BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “He aprendido más cosas en los libros que en la vida. He sido muchas veces más feliz y desgraciada en los libros que en la vida” (Almudena Grandes). Hace dos años que nos dejó, a los 61 años, por un cáncer, la escritora madrileña, conocida y reconocida por su trayectoria literaria, especialmente porque en su obra, que es relevante y abarca bastantes títulos, siempre puso énfasis en la expresión de los sentimientos, con una prosa elegante y de carácter lírico que le condujo a la fama, sin olvidar que se trataba de una mujer comprometida con el universo de las ideas. Se inició con Las edades de Lulú, para continuar con Te llamaré viernes, Malena es un nombre de tango, El corazón helado, hasta llegar a la saga de los Episodios de una guerra interminable, en torno a la historia de España, en especial la guerra civil y la posguerra, donde cuela pasajes jienenses, que tienen como referente la Sierra Sur, y otros numerosos trabajos, que le han hecho ser una autora muy premiada, de la que se ha dicho también que tenía la curiosidad de la historiadora y la potencia de la novelista. La frase inicial he querido subrayarla porque amaba su trabajo, tenía pasión por escribir y por leer, y así fue hasta el último día. Rescatamos algunas de sus frases más significativas: “Hay que ser muy valiente para poder ayudar, ¿sabes?, pero hay que ser más valiente todavía para aceptarla”, en torno al lastre que puede ser para una persona el orgullo. Otra cita: “Omitir las verdades no es otra cosa que una variedad refinada de la mentira”, y estas otras expresiones: “Todos nos dejamos engañar a la vez, y no porque seamos tontos, sino porque las buenas personas son fáciles de engañar” y “Con el tiempo comprendí que la alegría era un arma superior al odio, las sonrisas más útiles, más feroces que los gestos de rabia y desaliento”. Y esta cita final, que parece premonitoria: “Luego alcancé a comprender que el tiempo nunca se gana, y que nunca se pierde, que la vida se gasta, simplemente”…Ahora una sentencia de Margaret Mead: “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado”. Tomo prestada la frase de la que se considera mujer más influyente del mundo de la antropología en su época, para subrayar la importancia de los colectivos organizados cuya fuerza es decisiva para el cambio que requiere la ciudad en la que vivimos, y por extensión el mundo en el que habitamos. Me encanta la fortaleza de la sociedad civil que en lugares como nuestra ciudad de Jaén se hace tan imprescindible, con su talante proactivo, y que constituye la esperanza para salir de la rutina y cambiar el rumbo de los acontecimientos. Hay quienes se esconden para no ser testigos de posibles avances, en una sociedad muy conservadora (de conservar, de estarse quieta, de resignación), pero por fortuna cada vez van siendo más las personas que despiertan, gente normal y corriente que viene arrollando con su cargamento de ilusión y de valores. El futuro de esta ciudad y de todos los pueblos, también está en sus manos…Una frase de Shakespeare para enmarcar: “Sea como fuere lo que piensas, creo que es mejor decirlo con buenas palabras”. Otra de Albert Einstein: “Aquellos que tienen el privilegio de saber tienen la obligación de actuar”. Y Agatha Christie: “No hay nada más agotador que la persona que siempre tiene la razón”…Además, tal día como hoy, de 1820, nacía el filósofo alemán Friedrich Engels, uno de los padres del llamado socialismo científico, más conocido como marxismo. A pesar de sus aportaciones, su personalidad, y sus concepciones políticas, sociales y económicas, estuvo siempre a la sombra de Marx. Dos frases de su autoría: “Lo que no se sabe expresar es que no se sabe” y “La forma en que la gran masa de los pobres son tratados por la sociedad moderna es verdaderamente escandalosa”…Otro personaje a rescatar es el escritor italiano Alberto Moravia, nacido el 28 de noviembre de 1907, y cuya obra literaria se caracteriza por una crítica frontal a la sociedad europea del siglo XX: hipócrita, hedonista y acomodaticia. Su estilo austero y realista ya estaba presente en su primera novela, Los indiferentes, que le hizo saltar a la fama. Dos expresiones de Moravia: “Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos de los gobiernos que han votado” y “El amor propio es una bestia curiosa que puede dormir aún bajo los golpes más crueles; y luego se despierta, en cambio, herido de muerte por un simple rasguño”…Y también un 28 de noviembre, de 1859, fallecía el escritor estadounidense Washington Irving, muy representativo del Romanticismo. El autor de obras como Cuentos de la Alhambra, conocido también por su impulso viajero, pertenece al mundo literario del costumbrismo y es el primer autor americano que se sirve de la literatura para hacer reír y caricaturizar la realidad, creando además el estilo coloquial americano, que después utilizarían Mark Twain y Ernest Hemingway. Dos testimonios de este autor: “Las grandes mentes tienen objetivos, las demás deseos” y “Hay algo sagrado en las lágrimas. No son señal de debilidad sino de poder. Son las mensajeras de una pena abrumadora y de un amor indescriptible”… Recurro ahora al gran Mario Benedetti, para agradecer a un buen amigo, que me invite al recuerdo: “No te rindas, por favor no cedas,/aunque el frío queme,/aunque el miedo muerda,/aunque el sol se esconda y se calle el viento,/aún hay fuego en tu alma,/aún hay vida en tus sueños”…Y para final, una cita de Miguel de Unamuno: “Solo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas”.