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A un mes de la notificación por parte de la policía autonómica de la resolución de la Junta de Andalucía, que anulaba la concesión minera de la Cantera de la Fuente de la Peña, y que ponía fin a la vía administrativa, se ha procedido por parte de la empresa concesionaria a su desalojo y bloqueo del camino de acceso.  Tras más de 50 años de explotación ilegal, durante los cuales la preocupación, ha sido ver cómo saltarse la legislación vigente que protegía este paraje en cada momento, en lugar de su cumplimiento, se ha hecho justicia.

Desde pequeña, con mi padre,  he paseado por este lugar en mañanas claras de domingo, como tantos giennenses: La Fuente de la Peña, la ermita del Cristo del Arroz, la casería de los Jódar, y desde allí, por el camino viejo, a Jabalcuz. En Septiembre para darnos un baño en las Termas (decían que era la época del año que más efectivas eran sus  aguas), o simplemente para despejar la mente y el cuerpo contemplando  el inconfundible paisaje del entorno: Las Peñas de Castro, el Zumel,  y al fondo, majestuoso, imponente, … Jabalcuz, ese paisaje que está grabado de forma indeleble en la retina de cualquier giennense y que forma parte indisoluble de nuestras señas de identidad.  Y es aquí donde quiero detenerme.

Desde la misma creación de INICIATIVAS, ha sido uno de los fines de la asociación la defensa de “ las señas de identidad” de Jaén, frente a los procesos especulativos que han maltratado el patrimonio material e inmaterial de esta ciudad, y  a pesar de que ha sido una constante largamente repetida a lo largo de estos años, he de decir que cada vez que recurría a esta expresión, que si bien se utiliza mucho en nuestros días en contextos políticos y culturales,  tenía la sensación de que no siempre era comprendida, y a veces incluso, que no se sabía a lo que hacía referencia exactamente.

¿Qué son, pues, “las señas de identidad” de un pueblo? Como  suele ocurrir, no sin cierta soberbia, pensaba que la gente, desconocía la terminología académica, y es entonces cuando se cae en la tentación del adoctrinamiento, muy al estilo de Ortega y Gasset , en un intento por conceptuar lo que no deja de ser un sentimiento popular. Craso error. Esta es una de las lecciones que nos ha dejado (a mí, al menos)  la lucha de la ciudadanía, por salvar el Cerro de la Fuente de la Peña, porque al hablar de “señas de identidad” partimos de un principio que a veces pasamos por alto; que esa identidad ya existe en el imaginario colectivo, no es inventada y que constituye una unidad simbólica efectiva y esencial de identidad y cohesión  social,  que supone además un hecho diferencial con respecto a los demás pueblos. 

Jaén es una ciudad que se caracteriza por la belleza del paisaje que lo circunda. Sea cual sea el sitio por el que te acerques a ella, llama la atención el peculiar entorno natural y montañoso que la envuelve. Y cada uno de los montes que lo constituyen tiene su personalidad: las Peñas de Castro, Jabalcuz, la Mella, el Cerro de Santa Catalina y la Peña de Jaén, esa espectacular montaña que sirve de telón de fondo a la enorme catedral, con la que, en palabras del mismísimo Alejandro Dumas, “parece querer rivalizar en magnificencia”.  Además cuenta con una amplísima legislación patrimonial, urbanística y medioambiental que la protege, y es así, porque tal y como debe ser, cuando se desarrolla ya en época democrática toda esta batería legal, no hace sino recoger algo que ya sabíamos todos desde tiempos inmemoriales, y que se había transmitido de forma oral de generación en generación.  No deja de ser curioso, que las autoridades no supieran identificar el lugar donde se encontraban exactamente los abrigos rupestres, que en el año 1985 le otorgó la máxima protección como Bien de Interés Cultural, y que mi padre que era un humilde carpintero, lo supiera y nos lo transmitiera a sus hijos y yo a los míos y así, por los siglos de los siglos.  

¿Por qué además, posteriormente, se le otorga protección como zona de especial interés paisajístico y se traza la vía verde, que discurriendo a los pies de la cantera iba hasta Jabalcuz? Porque antes de que las autoridades municipales lo elevaran a la categoría de decreto en los distintos planeamientos urbanísticos, desde antaño, ya lo era de hecho para los miles de giennenses que cada día lo utilizan como lugar de ocio, donde pasear, o practicar deporte en contacto con la naturaleza, celebrar una romería centenaria, o simplemente a ver cómo brota el agua del acuífero del Ojo del Buey cuando llueve en cantidad. Y desde el neolítico, sus habitantes lanzaron al futuro un mensaje de belleza y eternidad.

