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Por MARTÍN LORENZO PAREDES APARICIO /

(Intervención del autor con motivo de la presentación del poemario ‘K Herida Madre Tierra’, del poeta Miguel Ángel Cañada Castellano)

A un lado un árbol,
por debajo
una raíz
que quiebra el mundo,
y yo soy tierra quebrada
bajo un sol enmudecido

Este poema corto, que es el inicio del poemario que a todos nos reúne aquí, es un claro alegato de la subordinación del poeta a la Naturaleza, de saber el lugar que él ocupa en torno a la misma. Lugar que, tristemente, no está siendo ni cuidado ni respetado por la especie humana. El hombre se considera un ente superior, y está acabando con la armonía que el planeta Tierra nos otorga.

Buenas tardes a todas y todos, gracias querido Miguel Ángel por elegirme para estar esta tarde aquí contigo. Y, cómo no, a la sala Galería sin Nombre y a la Promotora cultural Ácrata por su apuesta continua y constante por la cultura en esta ciudad.

Sin embargo, no estemos tristes. La propia vida elige sus mecanismos de defensa. Y, ciertamente, no hay mejor anclaje para frenar todas las injusticias que la palabra. En este caso, nos referimos a la palabra escrita que alcanza la categoría de poesía. Pues, aunque todos, por qué no, somos seres con inquietudes, con una sensibilidad que manifestamos en nuestro quehacer diario, con nuestros sentimientos y emociones, la condición de poeta es un don que otorga una energía superior.

Y Miguel Ángel Cañada Castellano alcanza esta condición de forma superlativa. Su don recibido por esa Naturaleza a la que adora, respeta y cuida le fue otorgado desde siempre.

Acompañándolo y reforzándolo con un continuo estudio y aprendizaje, hasta convertirse en el poeta que actualmente es. Referente para muchos y, especialmente, para el que les está hablando.

Imagen: Portada del libro de Miguel Ángel Cañada.

De modo que el poeta nos trae, a través de sus poemas, magníficos atardeceres con sus ocasos de naranjas, altas cimas desde las que el águila elige respetuosamente a sus presas, la voz de los saltos de agua con sus imponentes cascadas. En definitiva, nos hace viajar por todas las bondades que nos regala La Madre Tierra.

Pero el poeta, también, sufre, nos avisa, nos alerta de la degradación, del continuo bombardeo económico e industrial que estamos causando a los campos. De la transformación de un paisaje, que nadie mejor que él ve. Y esta pena se queda impresa en la belleza de su poesía. El trovador, a veces, sufre cuando sale los fines de semana al campo a buscar su redención con la naturaleza maltratada por sus hermanos.

Definir a nuestro autor dentro de alguna corriente literaria sería una cuestión altamente difícil. Esta labor le corresponde a la crítica. Yo, desde mi humildad, quiero señalar que Miguel Ángel Cañada Castellano es el creador de la Poesía Social de la Naturaleza. A través de sus composiciones líricas nos invita a asistir a ese hermoso espectáculo que es la vida. Como también hicieron naturalistas de reconocido prestigio, como Félix Rodríguez de la Fuente, nos apremia a su cuidado y respeto.
¿Acaso no hay algo más social que ayudar al individuo a ser mejor persona, a salir del agujero en el que se encuentre, a través del conocimiento de las bondades que da la Naturaleza?
A mí, sus versos me curaron del profundo abismo de la depresión. Su frescura, su maestría cargada de imágenes te permiten viajar al lugar que describe el poema. Y, créanme, esto solo lo da el don y el trabajo, como he dicho anteriormente.

El oficio literario y poético de nuestro autor está fuera de toda duda. En este nuevo libro abunda el verso libre. Pero tal dato no supone el desconocimiento de las formas tradicionales. El poeta maneja entre otras formas, con gran naturalidad, el soneto y el romance. Son muy conocidas sus letras flamencas interpretadas por la gran Carmen Gersol.
Antes he hablado del verso libre, Miguel Ángel lo borda, teniendo siempre en cuenta el manejo del ritmo interno, y la alternancia de versos de arte mayor y menor.

El tono de nuestro autor nos indica la importancia de su poesía. Lo que nos cuenta, además de estar impregnado de un gran lirismo, es motivo de reflexión y aplicación para mejorar nuestras actitudes y comportamientos respecto al medio ambiente.

Este poemario supone la culminación de la cima poética de Miguel Ángel. Pero su poesía no se va a quedar en las montañas. Desde estas seguirá volando a ese cielo azul que tanto mira, hasta llegar al corazón de todos los que amamos la poesía. Pues un buen poeta es aquel que nos emociona.
La poesía de Cañada Castellano siempre estará en continuo crecimiento. Síganla, pues sus palabras son historia viva de la poesía.

MPLA

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