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Lo que hace unos meses se percibía como una lejana posibilidad de si estábamos al borde de una nueva recesión, últimamente se está convirtiendo en una especulación cada vez más aceptada y argumentada en diversos ámbitos.

Efectivamente, los datos adelantados de las variables económicas fundamentales, están dando alas a esos temores que se expanden por las economías mundiales más destacadas y hacen presa fácil en los mercados financieros. No hay mejor abono para la caída de las bolsas que sembrar incertidumbre en el panorama económico, para empujar a los inversores a deshacer posiciones y salir en busca de refugios menos convulsos.

Los últimos datos relativos a la evolución del PIB en los principales países de la eurozona, alertan de que el ciclo puede estar “tocado” aunque todavía deba despejarse la posibilidad de que si también empiece a “hundirse”.  Alemania, Francia, Italia, están ya constatando una disminución de la pujanza comprobando cómo la actividad económica se ralentiza claramente, mientras que el consumo y la inversión privada pierden la fuerza necesaria para remediarlo. Igualmente las previsiones en EEUU viran a la baja y expertos y economistas abundan en sus pronósticos confirmando un enfriamiento del ritmo de la expansión económica. Mientras, en España, si bien se mantiene, por el momento, cierta inercia fruto de la fortaleza de los dos años anteriores, ahora las previsiones futuras descuentan una reducción del crecimiento incluso para el presente ejercicio.

Por otra parte, el BCE, en su última reunión, ha proyectado unas señales claras que avalan los temores recesivos al aplazar nuevamente la fecha de inicio de la esperada y ansiada por las entidades financieras subida de los tipos de interés, que ahora fija para 2020, retomando, además, una nueva etapa de subastas de liquidez para las entidades europeas a fin de propiciar el crédito privado. A esta estrategia más propia de tiempos claramente recesivos, debemos añadir el tremendo viraje que la Reserva Federal de EE UU ha anunciado en su última reunión, informando que aplaza las subidas de tipos de interés previstas para el presente ejercicio hasta el próximo año, medida que podría extender, según la evolución de su actividad económica, a un plazo más dilatado.

A todo esto en las bolsas, centro neurálgico de la sensibilidad de la evolución económica global, los inversores se han apresurado, como hemos señalado anteriormente, a deshacer posiciones y ponerse a buen recaudo esperando tiempos mejores porque a esa amenaza recesiva se unen otros ingredientes que agravan más la incertidumbre que sobrevuela los mercados financieros. Aspectos como el desenlace final del Brexit, la confrontación comercial de EE UU con China y la ralentización de las economías emergentes atizan más la hoguera de una nueva etapa de incertidumbres económicas. Lo peor para nuestra provincia es que la mejoría de nuestra posición económica que debió producirse al mismo compás de otras provincias, no sólo quedará abortada sino que de confirmarse estos negativos indicios, deberemos cavar de suelo para abajo.

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