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Por IGNACIO VILLAR MOLINA / Durante las últimas semanas se están acentuando las previsiones sobre la adversa evolución de la situación económica global como consecuencia de la persistencia de la alta inflación y del conflicto bélico en Ucrania. Los datos y signos registrados hasta ahora proyectan un deterioro acusado de la actividad económica que, según estos vaticinios, cobrarán especial virulencia a partir del próximo otoño. Su gravedad puede traducirse en un estancamiento temporal para los más moderados, o en una severa recesión para los más pesimistas.

No es ajeno nuestro país a este complicado escenario, ya que los efectos de esta crisis han tenido ya un especial reflejo en la progresiva erosión del poder adquisitivo de los salarios, debilitados por los altos niveles de inflación, la persistencia de los desbocados precios de la energía, la subida de los tipos de interés y la vulnerabilidad de la economía española debido a la debilidad de su tejido industrial y su baja productividad. Y, por otro lado, sigue latente y creciendo la inquietud por las consecuencias que pueden derivarse por la amenaza de que Rusia, finalmente, decida cortar el suministro de gas a Europa en el próximo otoño.

Este contexto genera diferentes consecuencias negativas para los diferentes agentes de la economía. Así por lo que respecta a los hogares, conviene analizar cómo enfrentan esta situación y cómo les afecta en sus planteamientos económicos y financieros. Según una encuesta, realizada por el Banco Mundial a través de Global Findex (2021), un 23% de la población española mayor de 15 años manifiesta que una de sus principales preocupaciones financieras es llegar a fin de mes, porcentaje que se sitúa en cabeza del grupo de países desarrollados. Por otra parte también incluye que un 13% de los que utilizan la tarjeta de crédito no pagan puntualmente sus recibos. Estos datos justifican que en los últimos meses se haya incrementado claramente el porcentaje de personas que solicitan un préstamo para atender a gastos corrientes, pasando del 16.7% al 27% interanual, aunque hay que tener en cuenta que en estos datos pueden incluirse la mayor apelación al crédito para fines vacacionales.

De otra parte. las apuestas de analistas y servicios de estudios están a favor de que la próxima subida de los tipos de interés puede acumular 75 puntos básicos a los 50 ya establecidos el 21 de Julio, lo que redundaría en la progresiva escalada del Euribor a 12 meses, que en los últimos días ha llegado a alcanzar el 1,483, y provocaría nuevos incrementos en las cuotas mensuales de los préstamos hipotecarios en la próximas revisiones. Si bien el contraste corre de la cuenta de la cifra de morosidad bancaria conocida recientemente, que al reducirse hasta el 3.88%, un 0.30% inferior al registrado en el mes anterior, supone un respiro añadido para las entidades financieras.

Por otro lado los datos relativos al ahorro de los hogares e instituciones sin ánimo de lucro ha menguado en el primer trimestre del año en 1.427 millones de euros, una reducción que puede confirmar la necesaria apelación que las familias se han visto obligadas a hacer de sus reservas para poder atender sus gastos corrientes y a las obligaciones de pago contraídas.

Por lo que respecta al sector industrial, se ve perjudicado especialmente por el aumento de costes de la energía, lo que además de generar una merma de la producción por la imposibilidad de repercutirlos en el precio de venta, ya que tendría un efecto negativo en sus ventas ya mermadas por la menor capacidad de compra que exhiben las familias.

No son mejores las estimaciones del sector referentes a la eurozona que, incluso, contienen serias estimaciones negativas como confirma el índice de gestores de compra (PMI), un indicador económico que incluye informes y encuestas mensuales de empresas manufactureras del sector privado europeo, que en el mes de Agosto se situaba en el 49.2 (más de 50 puntos se entiende como expansión y menos de 50 contracción), señalando un enfriamiento futuro de la actividad económica, especialmente, de forma más directa en Alemania, la locomotora del grupo, ya que todos los indicios anticipan un futuro sombrío que corre el riesgo de desembocar en una recesión inmediata en base a su mayor dependencia de la decisión de Rusia de cortar el suministro del gas. En cualquier caso, los últimos datos del grupo conocidos ya preludian un enfriamiento mayormente provocado por el frenazo alemán que en el segundo trimestre de este año sólo ha crecido un 0.1% respecto al trimestre anterior, cuando subió un 0.8%.

Esta serie de consecuencias negativas también se extienden al sector servicios (que tienen el mayor peso en el PIB) al contabilizar un estancamiento en su evolución por su directa dependencia del consumo de los hogares que, según los últimos datos sigue una evolución descendente.

La decidida apuesta de los bancos centrales por priorizar la desaceleración del rally inflacionista, incrementando los tipos de interés hasta donde sea necesario, proyectan nuevas subidas de 75 puntos básicos en Septiembre, lo que añade un grado más de inquietud por los efectos restrictivos que esta decisión puede tener sobre la evolución futura de la actividad económica y, especialmente si se culmina la amenaza rusa sobre el corte de suministro del gas. No obstante parece atisbarse cierta nota de esperanza si nos atenemos a las declaraciones del Comisario de Mercado Interior de la UE, Thierry Breton, que ha afirmado en los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, “que los planes para contar en Noviembre con una reserva mínima de gas en los 27 países de la UE del 80% de la capacidad de almacenamiento de cada estado para garantizar la seguridad energética del bloque, a pesar de la tensión de Rusia, van por buen camino al haberse alcanzado un nivel del 76.92%, mientras que España tendría ya un 82%”.

Aunque el escenario sigue cargado de inquietantes incertidumbres, estas moderadoras manifestaciones alientan una positiva perspectiva de disminuir las pesimistas previsiones actuales y así lo reconoce también José R. Iturriaga en ABC, “el último dato de inflación y los indicadores anticipados sobre la evolución de los precios apuntan ya en la dirección correcta, no olvidemos que la inflación mide la diferencia de la evolución de los precios. Los tipos seguirán al alza, la economía crecerá menos por las repercusiones de las políticas monetarias implementadas por los bancos centrales, crecer una temporada por debajo del crecimiento potencial deseado no es una recesión. Pero de ahí a que vayamos a caer en un pozo sin fondo como se nos está diciendo, hay mucho trecho”.

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