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La suerte está echada en relación con la cosecha olivarera 2015-2016 que nos han pronosticado con un resultado mediano, es decir, alentador dentro de lo que cabe, porque hemos de acostumbrarnos a que las grandes producciones, esas campañas récord sólo se ven de vez en cuando y dependen de muchos factores. El olivar es así de singular, está sujeto a las leyes de naturaleza y contra ellas bien poco se puede hacer, salvo mimar el árbol y esperar a que un año tras otro se perciban los esfuerzos por la mejora de la calidad.

Por fortuna, aunque el olivarero por naturaleza sea algo pesimista, porque el olivo es caprichoso y no rinde a veces como quisiéramos, hay que dar gracias porque las expectativas de la principal riqueza de Jaén siguen intactas y se van abriendo nuevos horizontes que hacen presagiar un futuro optimista.

Una llama de esperanza la tenemos en nuestra propia Universidad de Jaén, donde el equipo del profesor José Juan Gaforio, no para de investigar en torno a las propiedades del aceite de oliva en relación con la salud. Los resultados están sido muy favorablemente comentados en los ámbitos científicos internacionales donde se siguen con interés los avances de los expertos, que hace unas semanas acaban de constatar la presencia en una parte de la aceituna de inhibidores para luchar contra el cáncer de mama. Anteriormente las aportaciones han sido notables hasta el punto de que está más que probado que el consumo de aceite de oliva de manera permanente ejerce un notable beneficio para el organismo humano y guarda relación con el tratamiento de determinadas enfermedades graves, entre ellas algunos cánceres. El binomio aceite-salud tiene una importancia considerable, especialmente para Jaén que tanto depende del olivo, con más de cincuenta millones de árboles, por lo que se trata de una fortaleza que está llamada a imponerse ante los consumidores porque nada hay que se valore más que la salud y no sólo en los mercados nacionales.

La tercera pata de un trípode para considerar las perspectivas de futuro de nuestro principal producto, radica en la gastronomía, en los valores del aceite de oliva como condimento de excelencia para la cocina mediterránea y para todos los fogones que se precien. En la actualidad los restaurantes más prestigiosos, y no solamente en España, se precian de no usar otra grasa que el oro líquido del que tanto sabemos en Jaén, y siempre se ha dicho que esta convicción era una primera providencia para expansionar el preciado producto del que disfrutamos los jienenses, aunque a veces, bueno es reconocerlo, sin darnos cuenta del potencial que tenemos en nuestras manos.

Añadamos para completar una situación favorable, el apoyo que institucionalmente se presta al aceite de oliva, con la Diputación Provincial como avanzada desde hace años en esta tarea, inventando campañas y situaciones para colocar el zumo de la aceituna en lo más alto del escaparate. El organismo provincial invierte cada año muchos miles de euros en acciones para respaldar a un sector que lo necesita y que aprovecha todos los escenarios posibles para colocar al producto estrella de Jaén, y su principal orgullo, en el lugar que le corresponde a través de las iniciativas que están en la mente de todos y que van desde la organización de actos para enfatizar la cultura del olivo, hasta la selección anual de los mejores aceites, la fiesta del primer aceite o los concursos de gastronomía con el protagonismo de los mejores aceites, pasando por la fórmula del oleoturismo, o el acierto de vincular la joya de la corona de Jaén con el fenómeno turístico, cuyos resultados ya empiezan a ser provechosos para el sector y para la provincia.

Hay mucho que cuidar en el mundo que gira en torno al olivar y el aceite, sobre todo que los agentes que intervienen en el sector caminen unidos alguna vez pensando en los intereses de la provincia en vez de en otros que resultan dañinos, como se vio en la última batalla de la PAC, que no ha deparado el mejor escenario para los intereses olivareros de Jaén.

En fin, respecto al aceite de olivo lo más importante es percibir que las instituciones implicadas en el territorio, caso de la Dipitación, demuestren que están estableciendo jerarquías de política al entender que el aceite de oliva es una de las grandes prioridades para Jaén y que el futuro es imposible entenderlo al margen de nuestro principal referente, ese por el que se nos conoce en todo el mundo.

 

 

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