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Por ANTONIO GARRIDO / Es un acierto que entre los proyectos de la Inversión Territorial Integrada (ITI), una partida esté destinada a mejorar el entorno de la Catedral, cuyas obras han sido ya adjudicadas y está previsto que se inicien a finales de agosto próximo, en una primera fase, porque habrá más. Precisamente fue una de las causas para que el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, ICOMOS, decidiera no aceptar, en 2014, exactamente el 6 de marzo de hace ocho años, la candidatura de la hermosa seo jienense para Patrimonio de la Humanidad. Si nos echaron atrás verdaderamente por esta causa, aunque luego han aludido a otras, que los congresos de la Universidad en sus conclusiones han podido rebatir, hemos de reconocer que nos lo merecimos, porque los ayuntamientos que trabajaron en torno a este clamor de Jaén hicieron cuatro cosas sueltas, por ejemplo la Plaza de Santa María, sobre la que hubo división de opiniones, y las críticas han crecido con el paso del tiempo, el caso es que no se hizo un plan propiamente dicho para actuar de manera contundente en salvaguardar el deteriorado entorno, que como bien sabemos es manifiestamente mejorable, por no decir que no está a la altura del magnífico templo, que es el centro del Jaén monumental y del corazón del casco histórico.

Ahora, se quiere poner en estado de revista esta zona para que entone con el monumento, poniendo énfasis sobre todo, al menos en una primera fase, en la eliminación de barreras arquitectónicas, reparación y mejora de enlosados y suelos, soterramiento de islas de reciclaje de residuos sólidos, y eliminación de cableado e instalaciones aéreas en determinadas calles y zonas, afectando a Obispo González, Maestra, Campanas (soportales), Carrera de Jesús y parte de la Plaza de Santa María, en fin, hacer lo que se debió plantear en serio en su momento y no se abordó. Creíamos que teníamos todas las papeletas y no se hicieron bien los deberes, por eso hay que hacerlos ahora, y se debe reconocer la disposición de la Junta, su consejero de Turismo en funciones, Juan Marín, que apoyó el proyecto desde el primer momento y la iniciativa municipal que igualmente ha sido determinante, con el resultado de formar parte de las primeras actuaciones de la ITI, que lleva por cierto un retraso ostensible.

Hace algún tiempo se creó una comisión desde la instancia municipal para activar una nueva propuesta a la Unesco en torno a nuestra Catedral. Que sepamos se hizo la foto y parece que no ha habido más novedades. Sí se conoce que la formulación de los criterios para la defensa de la petición descansa en gran medida en las conclusiones de los congresos promovidos por la Universidad de Jaén, que corrigen con argumentos de peso, opiniones de ICOMOS sobre algo tan importante y decisivo como que nuestra Catedral sirvió de modelo para la construcción de otras catedrales de España y América. Ahora hay que saludar con satisfacción que de una vez por todas se vaya a intervenir en el entorno, y acto seguido, o en paralelo, no se debiera perder tiempo en plantear la solicitud, que, eso sí, debe estar concienzudamente elaborada.

Nosotros tenemos la convicción de que reúne méritos más que sobrados para la declaración, pero hay que saber utilizar convenientemente los argumentos para responder a cada una de las objeciones que puedan poner los evaluadores. Y es de esperar que no tengamos la desgracia de que nos toque en su momento un tipo tan insensible como el representante que nos envió la Unesco, el arquitecto francés Pierre-Yves Caillault, que hizo un informe impreciso, no escuchó a ninguno de los interlocutores que se pusieron a su disposición mientras estuvo en Jaén, y al final dio la sensación de que había estado en cualquier otro sitio menos en la Catedral de la Asunción y en la capital del Santo Reino.

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