Skip to main content

 

Definitivamente 2016 no ha sido un año favorable para la ciudad de Jaén, más de lo mismo. Ya nos hubiera gustado poder decir otra cosa, pero un discurso en positivo chocaría con la tajante realidad de una capital que no vive uno de sus mejores momentos, por causas varias, pero sobre todo porque su institución más representativa y cercana, el Ayuntamiento, sigue en horas bajas, bajísimas, hasta el punto de que si fuera posible hacer un cierre patronal con todas las de la ley ya se habría materializado.

Ha costado Dios y ayuda sacar adelante los pagos prioritarios, entre ellos las nóminas de los funcionarios, a base de créditos que hay que seguir pagando y que han llegado a una ruina tal que el Ayuntamiento y con él la ciudad, se han hipotecado a largo plazo, estamos pues en la peor de las situaciones, y con unas administraciones central y autonómica que tampoco ofertan alternativas de ninguna clase para sacarnos del pozo en el que nos hallamos. Que Dios se lo pague…

Este es el principal problema de la ciudad, la incapacidad del Ayuntamiento para gestionar porque no dispone de recursos, por eso se ha acogido a la estrategia DUSI por si puede ser la tabla de salvación de siquiera sea una relación de mínimos proyectos que justifiquen un periodo de gestión.

Eso sí, los concejales están en su gran mayoría liberados, situación bastante sorprendente con el actual panorama. Las administraciones central y autonómica no le echan una mano. La primera dice que sí y lo vende como tal, pero se vale de préstamos que hay que seguir pagando, o lo que es lo mismo, es necesario elevar las trampas. La segunda, la Junta, pasa olímpicamente, lo único bueno fue la visita protocolaria de Susana Díaz, pero en realidad no se ha reflejado en un punto de apoyo a una situación desesperada y desesperante. La Junta, a lo suyo, a pasar olímpicamente de Jaén. Esto no es una opinión, es simplemente una evidencia.

El tranvía sigue parado, y lo que te rondaré. El paro no da treguas, la población sigue bajando, la crisis no solamente no se ha ido sino que amenaza con quedarse para rato frente a los buenos pronósticos de otros lugares…Y podemos seguir.

El Ayuntamiento está ahora encabezado por Javier Márquez, luego de que el anterior alcalde cogiera las de Villadiego buscando mejor acomodo. José Enrique Fernández de Moya ya es secretario de Estado de Hacienda. Probablemente vale para eso, pero ha dejado el Ayuntamiento peor aún de lo que estaba, y mira qua estaba mal. Javier Márquez, el alcalde, que lleva un año, el “hombre tranquilo”, bastante ha hecho con evitar que los plenos se convirtieran en espectáculos indeseables, ahora son tranquilos y educados, manda el respeto, pero la economía, insisto, no hace milagros.

El alcalde, que ha estado a punto de tirar la toalla más de una vez, aunque no lo reconozca expresamente, confía en que su PGOU (Plan Márquez) ayude a espabilar a esta ciudad, y con él el centro Jaén Plaza, y algunas apuestas más. El alcalde, como cualquier buen jienense, quiere lo mejor para su ciudad, pero las circunstancias no son las mejores y la herencia, de unos y de otros, tampoco es la más adecuada. Lo peor del caso es que parece que no hay a quien pedirle responsabilidades…

Los cambios en la ciudad apenas se perciben, como en la canción de Julio Iglesias, la vida sigue igual, un año tras otro no es fácil advertir las diferencias. A veces leo artículos de hace veinte o diez años y tampoco las detecto. Algo nos pasa.

Ahí tenemos a nuestro Ayuntamiento con la principal singularidad de un gobierno en minoría y la ruptura en el grupo de los concejales no adscritos, por un lado Salud Anguita con su proyecto de Libres y por otro Ivan Martínez y Víctor Santiago, estos dos últimos arrimados ahora al grupo del PP, lo que significa que le puedan salir las cuentas a sus propuestas. El Ayuntamiento es un duro morlaco y lo que precisa es cirugía, una quita de la deuda y cosas parecidas, en lugar de seguir prolongando la dura agonía. Y no detenerse en cuestiones de cara a la galería trasladando al juzgado casos que a la postre hayan de ser archivados, porque en la mayoría de los casos lo único que se persigue es la publicidad negativa y el desgaste.

En fin, la ciudad necesita mucho apoyo y un revulsivo extraordinario. Está afectada por la dura crisis de la Cámara de Comercio, que unos han peleado por mantener y parece que otros han hecho lo propio para exterminarla. El comercio local está huérfano de apoyo. Hay situaciones sangrantes como la de Las Protegidas, el cementerio viejo, y no digamos el precioso paraje de Jabalcuz, que debería ser la joya de la corona de la ciudad. Más aún.

Mantenemos el divorcio con el ferrocarril y parece que lo llevamos con resignación, al menos esto dice nuestra indiferente actitud, y pueden tardar una eternidad en construirnos un Museo  (que ya está terminado, al fin) o un necesario centro de salud, aunque en materia de sanidad la lista de incumplimientos es mucho mayor y empieza por la Ciudad Sanitaria, que es el gran agravio de la sanidad andaluza hacia nuestra capital. Nuestras comunicaciones son, para decirlo rápido y claro, impropias del tiempo en que nos encontramos.

En la parte contraria, seguimos confiando en nuestra Universidad como el gran proyecto de futuro, aunque la Junta debe pagarle hasta el último euro que le adeuda, para que mantenga su suficiencia y posibilidades de inversión. Tenemos nuestra Catedral, esa nadie nos la puede quitar, aunque somos muy poco exigentes con respecto al monumento y su declaración como Patrimonio de la Humanidad, porque hemos sido capaces de abandonar el entusiasmo por la iniciativa y pasar al estado de espera resignada, por si acaso. Estamos orgullosos de los avances con nuestro aceite de oliva, por fin, porque este es uno de los grandes orgullos de Jaén.

También lo estamos del nuevo tiempo en el movimiento vecinal, sobre todo de la actitud reivindicativa de colectivos como Objetivos Comunes (O.CO) que ha sido capaz de inventarse campañas de implicación hasta los tuétanos con los problemas de esta capital. Muy bien, asimismo, algunos aspectos relacionados con la promoción turística y el objetivo de buscar una identificación de marca para la ciudad que pronto va a estrenar un gran Museo Íbero. Favorable igualmente el avance en el olvidado casco antiguo, y me refiero a las experiencias de la Diputación, sobre todo en torno a los Baños Árabes, y a Jaén Genuino, que ha derivado en una actuación de apoyo y revulsivo impecable.

Por último, para no hacer este comentario interminable, Jaén sigue siendo una capitalidad muy fuerte en actitud solidaria. Aparte de otros muchos ejemplos me gustaría destacar el logro de El Jardín de los Sueños. Chapó para todos los que lo han hecho posible.

En fin, como deseo, en el ámbito de ciudad merecería la pena seguir apostando por Jaén como capital moderna y con nervio, más ambiciosa, y no a la medida de los políticos sino a la de las aspiraciones de los ciudadanos que viven en ella. Porque como tantas veces hemos dicho, una capitalidad no se regala, como otras tantas cosas hay que ganársela. Brindemos por un espléndido 2017. Muchas felicidades a todo Jaén.

Foto: Nosotrios y nuestros visitantes, seguimos asombrados porque el tranvía sigue en cocheras cinco años después.

Dejar un comentario