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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “El otoño es un andante melancólico y gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno” (George Sand). Época de cambios, se asocia a la melancolía, a la madurez, a la reflexión. Tiene connotaciones tristes, pero es una estación hermosa la que oficialmente se inicia la próxima madrugada. Muchos escritores han dedicado textos a la estación que llega. Así Paulo Coelho escribe: “No hay mejor momento que el otoño para empezar a olvidar las cosas que nos molestan. Dejar que se suelten de nosotros como las hojas secas, pensar en volver a bailar, disfrutar de cada momento del sol, que todavía calienta, calentar el cuerpo y el espíritu con sus rayos, antes de que se vaya a dormir y se convierta en una débil bombilla en el cielo”. George Elliot lo ve así: “¡Delicioso otoño! Mi alma está muy apegada a él, si yo fuera un pájaro volaría sobre la tierra buscando los otoños sucesivos”. Para Albert Camus, “el otoño es una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor”. Otro autor, Lauren Destefano, lo retrata de esta manera tan bonita: “El otoño siempre ha sido mi estación favorita. El momento en que estalla todo con su belleza pasada, como si la naturaleza hubiera estado ahorrando todo el año para el gran final”. Salvatore Quasimodo tiene esta definición: “Otoño manso, yo me poseo y me inclino ante tus aguas para beber el cielo, suave fuga de árboles y abismos”. Y Jaime Bodet utiliza esta expresión: “Otoño nos cita con un son de flautas: vamos a buscarlo por la tarde clara”…Por lo demás, recordamos al escritor y poeta francés André Breton, que nos dejó tal día como hoy de 1966; teórico del surrealismo y reconocido como el fundador y principal exponente de este movimiento, autor de obras como Nadja o El arte mágico. Dedicó parte de su tiempo a estudiar las obras de Sigmund Freud. En su obra encontramos poesía, rebeldía y profundidad, y se le considera autor de la consigna que esgrimieron los estudiantes en el mayo francés de 1968: “La imaginación al poder”. Dos sentencias de este escritor: “Querida imaginación, lo que amo sobre todo en ti es que no perdonas” y “¿Qué es la riqueza? Nada, si no se gasta; nada, si se malgasta”…Hace nueve años nos dejaba el conocido escritor colombiano Álvaro Mutis, autor destacado por la riqueza verbal de su producción y una característica combinación de lírica y narratividad. Participó en sus inicios del movimiento de poetas agrupados en torno a la revista Mito. Influido por Pablo Neruda, Octavio Paz, Saint John Perse y Walt Whitman, empleó la poesía como vía de conocimiento para el acceso a universos desconocidos, a nuevos mundos donde fuese posible el amor y la buena muerte. Su álter ego es Maqroll, un aventurero sombrío y a la vez inocente, que canta a la frágil condición humana. Su obra fue reconocida con galardones tan prestigiosos como el Príncipe de Asturias (1997) y el Premio Cervantes (2001). Dos expresiones de Mutis: “Cuando la gratitud es tan absoluta, las palabras sobran” y “Hay cosas que nos llegan demasiado pronto y otras demasiado tarde, pero esto solo lo sabemos cuando no hay remedio, cuando ya hemos apostado contra nosotros mismos”…Finalmente, rescatamos al escritor francés Alain Fournier, muerto en combate, en la Primera Guerra Mundial, a la edad de 27 años. Se trata de un novelista y poeta, autor de El gran Meaulnes, novela de culto que marcó a los adolescentes franceses de las décadas del veinte al cuarenta, y que la crítica señaló como una de las mejores del siglo. Esta frase es suya: “Además, yo les enseñaría a los niños a ser buenos, con una bondad que yo conozco (…) cuando sea maestro. Les enseñaría a encontrar la felicidad que tienen tan cerca, aunque no lo parezca”…En fin, como dice el poeta Leopoldo Lugones: “No temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama”. En efecto, hemos aprendido con el tiempo que aunque caigan las hojas el árbol sigue en pie, lo cual me parece una preciosa metáfora de la vida. Feliz otoño!!! 

OTOÑO

Juan Ramón Jiménez 

Esparce octubre, al blando movimiento

del sur, las hojas áureas y las rojas,

y, en la caída clara de sus hojas,

se lleva al infinito el pensamiento. 

Qué noble paz en este alejamiento

de todo; oh prado bello que deshojas

tus flores; oh agua fría ya, que mojas

con tu cristal estremecido el viento! 

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,

en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,

echado en el verdor de una colina! 

En una decadencia de hermosura,

la vida se desnuda, y resplandece

la excelsitud de su verdad divina. 

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