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La UE ha introducido una Directiva sobre mercados e instrumentos financieros cuyo principal objetivo  es la creación de un mercado único y un régimen regulatorio común para los servicios financieros en sus 28 estados miembros.  Se trata, por otro lado, de dar respuesta a los cambios e innovación tecnológica en relación a la seguridad  de los mercados financieros,  para proteger a los inversores y fomentar la equidad y transparencia  de los mismos.

Esta directiva destaca de forma especial  el grado de conocimientos y competencias que los profesionales de los mercados financieros:   bancarios, intermediarios, analistas, consultores, gestores, etc.  de cada uno de los 28 miembros de la UE,  deberán ostentar para desarrollar su cometido profesional, sobre todo en su labor de información y asesoramiento  en materia de inversión  que deberá atenerse a unos estándares  mínimos de dominio de los mercados y de los  productos financieros , certificación y comportamientos ético.

La directiva apunta con especial determinación  directamente hacia  los profesionales bancarios ya que 194.283 en nuestro país  tendrán que superar un  examen  para probar que dominan con toda amplitud y claridad las características de cada uno de los productos financieros que venden en sus sucursales,  ya que, en realidad,  lo que  se pretende, además de los objetivos  anteriormente señalados,   es  poner freno a  los abusos  que las entidades financieras  han generado en la colocación y venta de ciertos productos  que por su complejidad no debieron comercializarse en el mercado masivo. Basta recordar en este aspecto  los numerosos y lamentables  episodios que  han deparado casos tan fragantes como la emisión de  las Participaciones Preferentes,  Bonos Convertibles, Venta de Acciones  por salidas a bolsa,  u operaciones específicas como Swaps, u otras,  cuyas deplorables  consecuencias todavía perviven en el lamento de muchos inversores que han visto cómo sus ahorros han sufrido importantes menoscabos.

Es verdad que el nivel formativo  de los profesionales bancarios ha experimentado  una importante mejora en los últimos años sobre todo si tenemos en cuenta que los procesos de selección de nuevos empleados ha exigido unos perfiles específicos  que incluyen, en la mayoría de los casos,  una formación universitaria, aunque,  en mi opinión no específica,  de la que, según  datos del sector, disponen el 75%,  sin embargo sólo el 49% se encuentra acreditado por algún certificador externo  como EFPA o CISI y de ellos sólo el 7.1 % cuenta con una validación.

En primera instancia, debemos celebrar  esta iniciativa de la UE cuyo principal objetivo, como hemos  señalado, es la defensa  del inversor y  el fomento de la equidad  y transparencia de los mercados y la adecuación de la venta  de productos bancarios a los perfiles de conocimientos y compresión de los clientes pero, en mi criterio, estos controles pueden perder toda su eficacia si las entidades financieras no moderan la presión que ejercen sobre  sus redes comerciales para exigir la venta, como hasta ahora, de productos  contraindicados  a ciertos perfiles de sus clientelas.

¿Ejercerá también, por tanto, la UE un estricto control  a las entidades financieras sobre este aspecto?.

 

 

 

 

 

 

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