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En los últimos meses ha vuelto a aparecer, como suele suceder en Jaén con cualquier iniciativa, un debate que parecía dormido: la Estación Intermodal. Esto viene a demostrar que se trata de un asunto sobre el que hay posicionamientos diferentes y es obligación de todos asegurarnos de que no se cierra en falso, de que no ocurre como con otros debates y otras actuaciones en esta ciudad: falta de consenso, de participación y de información que llevan a decisiones controvertidas y a una parálisis de la ciudad. Nadie quiere que se repita la situación del tranvía, ¿verdad? Por tanto, es necesario que se produzca un tiempo de reflexión colectiva que sea de utilidad a la ciudad y para ello hay que empezar a centrar el debate en lo fundamental.

Este debate sobre la Estación Intermodal de Vaciacostales guarda más relación con el modelo de ciudad, con cómo se diseña el Jaén futuro y con quiénes van a salir favorecidos o perjudicados de esta decisión, que con la imperiosa necesidad de mejorar la situación del ferrocarril en la ciudad, algo que nadie cuestiona.

¿Requiere Jaén inversiones en el ferrocarril? Sin duda. Es vital para nuestro desarrollo en todos los sentidos conectarnos por fin y de forma decente con Granada, Málaga y Almería, además de con los pueblos del área metropolitana. Es necesario también solucionar el problema de la integración del ferrocarril en el acceso a Jaén, ya que el actual dificulta la comunicación, aumenta los tiempos de trayecto y separa a distintas zonas de la ciudad. Pero si hay algo imprescindible es que nos devuelvan los trenes que nos quitaron. Las distintas administraciones, aunque particularmente el Estado, nos deben no sólo el presupuesto prometido y que no ha llegado sino la compensación por aislar Jaén y dejarnos en una situación vergonzosa. Es absurdo plantearse ninguna modificación de la estación si no hay prevista una mejora en la comunicación de la ciudad.

Se podría también hablar de la llegada o no de la Alta Velocidad, de una mejora del transporte de mercancías, etc. Nadie negará que a Jaén se le deben todas estas cuestiones. Otra cuestión es el habitual enfrentamiento entre Administraciones y partidos a cuenta de la responsabilidad de unos y otros. Pero, hasta aquí, todos de acuerdo.

Y entonces, en el tema concreto de la estación, ¿dónde está el debate? Pues en algo que no siempre se pone encima de la mesa y que no tiene una relación causa-efecto con todo lo anterior: la ubicación. Es decir, la pregunta es: ¿para conseguir esas mejoras es necesario llevarse nuestras dos estaciones, la de ferrocarril y la de autobuses, a 4 kilómetros de la ciudad? La respuesta es no; rotundamente no, y eso es algo que sabemos todos, independientemente del posicionamiento que se tenga.

Dejar el casco urbano de Jaén sin estaciones y llevarlas a las afueras es una decisión que no tiene que ver con mejorar el tren, ni siquiera el autobús, sino que tiene que ver con el tipo de ciudad que se quiere construir. Y, desde este punto de vista, puede ser la decisión más perjudicial para Jaén que se vaya a tomar en muchos años. Las consecuencias son innumerables y pueden ser irreversibles:

–Llevarse las estaciones de la ciudad supondría un grave perjuicio a la economía local, especialmente al pequeño comercio.  Miles de personas dejarían de llegar cada día al centro de Jaén con lo que eso supondría para tiendas, cafeterías, etc.

–El traslado de las estaciones es un disparate desde el punto de vista de la movilidad sostenible. Obligará a las personas usuarias de los transportes públicos al abono de un doble billete: el necesario para llegar a la estación y otro para ir de la estación a Jaén. Esto tendrá especial incidencia para las personas que procedan de los pueblos del área metropolitana de Jaén, que se verán disuadidas de venir en transporte público por el incremento en el tiempo y en el coste de desplazamiento.

