porque hace unos meses no se imaginaba estar en estas condiciones para competir en la élite del tenis a sus 37 años y con la larga lista de lesiones que le han estado castigando durante su larga y brillante carrera. “Es un día muy emocionante para mí. De los más importantes de mi carrera”, decía el balear tras el partido. “Echaba de menos ser competitivo. Después de tanto tiempo fuera no sabes cómo va a ir. Pero ha salido bien”, confesaba.

Un debut que invita a soñar en un 2024 ilusionante. No sabemos si será su último año. Seguramente él tampoco sepa la respuesta. Pero si su cuerpo le respeta, tiene pinta de que nos vamos a divertir este año con la vuelta de Rafa, que tendrá entre ceja y ceja su ya histórica cita con Roland Garros y con los Juegos Olímpicos de París. Porque a ilusión, a Nadal, nadie le va a ganar este año.

Foto: Rafa Nadal celebrando la victoria. (EFE).

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