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Los datos que se acaban de hacer públicos en Jaén después de la reunión de la Comisión Provincial de Prevención de Riesgos Laborales, son extremadamente pesimistas porque el principal punto negro en el balance del pasado año 2016 es el de que la provincia se sitúa a la cabeza de la comunidad autónoma andaluza en accidentabilidad laboral, con un aumento del once por ciento en total, destacando el elevado incremento de los accidentes graves y mortales, un 10 y un 44 por 100, respectivamente. Los sindicatos han sido muy críticos con esta dramática situación, como no podía ser de otra forma. Comisiones Obreras en concreto achaca esta realidad, entre otras causas, a la reforma laboral.

Para este sindicato, 13 accidentes mortales, que son los que se registraron el pasado año, suponen cifras similares al año 2008, lo que indica, a juicio de esta organización, que en lugar de avanzar se está retrocediendo y volviendo “a la prevención de papel”, para añadir que da la impresión de que la vida de las personas trabajadoras “no vale nada”. Y entre otras cosas, se lamentan los sindicatos en general de algo que en efecto no se puede permitir, que Jaén esté a la cabeza en accidentes de trabajo porque no existe la prevención adecuada de riesgos laborales, hecho del que hacen responsables a las empresas y a los medios de inspección, porque en ambos casos deberían funcionar como un reloj.

Desde luego los inquietantes datos llaman a la preocupación y disparan todas las alarmas. Las estadísticas ya venían advirtiendo desde atrás pero los casos se siguen produciendo con excesiva frecuencia y da la sensación de que las normas, que las hay y son de obligado complimiento, no están resultando eficaces para combatir una realidad a la que hay que encarar con toda contundencia. ¿Qué es lo que falla en este momento cuando parece que existe información sobre el verdadero drama en que se ha convertido para nuestro país, nuestra comunidad andaluza y desde luego en especial la provincia de Jaén, en el ámbito laboral?

Resulta contradictorio que en una sociedad moderna que se jacta de poseer todos los adelantos tecnológicos y mayores conocimientos de todo tipo, se estén dando situaciones tan sangrantes como las que provocan los escalofriantes datos de las víctimas de los accidentes de trabajo. Parece colmado el vaso y es normal demandar firmeza y contundencia.

Foto: Una anterior concentración contra la siniestralidad laboral.

 

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