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En Jaén se suele decir que mejor no caer malo en verano o en fiestas como la Navidad porque los problemas habituales en los centros hospitalarios de referencia se amplían. Durante los últimos días hemos visto la situación de la sanidad pública, esa de la que la Junta de Andalucía y el SAS se jactan de que funciona tan bien. En el caso de Jaén las deficiencias son bien conocidas, hay una relación de situaciones manifiestamente mejorables, y lo de las tres camas que los directivos querían quitar, han estado funcionando en estos días con absoluta normalidad, y es la imagen más visible del tercermundismo. Chaves prometió que nos lo quitaría. Se fue hace ya unos años y seguimos igual, se ha avanzado muy poco. Sólo es destacable el papel de los muchísimos profesionales que todos los días luchan contra las adversidades para tratar de que los resultados sean los mejores posibles.

Ya conocen del reciente nacimiento de la llamada “Marea del cucharón” y cómo parece que nos hemos contagiado de los vientos que llegan de fuera, por ejemplo de Granada, para que seamos más reivindicativos, más exigentes, sobre todo cuando nos quieren hacer lo blanco negro. Como digo estos días, sobre todo desde las filas del PP, se ha hecho una campaña del déficit sanitario más visible en la capital, y el resto lo han puesto los ciudadanos en sus comentarios en las redes sociales que no dejan lugar a la duda.

Si esta ciudad fuera de otra manera, si los jienenses defendiéramos todo lo que consideramos justo, y también hiciéramos valer las promesas que nos han hecho los políticos a lo largo del tiempo y que están en las hemerotecas, otra sería la situación. Pero ellos saben de nuestra capacidad de aguante. Saben que nos pueden enfadar hasta el infinito, y no pasa nada.

Pues bien, ya sabíamos de lo que tenemos que soportar a la sanidad pública, que, insisto, se salva gracias a tantas lecciones de profesionalidad de las que incluso personalmente puedo dar testimonio. Pero en la sanidad privada no crean que las cosas funcionan mejor. Ayer, por una situación de comodidad o tal vez temiendo que el Hospital Neurotraumatológico pudiera tener colapsadas las urgencias, decidí acudir por mi problema en una rodilla, y gracias a un seguro privado por el que pago una respetable cantidad, a la Clínica de Cristo Rey, el único centro en la capital que atiende las urgencias de la totalidad de las compañías aseguradoras.  La situación que me encontré fue deplorable, un único médico de guardia para las urgencias, un colapso total, una espera en torno a las cinco horas y más en algunos casos…

En la capital y en su área de influencia hay muchísimos miles de personas que tienen un seguro privado, sobre todo funcionarios de diversos estamentos y también personas particulares. Hubo gente que se decidió a solicitar las hojas de reclamaciones ante un abuso enorme del que son responsables la totalidad de las compañías aseguradoras que lo permiten y entiendo que también la dirección del centro. Claro que se dan estos excesos porque es clínica única, si en Jaén hubiera dos centros de referencia para las urgencias de pacientes de la sanidad privada ambos se espabilarían y los beneficiados serían los asegurados.

Me quedé impresionado del nivel de aceptación de la gente, que se queja, pero que pasado ese momento ya no se inmuta, hasta la siguiente vez. Pienso que debería existir una asociación de asociados a compañías de la sanidad pública para defender los derechos de los usuarios pacientes y no permitir estos atropellos de tantísimas personas llenando las salas de espera del recinto sanitario, en una tarde noche larguísima con una sola profesional médica atendiendo a todo el mundo con la mejor de sus sonrisas y su disposición, que todo hay que decirlo, porque una vez más es el personal, médicos y sus colaboradores directos, los que con su buen trabajo amortiguan –y este es mi propio caso—el malestar que produce una espera de cinco horas, en una clínica privada, por un seguro por el que se paga un pastón y te ofrece estos resultados. También digo que no me extrañaría que estas situaciones se den en pocos sitios, desde luego entre ellos Jaén, porque es conocido nuestro conformismo, nos han tomado la medida dentro y fuera y nos tratan con esa falta de respeto y deferencia a la que deberíamos tener derecho.

Así que, resumiendo, esto es Jaén. Ni la sanidad pública ni la privada (ahora me refiero especialmente a las urgencias) están a la altura de las circunstancias. Pero la indiferencia de Jaén hace que prácticamente ni se note. 

Foto: Fachada de la Clínica Cristo Rey, referencia de todas las urgencias de las compañías aseguradoras privadas.

 

 

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