La indignación social  provocada por someter a la Ley del dinero un lugar regido por un orden sagrado, que pertenece a una Ley Natural en el imaginario colectivo de esta ciudad, creo que constituye una de las claves. En pocas circunstancias como esta, se podría aplicar con mayor acierto la teoría de Tomás de Aquino, Santo Tomás para los que somos creyentes, del principio de la Ley Eterna, Ley Natural y Ley Positiva; una ley eterna basada en la ordenación del mundo, del universo, que es única e inmutable y es por ello que la Ley positiva se adecua a ella, y no al revés, como se había pretendido.

Sólo así se entiende que esta lucha entroncara directamente con  el sentimiento de la gente, que indignada,  no podían comprender cómo un monte público, de titularidad municipal, estaba siendo desmantelado para beneficio económico de unos pocos desde hace más de 50 años, con licencia renovada de la Junta de Andalucía del año 2012, inclumpliendo todas las normativas urbanísticas, patrimoniales y medioambientales de aplicación, sin que el Ayuntamiento hiciera nada por evitarlo, a pesar de lo irreversible del daño causado.  Todos pecaban contra esa Ley Natural, unos por acción y otros por omisión. 

Sólo así se entiende que nada más presentar denuncia ante  Fiscalía Provincial,  prendiera la llama de la esperanza entre los ciudadanos que atónitos, asistían con impotencia al desmantelamiento de la montaña, y se convirtiera rápidamente en la lucha de miles de personas; las que han firmado con su nombre y DNI para pedirles a sus gobernantes que pararan esa barbaridad, la de los cientos de profesionales que han puesto sus medios y conocimientos de forma totalmente desinteresada al servicio de esta causa; historiadores, arqueólogos, geólogos, biólogos, arquitectos, paisajistas, pintores, fotógrafos, arquitectos, montañeros,  diseñadores gráficos (aquí mi agradecimiento especial a El Creata, que diseñó sin cobrar un euro el logo para la Plataforma tan acertado),periodistas, dibujantes (gracias Juan Carlos Contreras por tus viñetas) a gestores culturales como Pepe Olivares y Vito, que hicieron la pancarta gigante con un SOS, y que  colocaron dos compañeras alpinistas en uno de los abrigos. Con todos tiene una deuda esta ciudad, pues sin todos y cada uno de ellos, no hubiera sido posible.

De la reunión inicial mantenida con los delegados territoriales de Medio Ambiente, Economía de la Junta de Andalucía y personal técnico de estas dos delegaciones, la de Cultura, la misma semana que presentamos la denuncia ante la Fiscalía, donde se nos facilitó una carpeta que contenía una fotocopia de la resolución de renovación de la concesión minera de 2012 y un glosario de términos lingüísticos mineros, (que a mí personalmente me pareció un tanto paternalista, teniendo en cuenta que ya habíamos demostrado saber de lo que estábamos hablando, pues habíamos presentado una denuncia sustentada jurídicamente) con un discurso inicial basado fundamentalmente en la corrección de la concesión, a su caducidad tan sólo 5 meses después va un abismo.

Del Ayuntamiento de Jaén, nunca recibimos respuesta, a pesar de que solicitamos una reunión con el Alcalde. Cuando presentamos la denuncia el día 25 de enero, no íbamos de farol. Nunca lo vamos. Estábamos convencidos de la ilegalidad de la concesión minera y como tal lo argumentamos. Nuestro objetivo no era otro que cerrar la cantera, para salvar la montaña de la condena a muerte que pesaba sobre ella, esa sí, sin derecho a recurso. Misión cumplida. Ahora será la Justicia la que tenga que hacer su trabajo y depurar las responsabilidades civiles y/o penales, si las hubiere.

Estos han sido los motivos que a mí personalmente me han impulsado como si de un resorte se tratara, un sentimiento de identidad que recoge magistralmente el poeta, como sólo los poetas saben hacer.  En un lugar privilegiado, en alto, aprovechando una parada en el camino, se puede leer en esa vía verde:

   

                                                     “Caminas y mientras caminas,

                                                       eso que contemplas en el aire

                                                       son trozos de tu cuerpo planetario

                                                       en desbandada,

                                                       paisajes de ti mismo que eres ilegible”

                                                                           Manuel Lombardo Duro

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