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Por ANTONIO GARRIDO / Si no existiera la Caja Rural habría que crearla, esta es la opinión generalizada entre los jienenses que en las últimas décadas han contemplado que el compromiso de la entidad financiera con los intereses de Jaén está fuera de toda duda. Al mismo tiempo que otras empresas del sector o han frenado o han dado la espantada, algunas provocando sonora decepción en la sociedad provincial a la que prometieron el oro y el moro, la Caja Rural, bajo la presidencia providencial de José Luis García-Lomas Hernández, hasta su fallecimiento, incluso en la época más dura de la crisis, no ha cejado en su apuesta por el territorio. Y así continúa en su nueva etapa con Juan Núñez de presidente, manteniendo el legado y la misma hoja de ruta. Por cierto, José Luis García-Lomas fue reconocido por la Diputación, a título póstumo, como Hijo Adoptivo de la Provincia, más que merecido.

Desde hace cuarenta años la institución, que legalmente responde a la denominación de Caja Rural de Jaén, Barcelona y Madrid, Sociedad Cooperativa de Crédito, cuenta al frente de su dirección general con un profesional de gran competencia, que en buena medida es el responsable de que el modelo y la estrategia que se han ido desarrollando reporte beneficios que están repercutiendo en todo Jaén. Me estoy refiriendo a Enrique Acisclo Medina (Madrid, 1953), que desembarcó en La Rural tras una anterior etapa en el Banco Urquijo, Caja Granada y Caja de Jaén. Y ahora viene la tesitura, el ‘mirlo blanco’ va a jubilarse, que también tiene derecho, después de toda una vida entregada en cuerpo y alma a su trabajo que al tiempo ha sido su pasión, y el presidente y el consejo de administración tienen la difícil papeleta de encontrar un sustituto que sea capaz de continuar obrando el milagro que Enrique Acisclo consiguió, el liderazgo de la entidad y reinar en el territorio por lo que hace y por cómo lo hace. Muy difícil papeleta, es de suponer que no le van a faltar novios y novias, de dentro y de fuera de la provincia.

Personalmente, como jienense, me gustaría que el profesional que aspire a ese puesto tan relevante, sobre todo por lo que Caja Rural supone para la provincia, sea un ejecutivo de la tierra, que conozca la singularidad, la economía jienense, la relación que Caja Rural ha establecido con la sociedad, la forma con que ha ido tejiendo alianzas que en principio deben ser indestructibles. No se trata únicamente de que tenga cualidades, preparación y formación, sino de que esté dotado de sensibilidad y compromiso personal y profesional con el territorio. Puede haber muchos candidatos, seguro, pero reunir todas las condiciones que se han hecho una en el actual director general no es tarea fácil. Ojalá que la cúpula directiva acierte porque en ello le va mucho a la provincia de Jaén, al futuro de su economía, y de su desarrollo sociocultural.

Enrique Acisclo Medina llegó a la capital de la mano del que fuera máximo ejecutivo de la Caja Provincial de Ahorros de Jaén, José Luis Ruiz de Marcos, para poner en marcha el ente económico creado por la Diputación en 1980. Desde 2010, quedó absorbida por Unicaja, que finalmente se ha demostrado como un fiasco para los intereses provinciales. Enrique Acisclo, pese a su juventud, corría el año 1984, y tenía 31 años, estaba avalado por un profundo conocimiento del negocio y el mercado financiero y el entonces providencial presidente de transición de Caja Rural, Álvaro López Guerrero, lo fichó para encarar el futuro después de los difíciles momentos vividos por el episodio, doloroso para la economía provincial, de la intervención dictada por el Gobierno socialista, con la batuta de Miguel Boyer, de las organizaciones cooperativas Uteco, Cooperativa Provincial Agrícola y Caja Rural, creadas por Domingo Solís. No sabemos si fue una buena o mala decisión, lo que sí es cierto es que el acuerdo adoptado tras la llegada al Gobierno de Felipe González y su correspondiente inyección financiera, fue la coartada para negar a Jaén el pan y la sal durante largo tiempo.

A Enrique Acisclo le tocó el reto nada fácil, superado con creces, de reflotar la Caja Rural de Jaén. Ha sido un personaje clave, que ha contado con el respaldo de los consejos rectores y de sus presidentes, García-Lomas, con quien el director logró formar un tándem con resultado muy productivo, y últimamente Juan Núñez Pérez. Seguramente no hay institución o colectivo de cualquier índole en Jaén que no se sienta concernido por la amplia labor de apoyo que le ha venido prestando la entidad, a la que se sumó en 2007 su Fundación, que viene realizando una acción insustituible de respaldo a iniciativas sociales y culturales. Desde la Universidad hasta los eventos de la Institución Ferial, pasando por la ayuda a los ayuntamientos en apuros, las empresas que tratan de abrirse camino, o las organizaciones no gubernamentales, ha sido y es una gran tabla de salvación. La Caja Rural siempre está ahí como un gran paragüas, con todas las causas en las que Jaén se involucra.

Enrique Acisclo, que ha aparecido siempre en el segundo plano para dar protagonismo al presidente y al consejo rector, es el líder de un equipo humano que ha logrado con toda solvencia el éxito indiscutible de una marca, cuyo secreto es el de haberse identificado plenamente con Jaén hasta el punto de ser Jaén misma.

Estas son sus fortalezas, según los últimos datos publicados por la institución financiera. Cuenta con 163 oficinas, 140 de ellas en la provincia de Jaén, 16 en Madrid, 5 en Córdoba, 1 en Sevilla y 1 en Barcelona, con más de 500 empleados, en tanto que su número de socios va en ascenso y superan con creces los 200.000. Las cifras de negocio, más de 4.000 millones de activos totales a finales de 2022, y los casi 19 millones de beneficios después de impuestos en el ejercicio citado, a consecuencia de las previsiones y dotaciones para anticiparse a los futuros escenarios, representan la fortaleza de Caja Rural y su clara vocación por Jaén, destacando el apoyo a su Fundación, la joya de la corona, que recibe un montante de casi 4 millones, con los que se presta un beneficio que llega a centenares de destinatarios en ámbitos sociales, culturales, deportivos, etc. Cantidades grandes y pequeñas para objetivos de muy diversa naturaleza, empezando por todo lo que en el nombre o en el apellido lleve la palabra Jaén. Lo que antes hacían las obras sociales de las distintas entidades financieras y que ahora es algo testimonial, lo reparte prácticamente en solitario la Caja Rural. Como su antiguo slogan, y nunca mejor dicho: el dinero de Jaén, para Jaén. También se ha aumentado  la cuota de mercado, que es un síntoma de que la propia sociedad reconoce quién se implica en su desarrollo y le otorga su confianza, su dinero y todo el proceso de intermediación financiera, desde la agricultura hasta la mayoría de los sectores, colegios profesionales, etc.

A la Caja Rural hay que conservarla por muchos años, es una de nuestras imprescindibles. Su propio lema de Responsabilidad Social lo dice todo en tres palabras: Solvencia, Solidez y Futuro. Es necesario, diría más, vital, que el nuevo director general, cuando se tenga, y me consta que se está en ello, tenga el suficiente peso específico para sustituir a una persona tan sencilla y cercana como Enrique Acisclo, y a la vez tan efectiva y capaz.

Foto: Enrique Acisclo Medina, director general de Caja Rural de Jaén.

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