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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / «No dejes que muera el sol sin que hayan muerto tus rencores» (Mahatma Gandhi). El gran pensador y líder del nacionalismo indio, asesinado tal día como hoy, por un fanático, cuando contaba con 78 años, hace pues 76, nos da la fórmula para estar cada día en paz con nuestra conciencia, no se puede ir uno a la cama tranquilo si se tienen sentimientos de odio. Cada día hay que ajustar cuentas y perdonar, y de un modo especial en la convivencia con las personas cercanas y queridas. El gran Gandhi es una fuente de sabiduría, un icono de libertad tal como dejó expresada en esta maravillosa lección: «Podéis encadenarme, podéis torturarme, podéis destruir este cuerpo, pero nunca encarcelarás mi mente». Precisamente en su recuerdo se celebra hoy el Día Escolar de la No Violencia y de la Paz, que tiene en estas fechas un gran eco en los centros escolares, y que trata de proyectar en los niños y niñas estos sentimientos. Bien sabemos que la paz en el mundo, así como los derechos humanos, son conceptos pisoteados, hace falta más que nunca sentir el dolor por tantas situaciones injustas y clamar para que la política, que a veces parece que no va con ella, actúe con mayor contundencia, porque la situación es cada vez más complicada, a veces me pregunto hacia dónde nos dirigimos. Pero no encuentro respuesta, en tanto que los titulares de los medios de comunicación son cada día un motivo más para el pesimismo. Algunas frases alusivas a la jornada. Madre Teresa de Calcuta: “La paz comienza con una sonrisa”. Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos: “Educar en la igualdad y el respeto es educar contra la violencia”. El físico y filósofo Isaac Newton: “El ser humano construye demasiados muros y no suficientes puentes”… Una conocida expresión que se atribuye a Voltaire: “No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. El escritor, historiador, filósofo y abogado francés está considerado un incansable luchador contra la intolerancia y la superstición y siempre defendió la convivencia pacífica entre personas de distintas creencias y religiones, y enfatizó sobre el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad. Sus escritos siempre se caracterizaron por la llaneza del lenguaje, huyendo de cualquier tipo de grandilocuencia. Maestro de la ironía, la utilizó siempre para defenderse de sus enemigos, y son conocidas sus discrepancias con Montesquieu y el desprecio que tenía al referirse a Rousseau. Recordemos alguna de sus frases más conocidas: “Todos estamos llenos de debilidades y errores; perdonémonos recíprocamente nuestras tonterías, es ésta la primera ley de la Naturaleza” o estas otras: “Si hubiera habido censura de prensa en Roma no tendríamos hoy ni a Horacio ni a Juvenal, ni los escritos filosóficos de Cicerón”, y “¡Dios mío, líbrame de mis amigos! De los enemigos ya me encargo yo” y la última: “El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil”…Un recuerdo para el escritor y poeta español Antonio Gamoneda, premiado con el Cervantes en 2006 y perteneciente al llamado “grupo poético de los 50”. Según Gamoneda, que utiliza bellamente la metáfora, “la poesía no es, en modo directo, un instrumento para transformar el mundo, pero sí un instrumento para afilar las conciencias”. Y es que, como diría Pessoa, hay metáforas que son más reales que la gente que anda por la calle, hay imágenes en los escondrijos de los libros que viven más nítidamente que muchos hombres y mujeres, y hay frases literarias que tienen una individualidad absolutamente humana. En resumen, la poesía de Gamoneda tiene la desnudez de la existencia: “únicamente porque muere, canta mi palabra desnuda y retorcida…”.

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