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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “No me vendo, ese es el único lujo de los pobres” (Santa Teresa). Hay muchas cosas en la vida que son efímeras, el dinero, el poder, el aplauso. En cambio ser pobre puede ser un lujo cuando es sinónimo de libertad, de ir por la vida ligero de equipaje, sin hipotecas ni condicionamientos. En esta fiesta dedicada a la santa de Ávila, la recordamos junto a San Juan de la Cruz como la cumbre de la mística cristiana. Santa Teresa de Jesús, monja, fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos, se ganó su patronazgo sobre los escritores gracias a su profusa creación literaria. La Doctora escribió varias obras autobiográficas, entre las que se encuentra Vida, Relaciones y Fundaciones. También escribió diversas obras doctrinales, entre las que aparecen Camino de perfección, Conceptos de amor de Dios, Castillo Interior o Moradas. Por último escribió un gran número de Cartas y Poesías. Teresa de Cepeda y Ahumada falleció el 15 de octubre de 1582 y nos dejó el legado de su vida y su obra, aparte de hermosas expresiones como estas: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero”, “La vida es una mala noche en una mala posada”, “Tristeza y melancolía no las quiero en casa mía” y “Lee y conducirás; no leas y serás conducido”…Además, un día como hoy de 1804, nacía el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, a quien se considera uno de los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XX. Escribió sobre temas tan diversos como el arte, la filosofía, la religión, la ciencia o la tragedia. En su obra tanto como la temática se ponía en valor el estilo y la sutileza. Le recordamos con estos dos testimonios: “Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado” y “Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes”…Asimismo un 15 de octubre, de 1901, venía al mundo el escritor y dramaturgo español Enrique Jardiel Poncela, cuya obra se relacionaba con el teatro del absurdo, alejado del humor tradicional, para dedicarse a otro más intelectual, inverosímil e ilógico. El tiempo ha engrandecido su figura y la de sus obras, como Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada y Los habitantes de la casa deshabitada, entre otras muchas. Suyas son estas citas: “La juventud es un defecto que se corrige con el tiempo” y “Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa” y “Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre”…También merece atención el escritor norteamericano, de origen italiano, Mario Puzo (15 de octubre de 1920), especialmente conocido por ser el autor de la novela El Padrino, de la que se vendieron más de 21 millones de copias, hasta el punto de llegar a recibir el sobrenombre de “el literato de la mafia”. Dos frases de este escritor: “Amistad y dinero: el aceite y el agua” y “Nunca estés enojado. Nunca amenaces. Razona con la gente”…Y otro autor de ascendencia italiana, Italo Calvino, nacido el 15 de octubre de 1923, que escribió obras conocidas como Si una noche de invierno un viajero o Las ciudades invisibles, innovando en la simplificación de la forma narrativa, para hacerla más legible al lector. También le recordamos con dos sentencias: ”Leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser y aún nadie sabe qué será…” y “Si levantas un muro, piensa en lo que queda fuera”…Una frase de Lope de Vega: “No hay cosa más fácil que dar consejo ni más difícil que saberlo tomar”…El final es una cita del músico Lionel Hampton: “La gratitud se da cuando la memoria se almacena en el corazón y no en la mente”.

ORACIÓN
Teresa de Jesús

Nada te turbe;
nada te espante;
Todo se pasa;
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.

VIVO SIN VIVIR EN MÍ
Teresa de Jesús

Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.
Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba
es la vida verdadera;
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

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