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Por ANTONIO GARRIDO / Mañana va a estar en Jaén capital el gobierno en pleno de la Junta de Andalucía, con su presidente Juanma Moreno Bonilla al frente, para celebrar en el Museo Íbero la reunión habitual de gobierno de los martes, que a veces con ocasiones extraordinarias sale de su sede de Sevilla para tratar de dar satisfacciones al amplísimo territorio andaluz. Por cierto, el Museo Íbero, o lo que deberá ser en su día, por ahora es un escenario multiusos, se entiende que por razones prácticas vayan a reunirse en sus dependencias, porque se trata, eso sí, de un gran edificio, aunque no es el mejor ejemplo de una gestión eficiente. Antes de la reunión, para darle solemnidad a este día de Jaén, habrá foto de familia en el photocall de la Plaza de Santa María, ante nuestra Catedral, el lugar comúnmente elegido para este tipo de recuerdos, porque sin duda es el mejor. Dicho esto, bien sabemos en el tiempo que estamos, desde hace algunos meses han empezado los juegos florales, es lo que tiene la llegada de la cita con las urnas cada cuatro años, en este caso para renovar los ayuntamientos, que los políticos de todas las formaciones se ven obligados a rendir cuentas y a derrochar ingenio, para tratar de ilusionar a los electores, ya saben porque lo repito con frecuencia, se hace campaña en verso, pero a la hora de la verdad, cuando toca gobernar, se recurre a la prosa.

El actual presidente de la Junta lleva ya unos años en el cargo, y antes de eso fue jefe de la oposición, y desde ambas posiciones ha tenido oportunidad de conocer la realidad de Jaén. Cuando no tenía poder es lógico que no se le exigieran responsabilidades, pero ahora es diferente, y a pesar de que él transfiere al gobierno de España y a los anteriores ejecutivos andaluces todos los males que padece Jaén, y tanto él como su gobierno repiten con insistencia que Jaén ha sido una provincia tradicionalmente olvidada, arrinconada y orillada por parte del anterior gobierno socialista, y en ese criterio podríamos encontrarnos, así como que el actual, que preside Moreno Bonilla la ha convertido en una “absoluta prioridad”, lo cierto es que los resultados están por ver. Hay actuaciones, pero en el balance general existe una distancia considerable entre los compromisos manifestados y los que se han convertido en realidad o van camino de ello.

Precisamente en breve se van a cumplir cuatro años de la primera visita institucional de Juanma Moreno a Jaén. Entonces nos prometió el paraíso, pero se hace esperar, y la deuda histórica se va engordando, o, lo que es lo mismo, estamos muy lejos de la convergencia con zonas más prósperas de Andalucía, imposible acercarse a los parámetros de esos otros territorios, de modo que una vez más desde Jaén tenemos que expresar la queja de que se mantiene la Andalucía de las dos velocidades, y nosotros estamos en la que estamos, a pesar de tanto cariño y la reiteración de palabras tan sufridas como las de “apuesta” y “compromiso”, que deben estar en la mente, esto es difícil saberlo, pero no en la gestión de nuestros responsables públicos. Lo cierto y verdad es que ahora lo que toca es dirigir todas las miradas hacia el presidente Moreno Bonilla, su persona y su acción política, porque es el jefe del gobierno de la comunidad, y el que nos puede ofrecer respuestas.

No me gusta el halago fácil hacia los políticos, más que nada porque pueden acarrear decepciones, aunque desde el primer momento he valorado el tono de sus discursos, el talante moderado, que pasa por ser su principal seña de identidad, lo mismo que me agrada la mesura, prudencia y humildad, que se agradece en tiempos de convulsión y de soberbia política, sin que por el momento, en contra de los que algunos desearían, se le pueda criticar de presidir un gobierno radicalizado que deba dar miedo a los andaluces, en definitiva da confianza seguir viéndole sereno, tranquilo y responsable en el papel que tiene asumido, aunque es normal que nunca llueva a gusto de todos, lo mismo que es necesaria la crítica, sobre todo ante problemas que están y la sociedad en su conjunto reconoce, por ejemplo la sanidad. La moderación es un factor muy favorable, un plus que debe caracterizar al buen político que se precie, pero ella en sí misma no garantiza el desarrollo de los territorios, y conviene decirlo en lugares como Jaén, en continua espera, que lo que necesita son hechos. Moderado, pero al tiempo eficaz y justo, de eso se trata.

El presidente Moreno Bonilla conoce bien la asignatura Jaén, en primer lugar porque la oposición enseña y le obligó a aprenderse las materias, y, también, dicho sea de paso, a comprometerse formalmente con algunas propuestas de esas que tienen una trayectoria corta. Nos engatusó con un Jaén en la primera división, empeñó su palabra política, nada nuevo, pero en este momento procesal lo que se espera de la actual Junta es la ejecución de proyectos, inversiones, hechos. Asistimos a un momento confuso, de muchos discursos y muy reiterativos, cada cual vendiendo sus mercancías y tratando de hacernos comulgar con ruedas de molino, que favorece la inacción de los unos y los otros, en definitiva pierde Jaén. Los socialistas jienenses miran a Andalucía en sus críticas y como defensa de su escaso haber, y los populares hacen lo propio hacia Madrid, y unos por otros mantienen este pulso tan nocivo para nuestros intereses.

