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El otoño promete, sobre todo porque no sabemos lo que nos va a deparar la pandemia que sigue viviendo con nosotros, sin que sepamos a ciencia cierta hasta cuándo. Si no lo saben los científicos, los grandes expertos cuya misión es investigar, qué podemos decir de los demás que lo ignoramos todo de ella, a pesar de que haya algunos que, como en otros aspectos de la vida, van de “sabeores” y creen tener todas las claves, a juzgar por las “lecciones” que pretenden darnos, sobre todo a través de las redes sociales, que algunos manejan con verdadera maestría.

Aquí estamos de nuevo en un día muy triste porque se ha producido la entrega de las cartas de despido a los trabajadores de Onda Jaén, la radio y televisión municipal, una vez que los votos del equipo de gobierno, como diseñaron milimétricamente hace un año, extinguieron el medio de comunicación hace unos días. Una mala noticia para la libertad de expresión. Ahora iremos viendo el discurrir y a qué se debe que dos fuerzas políticas de un Ayuntamiento, que hoy son las que tienen el mando, se decidan contra viento y marea, con una hoja de ruta perfectamente organizada, tratando de superar todos los obstáculos que ha habido en el camino, su obsesiva pretensión. El tiempo, juez insobornable, dirá la última palabra.

En Andalucía el gobierno de Juanma Moreno, que ya se enfrentó hace un año a la crisis de la listeriosis, tiene que lidiar ahora un problema de muchísimo mayor calado como es la covid-19. El consejero Jesús Aguirre se jacta de estar gestionando bien esta papeleta, en tanto que en la sociedad andaluza hay dudas al respecto. Es la propia sociedad la que está dividida en esto y en todo. Nada nuevo, unas veces toca criticar y otras ser criticado. Por cierto, la delegada de la Junta, Raquel Morales, que entre otras competencias asume la de Justicia, ha señalado en declaraciones a Europa Press que la Ciudad de la Justicia está ahora más cerca. Debe tener mucha seguridad para lanzarse con una afirmación tan rotunda, de hecho ha dicho que se trata de “una de esas espinitas que Jaén tiene que sacarse”. Desde luego que sí. Creo que la delegada se lo cree y ello me produce cierta tranquilidad, pero los temas de Jaén que siguen en lista de espera desde hace tantos años, en el caso de la Ciudad de la Justicia más de veinte, invita a mantener el estado de escepticismo militante hasta ver que se mueve ficha de manera definitiva. La propia delegada, inquieta y trabajadora donde las haya, reconoce que todo está avanzado, empezando por el proyecto, que es el mismo que había, se ha unido el interés, pero ahora queda el paso decisivo que es la financiación.

Se dice en los mentideros políticos que la Junta está captando inversores y que la solución para este proyecto de Jaén y de otros en el territorio andaluz, más aún en tiempos de convulsión económica como es el presente, es la financiación público-privada, fórmula que ya pretendió en su día, sin éxito, el nefasto consejero Emilio de Llera, visto al menos desde la óptica de los intereses de Jaén, en otros sitios es posible que tengan otra opinión. De modo que tanto al presidente de la Audiencia, Rafael Morales, como al decano del Colegio de Abogados, Javier Pulido, le habrá dado alegría la buena nueva, aunque ambos como el que suscribe tendrán el síndrome de Santo Tomás: ver para crear.

En Jaén tenemos plétora de asuntos, en su mayoría heredados de unos meses en los que a pesar del verano ha ocurrido de todo y hay que estar atentos por si llegan decisiones que afecten al futuro y donde veremos medirse la voluntad política y casi la personal también de los regidores. El principal inconveniente que encontramos en la ciudad de Jaén es que hay un nivel de división muy grande, que está en las fuerzas políticas pero que se traslada también a la sociedad. Estoy convencido de que esta y no otra es la causa de que Jaén no haya avanzado, pues es verdad que hay muchas dificultades, pero no es menos cierto que existen fortalezas que bien encauzadas tendrían que variar el rumbo. Pero hay que querer y, sobre todo, hay que sumar y multiplicar. Pero aquí se opta más por restar y dividir. Así no vamos a ninguna parte.

Cada vez cuesta más trabajo echar un vistazo, participar en suma, en las redes sociales, porque a poco que sale algún asunto polémico aparecen los palmeros de unos y de otros pontificando, discutiendo, a veces con un estilo poco refinado, de patio de colegio, con un mal gusto que echa para atrás. Está bien usar las redes, pero si no se hace con medida, y hay muchos excesos, las carga el diablo. No me gusta. Antes de seguir quiero dejar claro que tengo respeto por todos los partidos a los que considero vitales en un sistema democrático basado en las formaciones políticas, pero que, y aunque esto resulte una obviedad lo diré, cada vez que censuro en algo a uno no necesariamente quiere decir que esté con el otro, ni viceversa. Hace muchos años que decidí quedarme en Jaén y adscribirme a un único partido político, la ciudad en la que vivo y en la que me siento feliz, con sus pros y sus contras.

Insisto en el respeto a las ideologías e incluso a los profesionales que tienen otra opinión a la mía, solo faltaría, pero he conocido en la política a líderes que exigían no respeto sino genuflexión y algo así como “estás conmigo o estás contra mí”. Gozo con mi independencia deseada y con respecto a la genuflexión, solo me arrodillo ante Cristo, y también puedo hacerlo, si llega el caso, con personas que yo sepa a ciencia cierta que son buenas y lo merecen. Me hubiera arrodillado, por ejemplo, mil veces, ante Alfonso Sánchez Herrera, ya que sigue en nuestra memoria y ante muchísimas personas más, y no me importaría dar una larga relación de nombres. Como decía Pessoa: “No el placer, no la gloria, no el poder; la libertad, solo la libertad”. Y qué hermosa es!!!

Explico todo esto de manera preliminar en el inicio de este nuevo curso, porque los partidos analizan de manera tan pobre las situaciones y siempre quieren estar en posesión de la verdad, que no tienen el menor reparo en etiquetar. Yo creo sobre todo en las personas, de manera especial en las buenas personas, y por supuesto, en sus hechos, que es por las que finalmente se las tiene que conocer y enjuiciar. 

PD. Trabajadores de Onda Jaén que hoy han recogido sus cartas de despido. Un mal día.

 

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