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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la Verdad”. Esta frase, a la que he recurrido alguna vez porque resulta ejemplarizante, aunque no esté de moda, es también muy conocida en su locución latina “Amicus Plato, sed magis amica veritas” (Aristóteles). Atribuida al sabio y filósofo, se cuenta que a veces le hacían notar que algunas de sus afirmaciones contradecían a su maestro Platón, al que admiraba por la profundidad de sus pensamientos filosóficos, la corrección moral de su vida y de sus sentimientos, pero su respuesta tajante tiene como enseñanza que juzgaba más importante la verdad que la fidelidad a una persona, aun siendo relevante y venerada. Es una elección, que posiblemente no siempre resulte fácil, la de anteponer los principios sobre los intereses y las relaciones afectivas. La Verdad es un elemento muy recurrente para numerosos escritores. Entre ellos el alemán Thomas Mann, considerado uno de los autores europeos más importantes de su generación, Premio Nobel de Literatura en 1929, nacido un día como hoy en 1875, autor de La montaña mágica, y que dejó escrito que “con el tiempo, es mejor una verdad dolorosa que una mentira vital”. Sería interminable relacionar la cantidad de autores que han recurrido a la verdad como argumento. Desde Machado: “Tu verdad, no; la Verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”, o el mismo Machado a través de Juan de Mairena, en una conocidísima cita: “La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”; hasta Albert Einstein: “Si tu intención es descubrir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre”, pasando por Cervantes: “La verdad anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua”; Thomas Fuller: “La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda”; Séneca: “Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones”; Matahma Gandhi: “Estoy comprometido con la verdad, no con la consistencia” y, finalmente, Graham Greene: “Intento comprender la verdad, aunque esto comprometa mi ideología”. Comprometidos con la verdad, un buen lema para seguirlo al pie de la letra, sobre todo en un mundo que en gran medida transita sobre la mentira, unas veces desnuda y otras camuflada… Recordamos en el día en que nació, en 1799, al poeta, novelista y dramaturgo ruso Alexander Pushkin, autor de obras como El prisionero del Cáucaso, Oda a la libertad y La dama de picas. Pushkin fue exquisito como escritor y como persona un hombre adelantado a su tiempo. Dos expresiones de su autoría: “El ímpetu del corazón, engaño encantador, nos hace sufrir muy pronto” y “Yo era demasiado feliz para guardar en el corazón un sentimiento de enemistad”…Un día como hoy, de 1891, vino al mundo un torero que fue célebre, sevillano por más señas, Ignacio Sánchez Mejías, cuñado del mítico El Gallo, y cuya figura trascendió en mucho al ámbito taurino, ya que también fue aficionado a la literatura y a escribir, lo que le convirtió en uno de los personajes de la cultura más populares durante el primer tercio del siglo XX. Brillante, culto, educado, seductor, mediático, versátil y polémico, su figura fue ensalzada por Miguel Hernández y Rafael Alberti, además de inmortalizado a su muerte –corneado en la plaza de Manzanares en 1934- por Federico García Lorca en su famoso Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, elegía que está considerada, junto a las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique y la Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández, como una de las tres más importantes de la literatura española.  Una cita del torero-literato: “El mundo entero es una enorme plaza de toros, donde el que no torea, embiste”. Y he aquí un mensaje que dejó escrito cuando un periódico madrileño le censuró una crítica: “Satisfecho con lo que creía obligación patriótica, mandé mis cuartillas al Heraldo, y al releer en él mi artículo, he sorprendido de cómo la criba a la censura al cernir mi propósito, debilitaba todos mis argumentos”…Asimismo en este día podemos recordar a la escritora Virginia Cleo Andrews, nacida en 1923, autora de Flores en el ático, y de novela gótica en general, en la que mezclaba elementos clásicos del horror dieciochesco con tramas envueltas siempre en un ambiente opresivo familiar, con temas tales como el incesto. Lean este emotivo texto: “Y las personas somos como diminutas semillas, nutridas por el amor, la amistad y los cuidados. Si se les dedica el tiempo y la atención suficientes, incluso una vieja planta raquítica, abandonada en un patio arado, florecerá cuando menos se espere. Y esos son los brotes más preciosos, los más queridos”…Otra autora más, que nació en 1954, Dulce Chacón Gutiérrez, que escribió La voz dormida, nos dejó esta frase: “Hay mentirijillas que son una verdad más honda que las propias verdades”.  En 1996, también un 6 de junio, murió el poeta y crítico literario español, José María Valverde, que fue Premio Nacional de Poesía, y del que subrayo esta cita: “Y tu figura, como un cántico, cruzará de eco en eco toda la eternidad, sonando…liberando ese impulso que tenían cautivo”…Y por supuesto no podemos dejar de mencionar que tal día como hoy, en 1910, nacía en Gerona, el historiador, pedagogo y político catalán Jaime Vicens Vives, que revolucionó la historiografía contemporánea española, fue una de las figuras más importantes de la cultura catalana y española y se le reconoce, entre otras cosas, porque tendió puentes entre Cataluña y Madrid. Un cáncer de pulmón lo apartó de la vida con 50 años, pero ha quedado la labor “de un gigante”, como alguien le ha definido. Un gigante que tenía este lema Super Adversa Augeri. Sobreponerse a la adversidad. Siempre.

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