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He sentido una sana envidia al ver a la sociedad granadina manifestarse en masa para reivindicar mejoras sanitarias. Las crónicas hablan de alrededor de 50.000 personas, lo cual da una idea de la capacidad de movilización que existe en la vecina capital granadina. Jaén es la provincia de la llamada Andalucía Oriental que se muestra más resignada. Málaga va por su cuenta y tiene metida la directa, la ciudad ha crecido y se ha modernizado de manera considerable, con una política reivindicativa seria, la cuestión es que se ha hecho respetar y lo demás ha venido por añadidura. En el caso de Granada y Almería van muy paralelas, no se callan, otra cosa es que consigan todo lo que se proponen, pero salen a la calle a las primeras de cambio y hace poco se han unido en torno a los deficientes servicios ferroviarios.

No nos tienen que doler prendas, tenemos mucho que aprender de nuestros vecinos, de hecho tengo la absoluta convicción de que si tenemos autovía a Granada no es por la pelea de nuestros políticos jienenses de entonces sino por la fuerza y la presión que ejercieron los granadinos. De hecho cuando se inauguró esa infraestructura recuerdo que estaban por aquí todos los políticos de Granada, era lo normal, celebraban un éxito que les pertenecía.

 

Ahora la sociedad granadina de una manera contundente ha salido a la calle para protestar contra las políticas de la Junta en materia sanitaria, puesto que las decisiones del gobierno andaluz no se corresponden con los deseos de la ciudadanía. La Consejería propone servicios desperdigados y el pueblo granadino demanda dos hospitales completos y una atención sanitaria integral. Las redes sociales han echado humo y los vecinos no se lo han pensado. Hoy, en el debate del estado de la comunidad andaluza, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, en un gesto que le honra, también hay que decirlo, ha pedido perdón por los errores cometidos en materia sanitaria. Claro que estaba en un debate en el que se ha despachado a base de triunfalismo y se ha permitido alguna alusión autocrítica, muy escasa por cierto. La verdad es que Granada ha estado en la Cámara porque la voz de los granadinos se ha escuchado alto y claro. En  el caso de Jaén no es que no tengamos voces que defiendan nuestros intereses, pero la labor de nuestros parlamentarios, que quiero también reivindicar, se queda en el vacío si no hay una fuerza detrás que le ofrezca respaldo. Excuso decir que ni en el caso de Granada ni en Jaén hay que contar con el PSOE, porque la disciplina la llevan a rajatabla. Ni una palabra de crítica a la Junta, de hecho creo que es lo que los socialistas de la ciudad están pagando caro en las urnas, elección tras elección, el hecho de ser avalistas de las responsabilidades que el gobierno andaluz no es capaz de asumir con Jaén, eso y todos sus despropósitos, que ya hacen una larga lista de incumplimientos y de afrentas. Pero en el caso de Granada acabo de leer que el alcalde socialista, Francisco Cuenca, que se ha dado cuenta del valor de la movilización, se ha brindado a hablar con la Junta. Le ha visto las orejas al lobo. Es la fuerza que tiene un pueblo cuando se une. Chapó.

 

Me desagrada que Jaén sea así. Creo en la rebeldía cívica, en la militancia ciudadana y sobre todo en que los logros de cualquier tipo hay que ganarlos, no debemos ni podemos tener la sensación de que se nos regalan. Por esta razón no tenemos Ciudad Sanitaria ni toda una relación de proyectos pendientes que, tal y como está la situación económica, sospecho que tardarán muchos años en llegar en el mejor de los casos. Hoy, en el debate antes indicado en el Parlamento andaluz, me hubiera gustado que la señora Díaz hubiera hecho alusión a Jaén y que fuera respuesta a una inquietud expresa de los vecinos, movilizados de manera civilizada, pero contundente en reclamación de lo que se cree justo. Hay bastantes conquistas en algunos pueblos, incluso de nuestra propia provincia, que se han logrado gracias exclusivamente a la protesta vecinal. En la ciudad de Jaén pocas veces se ha hecho uso de este derecho, que yo recuerde una vez con la OCM, otra vez cuando surgió el impulso de una Mesa por Jaén que resultó tan efímera porque no logró concitar consenso…ni siquiera hemos sido capaces de salir a mostrar el rechazo al tranvía si en realidad tanto nos indignaba. Desde siempre, antes con Franco y después con la autonomía, ha sido fácil jugar con nosotros porque somos tan predecibles que compramos todo lo que nos quieran vender. Por eso no estamos en el mapa de la conflictividad, por eso Jaén es un paraíso para los que mandan, porque es zona libre de protestas y de respuestas. Nos hemos acostumbrado a decir a todo amén y este sino nos va a acompañar, si no hay quien lo remedie, per in secula seculorum.

 

Foto: Imagen de la manifestación en Granada el pasado domingo, en protesta por una nueva organización sanitaria. (Europa Press)

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