–Se debe cuestionar la mejora medioambiental que supone quitar la Estación de Autobuses de su actual ubicación, porque según los datos del diagnóstico elaborado por el Ayuntamiento para optar a los fondos DUSI, el 90% de las emisiones contaminantes de la ciudad se deben a los desplazamientos en vehículo privado, no a los autobuses. Desplazamientos en vehículo privado que lógicamente se verán incrementados con el traslado a Vaciacostales, al vernos obligados a recorrer cuatro kilómetros para coger un autobús o un tren.

De todos estos elementos destaca por encima de todos la dificultad en el acceso, por mucho que se considere el posible uso del tranvía. Una estación de tren tiene la gran ventaja, a diferencia de los aeropuertos, de poder tener un fácil acceso a pie, que sigue siendo el método de desplazamiento más utilizado y más recomendable. Y quien más clara tiene esta cuestión es el propio Ministerio de Fomento y sus expertos. Solo hay que leer cualquiera de los documentos del Ministerio o estudiar las inversiones de Adif por toda la geografía para darse cuenta de ello.

Veamos las conclusiones del Informe elaborado por la Comisión técnico-científica para el Estudio de Mejoras en el Sector Ferroviario, creada por Orden Ministerial y compuesta según el Ministerio por personas de reconocido prestigio profesional en el sector ferroviario, y que fue presentado en 2014 al Ministerio de Fomento. Actualmente, este documento es la guía del Ministerio y Adif para el desarrollo de la estrategia del ferrocarril en España en los próximos años.

En el apartado sobre la accesibilidad territorial, destaca un capítulo con un título bastante significativo: «Las estaciones, el elemento que confiere accesibilidad, es recomendable que tengan una ubicación céntrica en las ciudades».

Los expertos del Ministerio hacen la siguiente reflexión al respecto, que bien podría estar escrita para Jaén: «La localización de la estación o estaciones ferroviarias es especialmente importante en las ciudades. Cuando se afirma que hay que aumentar la accesibilidad y, al mismo tiempo, se propone sacar las estaciones de las zonas urbanas para instalarlas en la periferia, estamos asistiendo a una paradoja, ya que lo que se está consiguiendo es disminuir la accesibilidad. El elevado número de estaciones ferroviarias que en España están localizadas en zonas céntricas de las ciudades son una oportunidad excepcional que hay que aprovechar para potenciar el uso del ferrocarril. Su situación actual es consecuencia bien de un diseño inicial que las previó así o bien, en la mayoría de las ocasiones, de una ubicación en el siglo XIX e inicios del XX en zonas menos céntricas pero integradas con el crecer de las ciudades. En un caso u otro es algo a aprovechar».

Posteriormente, se da cuenta de cómo este debate ya tuvo lugar en Francia en los años 90, «entre estaciones «remolacha» y «futuristas», perdidas en plena campiña en medio de ninguna parte, o estaciones de tipo clásico en medio urbano» y de cómo se resolvió: «Los promotores de la idea de sacar las estaciones del centro de las ciudades parecen olvidar que el principal interés es servir a los centros urbanos. ¿Por qué intentar asemejarse al avión en lo que es su principal punto débil: el acceso y la conexión con el centro de la ciudad?», concluye. Para terminar, los técnicos de Fomento aseveran que «La posible complementariedad entre los modos de transporte no justifica una mala ubicación de la estación y la pérdida de accesibilidad que esto conlleva, ya que incrementa los costes de desplazamiento y obliga a un transbordo entre modos de transporte, cuyos horarios no siempre están sincronizados, ni tienen el camino más directo al centro urbano«.

Es más que evidente cuál sería el principal problema de llevarse la estación a Vaciacostales, según los especialistas del Ministerio de Fomento. En el documento se analiza técnicamente el fracaso que han supuesto las estaciones construidas fuera de las ciudades, en sus periferias. Se puede entender que nadie en el Ayuntamiento de Jaén haya consultado este documento, u otros similares, ni se haya asesorado por especialistas, pero surge la duda de cómo es posible que el Ministerio de Fomento ignore su propia política.

