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Por alguna razón que ahora mismo no recuerdo, aquel domingo bajé a desayunar al Gran Eje. Entré en una pequeña cafetería que suelo frecuentar y en su interior tan sólo había dos personas. Un hombre y una mujer.

El Real Jaén es un sentimiento. Es mucho más que un equipo de fútbol. Para mucha gente en esta ciudad, el Real Jaén es su vida. Lo es todo.

Aquel hombre, que estaba de espaldas a mí, conversaba con la señora en torno al equipo de fútbol. Me llamó la atención el énfasis con que lo hacía y el convencimiento en cada una de sus palabras. La voz me resultaba conocida, pero estando de espaldas a mí, no lo identificaba. Una vez se despidió de nosotros, reconocí que aquel señor era Tomás Membrado.

Por aquellos días Membrado ya había dado el paso adelante y se había materializado su toma de posesión al frente del equipo de fútbol de nuestra ciudad. Una decisión, un acto, que cogió por sorpresa a muchos jiennenses. Y con él, el punto a final a la incertidumbre que había reinado sobre el club durante casi toda la temporada pasada.

Desde que tengo memoria recuerdo al Real Jaén ya no luchando por sobrevivir, sino más bien al borde de la desaparición. A veces más muerto que vivo. Una de ellas, en estos últimos años, con una bronca de lamentables dimensiones en el salón de plenos del Ayuntamiento de Jaén que por bochornosa prefiero no recordarla.

Hace ahora un año veíamos de nuevo los jiennenses cómo el equipo de la ciudad volvía a lanzar su enésimo SOS. La debacle institucional y deportiva vivida a mitad de temporada hacía presagiar que de nuevo al Real Jaén se le iba la vida. Sonaron nombres, llegaron hombres, se lanzaron órdagos, el equipo deportivamente se desinflaba y la afición, la sufrida afición blanca, pagaba las consecuencias de los muchos vaivenes que han arreado al Real Jaén en todos estos últimos años.

Al final llegó Membrado y con él gente de aquí. Se consumó el descenso y el equipo de nuestra ciudad se cayó al pozo de la tercera división, distanciándonos más todavía del resto de capitales andaluzas: somos la única provincia de Andalucía que en los últimos años no ha tenido representación en la élite del fútbol español.

Ha pasado un año y el Real Jaén sigue vivo. En tercera división, sí, pero sigue existiendo. Lo deportivo sólo depende realmente de los puntos que se suman cuando el balón entra en portería. Lo importante es normalizar y reordenar la situación en lo institucional y en lo estructural, y que esta travesía en tercera sirva para oxigenar al Real Jaén en todos los niveles.

Cercano a cumplir cien años de vida, el equipo, los aficionados y la ciudad bien merecen una alegría mayúscula después de todo lo vivido, padecido y sufrido dentro y fuera del terreno de juego.

Foto: Tomás Membrado, presidente del Real Jaén.

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