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Este fin de semana se celebrará el Congreso Nacional del PP y aventuro pocos o ningún cambio. Para qué cambiar si nos va bien así, pensarán algunos dirigentes actuales del PP, aunque la enorme inquietud de la militancia es la contraria,  democratizar el partido. Más autocrítica y menos ‘dedazo’: las bases del PP reclaman un giro drástico para evitar continuar perdiendo electorado y militantes. El PP debe de poner en marcha la reforma que más necesita: la propia. Dicen, al menos aparentemente, que han escuchado la demanda de miles de militantes, entre ellos yo, que venimos reclamando cambios urgentes en el PP.

Empieza a plantearse tímidamente la posibilidad de debatir sobre la limitación de mandatos, la dedicación exclusiva de los cargos públicos y orgánicos, fórmulas de mayor participación interna, avanzar en el principio de “una persona, un cargo”, y la elección directa de los candidatos, aunque eso sí, sin primarias. Rajoy desprecia esta fórmula. En mi opinión, es la única forma de regeneración política; los cargos se deben a la militancia y a la ciudadanía, y no al líder de turno. Ahí está la corrupción política. Mientras eso no cambie seguirá existiendo corrupción. Lo defenderé siempre. Es totalmente inaceptable, intolerable e incluso éticamente reprochable que en el PP de Jaén haya dirigentes que son simultáneamente Diputados Nacionales, Diputados Provinciales, Concejales, Portavoces en su Ayuntamiento, y presidentes del Partido en su localidad.

Al menos, el presidente andaluz se mantiene firme en lo referente a la incompatibilidad de los cargos, y ha propuesto también los «congresos asamblearios» para designar candidatos. Luego tocará concretar. Más participación a los militantes, más apertura. «Un militante, un voto», frase ya famosa en el PP y que nunca se aprueba, para así no abrir nunca la puerta a algo parecido a unas primarias. Les tienen pavor, claro los que saben que nunca las ganarían.

Como siempre, me imagino que faltará algo de espíritu autocrítico y, se debe de afianzar en las ideas y los principios que nos caracterizan, y no dejar todo el discurso en atizar el fantasma del ‘miedo a los bárbaros’, y en los tímidos avances económicos. Hay que hacer realidad algo parecido a lo que ya dijo el francés Nicolás Sarkozy: «El PP es el partido que representa a la España que madruga». En esa estoy yo.  

En Jaén a 8 de Febrero del 2017, “Pienso, luego estorbo”.

 

 

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