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Precursor del turismo en Jaén

Antonio García Fuentes es un jienense singular al que conozco desde hace muchos años, cuando creó el Centro de Iniciativas Turísticas y la Asociación de Hostelería, como gran precursor del turismo en Jaén en un momento en el que se movían muy pocas cosas, recuerdo que él llegó con un aire innovador y tanto desde estos colectivos como también en la Cámara Oficial de Comercio e Industria, con el irrepetible Hermenegildo Terrados del Cerro, que dedicó su empeño en inyectar autoestima en vena a la sociedad jienense, fue testigo del nacimiento de algunas empresas que señalaban un tiempo de optimismo, como la Expoliva, que nació con pocos medios pero que marcaba un rumbo de lo que venía bien a los adormecidos intereses de Jaén.

Siempre fue inquieto e inconformista, durante un tiempo presidió el Club 63 donde creó los premios de periodismo, de poesía y de artesanía, que tuvieron una excelente respuesta. El último de ellos lo cedió a la entonces Caja Provincial de Ahorros de Jaén que lo acogió con todo entusiasmo e hizo de él un gran escaparate, pero fue languideciendo al mismo ritmo que otros proyectos, cuando Unicaja ha dilapidado parte del capital que con esfuerzo atesoraba la extinta “cajita” jienense, de la que García Fuentes ha sido firme defensor, es más, mantiene casi en solitario, como con otros recursos jienenses, una particular campaña de denuncia permanente sobre este y otros desmanes que se han manifestado como serias afrentas a Jaén.

Hecho a sí mismo, con una niñez nada fácil, era aún muy joven cuando le echó arrojo a la vida y la encaró con un espíritu de superación, hasta conseguir convertirse en triunfador, en una travesía en la que encontró por igual luces que sombras, viajero impenitente por obligación para ganarse la vida y aprender con rapidez de ella, unas enseñanzas que han sido con el tiempo como una gran despensa del conocimiento para este singular personaje.

El que se ha hecho llamar durante muchos años en sus comentarios de radio “un hombre de Jaén”, referente a la vez de una persona apasionada y crítica, tiene en la escritura su gran pasión, con el balance de varios libros, sobre esta provincia o sobre pensamiento y reflexiones en general, tarea que no ha abandonado, porque se enfrenta al ordenador cada día, como una liturgia, como si lo necesitara para sobrevivir, ahora que dispone de todo el tiempo porque el hotel Europa que creó está regentado por sus hijos. Más aún, a pesar de su edad, resiste la presencia activa en internet y en su web tiene colgados cientos de trabajos; en ellos este filósofo de lo cotidiano, a su estilo, forma y manera, es capaz de crear inquietudes y provocar debates, y observa al mundo, a España, Andalucía y Jaén, y en ninguno de los casos parece derrochar optimismo.

Tiene además un lenguaje peculiar para definir a Jaén, que en su opinión “es corto hasta de nombre, y tiene de todo, de todo, de todo (tres veces), menos jienenses”, que no es para nada un insulto, porque quiere a Jaén sobre todas las cosas este vecino nacido en la calle del Obispo, frente a la majestuosa Catedral a la que adora, sino que es un lamento sobre lo que lastra los anhelos para esta ciudad y su provincia, que justifican motivos para el dolor y la amargura. Su lema en la vida es “Piensa, trabaja y camina”, tarea nada sencilla pues ya dijo Henry Ford que “pensar es el trabajo más difícil que hay, razón por la que tan pocas personas lo practican”.

 

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