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De nuevo sobre la mesa de los políticos, la exigencia ciudadana de que Los Cañones deben
restaurarse para que vuelvan a ser lo que eran: uno de los lugares emblemáticos de Jaén,
depositarios de la identidad del pueblo (porque la identidad de una población no sólo está
ligada a las tradiciones más señeras, sino también al ocio, ¿y quién no acudió alguna vez a
estos parajes a pasar el domingo, cuando los que peinamos canas éramos jóvenes?).

Desde GEA se ha apoyado esta petición desde el principio, cuando otras Plataformas y colectivos ya reclamaban esta restauración. Pero siempre desde el respeto y la protección de este singular patrimonio ecológico. Cuando Los Cañones estuvieron a punto de desaparecer para siempre bajo la proyectada presa de laminación (que exigían muchos de los que hoy piden un plan para Los Cañones), GEA junto con otros colectivos lograron evitar este desastre recurriendo a los valores de este paraje y a las leyes europeas, españolas y andaluzas que los amparan.

Y estos valores siguen existiendo, afortunadamente, e impiden que se realice una
intervención como la que se pide desde algunos colectivos y parte de la ciudadanía. No se
puede actuar desde más allá de las estructuras tradicionales que había en el paraje, porque
sería poner en peligro parte del patrimonio ecológico de Los Cañones.

Cuando se disfruta de un monumento como la Catedral o de una obra de arte como el
Mosaico de los Amores de Cástulo, se ve lógico que el espectador no deambule por algunos
lugares más frágiles del monumento, o no pise directamente las teselas del mosaico. Pues
otro tanto ocurre con Los Cañones, puesto que podrían dejar de estar especies protegidas
que se verían perturbadas por el continuo trasiego de personas. Y lo mismo que se recurre a
profesionales en el caso de la delimitación de lo accesible al público del patrimonio artístico,
¿por qué no se ha consultado con especialistas antes de llevar a cabo las exigencias en torno
a Los Cañones?

Hay que intervenir en Los Cañones, pero limitándose al plan aprobado en 2014, con las
mejoras propuestas en 2015, y centrado en la recuperación de lo que había antes, sin ir más
allá, por la existencia de un patrimonio amparado por numerosas leyes.

Pero el de Los Cañones no es el único caso: en el término de Jaén existen otros muchos
parajes naturales, con un gran valor ecológico, paisajístico e histórico, que requieren de la
atención de las Administraciones competentes, para su protección y disfrute de todos: la
zona de Otiñar o los parques periurbanos del cerro de Santa Catalina y Cañada de la
Hazadilla son los ejemplos más importantes.

Y puesto que uno de los argumentos en la exigencia de intervención en Los Cañones, es
promover el turismo, que puede hacerse extensivo a otros parajes naturales, lo suyo sería
proceder como en el caso del patrimonio cultural y artístico, o sea, recurrir a profesionales
que digan qué puede visitarse y en qué condiciones, y qué no puede visitarse por riesgo de
pérdida del patrimonio, y siempre por supuesto, siguiendo la estricta y numerosa legislación que hay al respecto.

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