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El alcalde de la ciudad, Javier Márquez, ha dicho que la que estamos en disposición de vivir será la última Navidad sin el Centro Comercial Jaén Plaza. Ha afirmado a este respecto que la pelota está ahora en el tejado de los propietarios de los terrenos y del grupo promotor Alvores. Ya toca olvidarse del largo proceso para tratar de promover en Jaén una nueva superficie comercial, y en el camino se ha quedado otro proyecto de similares características que ha tenido menos suerte a la hora de hacer posibles los trámites, y además se ha encontrado con alguna adversidad añadida. Para el alcalde, y no lo ha negado en ningún momento, el centro comercial Jaén Plaza, que es como se llama el que instalará el grupo Alvores en la capital, va a ser un poco como la joya de la corona de su gestión, porque si todo marcha según lo previsto, en un año estará abierto y van a ser dos grandes superficies por el momento las que traten de liderar, al menos en su ámbito, este tipo de comercio. Carrefour, antes Pryca, ha estado solo durante un periodo de 25 años, y ahora tendrá que adaptarse a la nueva situación de competencia. Para tres grandes centros ya tengo dudas de que dé la capital, a pesar de que la ciudad es el centro de una amplia zona de influencia.

Cada vez que se aborda esta nueva situación para el comercio se levanta la polémica. No cabe la menor duda de que para el ciudadano, vecino de Jaén o de cualquiera de sus pueblos, la ampliación de la oferta constituye siempre una buena noticia. Pero hay que contar con una posición legítima que es la de oponerse a que las grandes superficies invadan el espacio comercial. Cuando llegó El Corte Inglés no hubo especiales campañas en su contra, pero sí se produjo temor, más o menos justificado, en el comercio establecido en la ciudad. Está claro por otra parte que no se le pueden poner puertas al campo y que en las grandes ciudades, y en muchas medianas, las grandes superficies han encontrado fácil acomodo porque se lo permite la legalidad vigente.

Tampoco podemos cerrar los ojos a la evidencia, el atractivo comercial es de tales características que los jienenses que creen que no encuentran  en su ciudad la oferta que precisan, no tienen inconveniente en recorrer los kilómetros que sean necesarios para ponerse en una hora en Granada o Córdoba, donde es habitual encontrarse en fines de semana o en fechas de concentración comercial, con cientos de jienenses. Esto ha sido siempre así y así será, ni hay manera de impedirlo, aparte de que el consumidor es muy libre de moverse en la dirección que desee, faltaría más. En los últimos días el atractivo gancho ha sido el centro Nevada, de Granada, que el pasado fin de semana, según los datos facilitados, ha recibido nada menos que medio millón de visitantes. Esto no se puede omitir, es algo con lo que tenemos que convivir…

Pero una cosa es aceptar la realidad tal como es y otra muy distinta es que los gobiernos locales, las administraciones competentes, las organizaciones empresariales y de comerciantes, adopten una actitud resignada ante los gigantes que utilizan como nadie el marketing y la publicidad para promocionarse. Aquí es donde debería jugar un papel fundamental el apoyo al comercio tradicional de Jaén, al de toda la vida, para que juegue en lo posible en igualdad de condiciones para atraer a su público habitual y a nuevos clientes. En este sentido de vez en cuando aparecen muchas quejas, pero está casi todo por hacer. Me refiero a las medidas para favorecer que el comercio de la ciudad sea un gran foco de atracción. Claro que no me refiero a una moción que en su momento presentaron los concejales no adscritos en el Ayuntamiento, (por cierto ya cada uno por su lado, como se esperaba, y algún día les dedicaremos unas líneas) para que cada concejal del Consistorio se gastara al mes 300 euros, con justificación incluida, que no tenía por dónde cogerlo, pero con imaginación y ganas hay muchas iniciativas que se podían adoptar, mucho más en temporadas como la Navidad, para que se beneficie ese comercial local que es uno de nuestros grandes referentes.

Por ejemplo, con una iluminación potente como las hay en otras ciudades, aunque hubiera sido recabando su colaboración; por ejemplo estimulando los concursos de escaparates que hace mucho tiempo promovía la Cámara de Comercio y que dejaron de hacerse sin que sepamos la causa; por ejemplo, decorando mejor las calles, sobre todo las peatonales, colocando en ellas bonitas alfombras; creando incentivos, premios… porque hay elementos que no dependen sólo de los comerciantes, sino de entes representativos, que no sé muy bien dónde están, pero hay unas obligaciones que sí dependen del propio comercio establecido en Jaén, y es someterse a la exigencia de la competitividad, de la modernidad, de cuidar sus géneros, sus escaparates y sus ofertas.

En Jaén tenemos un comercio muy cualificado y digno, pero en algunos casos, no como norma general, hay que ponerse las pilas y saber que esto es una jungla y que abrirse camino en ella requiere de muchas cosas, empezando por imaginación. Los políticos locales han hablado muchas veces en los plenos de esta asignatura pendiente, pero pocas veces los he visto en realidad volcarse de verdad, sin concesiones a la galería, con ese comercio de toda la vida que tenemos la obligación de mimar, porque aparte de ser cercanos, nuestros, mantienen un empleo en cuya defensa deberíamos implicarnos. En fin, no podemos negarnos a la evidencia, el panorama es el que es, el sol sale para todos y todos por cierto hacen una apuesta mayor o menor al crear empleo, solo que en el pequeño y mediano comercio de Jaén hay un gran motor de progreso que no podemos abandonar a su suerte.

 

Foto: El Centro Comercial Nevada, de Granada, recibió el pasado fin de semana la visita de medio millón de visitantes. Entre ellos cientos de jienenses.

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