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Acaba de finalizar la edición 2016 de la Feria de San Lucas y es hora de valorar lo que han sido estos días en los que los jienenses y cientos de visitantes han sido los protagonistas de unas fiestas en general tranquilas, en paz y sin grandes incidencias destacables, que en términos generales ha cumplido con su cometido; y a pesar de los coletazos de la crisis, porque hay personas y familias enteras que no lo tienen fácil, los jienenses han intentado que se notara lo menos posible, aunque hay ciertamente situaciones que no se pueden esconder.

 

Por lo demás los once días, que es lo que en realidad han sumado las fiestas, nos siguen pareciendo excesivos, por lo cual se han notado altibajos, cosa normal porque no siempre los horarios y los trabajos permiten vivir la feria a tope, y no digamos la economía, a lo que hay que añadir el caso verdaderamente inédito de que no haya ni un solo día de vacaciones para los escolares. Creo que ambas cosas se deben corregir. Entiendo que el Ayuntamiento quiera hacer un guiño a los caseteros y a los feriantes para que estas fechas les sean productivas, pero hay otras poblaciones que lo logran concentrando la feria en un máximo de siete días y ya está bien, además de esta manera se piensa en el interés general que es el que ante la duda debe prevalecer. Once días es una exageración se mire por donde se mire y hay que poner freno a este despropósito. Por otro lado el Consejo Escolar Municipal debería tomar cartas en el asunto para que la feria no pase tan desapercibida para los niños y niñas, que debieran ser los grandes protagonistas y que curiosamente, y tampoco es una novedad, no tienen ni una sola jornada vacacional.

 

El buen tiempo ha hecho todo lo demás para el esplendor festivo, aunque como es bien sabido la lluvia se reservó al principio un hueco, pues de lo contrario ésta no sería las feria de San Luca. Los jienenses, y los visitantes, han inundado en ocasiones el recinto ferial, sobre todo aprovechando los dos fines de semana, provocando aglomeraciones y enormes colapsos de tráfico, y un ambiente muy animado en la zona del casco antiguo con la feria de día, hoy con el valor añadido de las populares “chilindrinas” en la Plaza de San Francisco, lo cierto es que esta opción se sigue abriendo paso entre tantos jienenses que la prefieren al bullicio, aunque la realidad indica que hay público para todos los gustos.

 

La programación festiva ha sido en efecto muy austera aunque la eficiente concejal Paqui Molina ha obrado milagros, son los tiempos que nos han tocado vivir y el ciudadano parece haberlo entendido. Dicho lo anterior, el protagonismo hay que anotarlo, como siempre, en el haber de todo Jaén que se involucra a manos llenas en la defensa de su feria de San Lucas y crea el ambiente propicio desde el primer momento hasta el último.

 

 

 

 

 

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