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Antonio Garrido

Me agrada, y mucho, que haya asociaciones vecinales en la ciudad que tengan claro su camino. No crean que es fácil. Tengo mucho respeto por todo el movimiento vecinal, por lo grande y lo pequeño que se hace, en una labor que normalmente no está ni pagada ni reconocida, porque en general se trata de un voluntariado inconformista, exigente y comprometido con los barrios y con la ciudad.

Viene esto a cuento de la felicitación que quiero dedicar a la asociación de vecinos Loma del Royo, que se dispone a celebrar una efeméride importante para los vecinos, porque tiene que ver con la historia de la barriada y sus señas de identidad. Setenta años de vida de una comunidad en crecimiento, con sus logros y sus asignaturas pendientes, en general un barrio agradable, dinámico, en el que sin duda de ninguna clase lo más importante siempre ha sido su gente, la que fue y la que es, alrededor de 3.500 vecinos que son el gran capital de este privilegiado perímetro de la capital común.

Este año, a consecuencia de haber pronunciado el pregón de la verbena de primavera, me empapé más si cabe sobre la existencia original de Loma del Royo, porque entendía que para conocer el barrio que hoy bulle trabajador y alegre, y es una estupenda expresión local donde convive lo antiguo y lo nuevo, era obligado asomarme a su pasado, precisamente a setenta años atrás, en la nostalgia del viejo Jaén, que quería empinar el camino hacia el progreso, sin prisa pero sin pausa, creando las que fueron llamadas casas ultrabaratas, germen del barrio espléndido que hoy es.

Enhorabuena a la asociación de vecinos Loma del Royo, a la que siempre pongo de referente de una actuación sobria y eficaz, porque ayuda a hacer ciudad desde el trabajo y asumiendo responsabilidades, con su presidente Francisco Céspedes a la cabeza, con un claro sentido de la independencia, poniéndose del lado de todos los vecinos a los que representa con dignidad, llamando a todas las puertas en nombre de ellos, cierto es que unas se abren y otras no, y esa es su labor, no desfallecer hasta culminar todos los proyectos y las iniciativas en las que están embarcados.

Hace muy bien Loma del Royo en detenerse y celebrar el setenta aniversario de lo que quiso ser un proyecto de barrio que hoy es una gozosa realidad. La asociación vecinal sigue escribiendo la historia de este hermoso lugar y suma un nuevo logro a la que está siendo una trayectoria en la que se ha ganado la consideración y el respeto por contribuir a la conservación del acervo cultural de la ciudad, por sumar y no dividir, en definitiva por hacer su papel, hacerlo bien y ser un claro referente de jaenerismo. Setenta espléndidos años. Y a seguir encarando el futuro con optimismo y con trabajo, que es con lo que se consiguen los resultados. Adelante!!!  

(Texto publicado en la revista aniversario)

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