Sin embargo, viendo la política de inversiones de Adif por toda España, se comprueba que en otras ciudades, al contrario que en Jaén, estas recomendaciones se siguen al pie de la letra. Actualmente, el Ministerio trabaja en la construcción de varias estaciones intermodales por todo el país, con distintos presupuestos, como Vigo (11M€), Coruña (20M€), Bilbao (22M€), Murcia (30M€) y Santiago (50M€). Todas ellas están ubicadas dentro de los cascos urbanos, en zonas que facilitan una buena conexión de entrada y salida, e incluyen propuestas de soterramiento de las vías para no afectar a la población ni a las comunicaciones. Y esto se debe a que no hay ningún ejemplo exitoso reciente de estaciones ferroviarias que hayan sido sacadas de la ciudad, y de hecho en los casos que se ha hecho, generalmente asociados al AVE, ha resultado un rotundo fracaso.

Es llamativo el caso de Murcia, donde además de la promesa de una nueva estación intermodal en la misma ubicación céntrica de la antigua, para la llegada del AVE, el Ministerio de Fomento se ha comprometido a una inversión de 115 millones de euros para realizar un soterramiento de las vías de 8 kilómetros, tras la presión que ha supuesto una gran movilización vecinal que ha puesto en un brete a un gobierno local y regional del PP, obligado finalmente a reclamar a Madrid más dinero para su ciudad. ¿Por qué no es viable el soterramiento para Jaén y sí para Murcia y para el resto?

Está claro que el Ministerio, siendo consciente de cuál es la mejor opción técnicamente, al final toma decisiones por motivos presupuestarios y, en el caso de Jaén, lo está teniendo fácil ante la propuesta del Alcalde de una estación en Vaciacostales. El Ministerio es capaz de ignorar su propias recomendaciones y líneas estratégicas si lo único que se le solicita para Jaén es una inversión de 7 millones de euros, la opción más barata, lo que le permite destinar dinero a otras ciudades, como las anteriores, donde se le presiona más. Desde el Ayuntamiento no se le piden más líneas de tren sino solamente una estación barata y que seguirá siendo una estación terminal, al igual que la actual (en la recreación virtual que aparece en el PGOU puede apreciarse claramente; en ningún caso, tendremos una estación de paso que pueda aumentar las conexiones ferroviarias).

Recuerdo, ya que lo viví en primera persona, el gran debate que se produjo en Málaga cuando hubo que conseguir que el Ministerio de Fomento invirtiera para renovar la antigua estación de ferrocarril. Sin embargo, el debate no estaba en el Ayuntamiento ni entre partidos locales. El debate estaba entre un alcalde del PP, Francisco de la Torre, que se enfrentó a un ministro del PP, Álvarez Cascos, y a una consejera del PSOE, para evitar que se llevaran la estación del casco urbano. Un alcalde que consiguió ganar una estación para la ciudad, en lugar de permitir que se aprobaran los planes más baratos del ministro Álvarez Cascos, y que obligó al soterramiento del AVE, al igual que ahora está peleando por el soterramiento del tren que se dirige al Puerto de Málaga. Proyectos todos ellos que beneficiaban al conjunto de la ciudad, aunque fueran más costosos para otras Administraciones.

Y esta es la cuestión fundamental. Si quien tiene que defender los intereses de esta ciudad se dedica a realizar una propuesta que supone, una vez más (y ya van demasiadas), un agravio comparativo con Jaén, el Ministerio no va tener el más mínimo interés en hacer como en la mayoría de esas ciudades, donde ha construido o construirá estaciones intermodales dentro de sus cascos urbanos, invirtiendo para ello mucho más de los escasos 7 millones que le piden invertir en Jaén.

Cuando se dice que Jaén merece más, creo que nos referimos a que merece el mejor proyecto para la ciudad, para quienes vivimos en ella y quienes nos visitan. No nos merecemos el proyecto que menos le cueste al Ministerio, que es exactamente a lo que nos han acostumbrado. No podemos permitir que nos sigan tratando como a una ciudad de segunda, ni que después de dejarnos sin trenes, nos dejen también sin estaciones.

 

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