Se nota en la calle, de hecho los paseos del presidente Moreno Bonilla cuando viene a Jaén suelen ser placenteros, que todavía no se ha generalizado el nivel de exigencia hacia su gobierno, no digo que no exista, pero reducido a los otros partidos y a los colectivos más inquietos que en la generalidad de la ciudadanía, pero el presidente bien debe conocer que la confianza tiene sus límites y que hay que actuar para que Jaén sienta que en las competencias de la Junta de Andalucía se observan avances. El pueblo suele tener mala memoria, pero de vez en cuando se subleva y manifiesta su fuerza y su poder.

En Jaén estamos curados de espanto. Durante muchos años hemos asistido al bochornoso espectáculo de la confrontación permanente de las administraciones autonómica y local, con responsabilidad por ambas partes, todo hay que decirlo, porque dos no se pelean si uno no quiere, pero lo peor de todo es que sus consecuencias, muy negativas, las ha pagado la ciudad y determinados proyectos nunca llegaron a buen puerto a causa de esta lamentable actitud. Esta relación tan perversa se ha mejorado, en parte porque tanto Juanma Moreno como Julio Millán, lo han hecho posible, aunque de vez en cuando rompan esa especie de armisticio para entrar en la refriega. Qué importante es en este sentido la lealtad institucional, que en los últimos años ha mejorado algo, y que está permitiendo abrir cauces de colaboración y de futuro para la ciudad.

Lo que está ocurriendo con el tranvía es vergonzoso, hay que decirlo con rotundidad, y la salida, que antes estuvo en otros tejados, ahora lo está en exclusiva en el de la Junta. El presidente dijo en la campaña del pasado mayo que el problema estaría resuelto al inicio de esta legislatura y ya vemos que no, da la impresión de que ha habido contagio colectivo del anuncio que hizo un alcalde popular en el sentido de que jamás se montaría en el dichoso tranvía. Los jienenses estamos informados del nivel de eficacia de otros proyectos similares, en tanto que el nuestro sigue sometido a la inacción, cuando pensábamos, un tanto ilusamente, que este gobierno sería capaz de poner en marcha con celeridad el sistema tranviario que lleva doce años de espera. Asignatura clamorosamente suspensa. Por lo que respecta a la Ciudad Sanitaria, la joya de la corona, da la impresión de que ahora, con este gobierno, sí está encarrilada, pero hay que recordar que el hoy presidente se permitió hace varios años anunciar el compromiso de que si llegaba al poder llevaría esta propuesta a los primeros consejos de gobierno, y esto no sucedió, ahora cabe esperar que esta legislatura no pase en blanco y que veamos avanzar el proyecto, que en sí mismo ya justificaría el mandato, por la inversión y por tan esperada infraestructura. No se puede olvidar la Ciudad de la Justicia, un cuarto de siglo de largas y a la postre otro fracaso, en el que Jaén ha ido viendo que en otras capitales sí se hacían realidad equipamientos de la misma naturaleza.

Hay algo todavía más importante, se trata de nuestra Universidad y su modelo de financiación, que en este momento debe estar debatiéndose entre bastidores. La UJA es presente, sus treinta años de vida avalan su magnífica trayectoria y la consideración que se le tiene tanto dentro y fuera de Jaén, pero sobre todo es futuro y si se toca debe ser para hacerla crecer para que siga siendo el motor para el progreso y desarrollo de la provincia. Cuidado con ella, sobre todo porque las grandes y antiguas instituciones universitarias querrán mantener sus privilegios y en nuestro caso tendremos que defenderla con uñas y dientes, porque pasarán los responsables públicos, pero la Universidad de Jaén nos tiene que trascender a todos, además con mucha solvencia a todos los niveles.  

En este momento procesal el presidente Moreno Bonilla ha decidido celebrar un Consejo de Gobierno en Jaén ciudad, porque es verdad que visita la capital y la provincia con frecuencia y estoy por asegurar que siempre se siente cómodo en ella, la admira y se le nota, ya pasó aquel incidente de Linares el día que no obstante tuvo la valentía y el arrojo de hacerse presente, lo que sus antecesores jamás se atrevieron a hacer. Es buen momento para recordar los anteriores encuentros de su gobierno en nuestra tierra, primero en Úbeda hace varios años y más recientemente en Linares. Del último, febrero de 2022, algo queda, aunque poco, pero el Consejo de Úbeda quedó para la historia como un enorme brindis al sol, aquella promesa de invertir en tres años 810 millones de euros. Pronto se les olvidó tan eufórico y parece que demagógico anuncio.  

Por sus obras los conoceréis, y a la Junta la vamos a valorar por el orden del día del Consejo de Gobierno de mañana y las buenas noticias, en su caso, que pueda trasladar a Jaén y los jienenses. Es de esperar que esta no sea una visita institucional inserta en la campaña en la que desde hace algún tiempo se vienen ofreciendo dádivas a la provincia desde las diferentes instancias. Pedro Sánchez nos ha dado el cambiazo, del frustrado Colce, que Moreno Bonilla tan bien conoce, ha pasado a ofrecernos el Cetedex, que parece que va en serio aunque la sociedad es muy descreída, por razones más que obvias, pero en las circunstancias actuales ha movido ficha y ha animado a su tropa socialista, que estaba en horas bajas y ahora se permite sacar pecho. Seguro que a los dirigentes del PP como a los del PSOE, les ocupa y preocupa la cita con las urnas del 28 de mayo, de hecho en un acto de los populares, Moreno Bonilla se ha atrevido a aventurar que Agustín González será el próximo alcalde de Jaén, y los más próximos lo han situado en su misma órbita, la moderación. Son malos tiempos para los compromisos, bien lo sabemos por experiencia, pero hay que dar la oportunidad de escuchar al presidente, no contemplo la hipótesis, o me niego a contemplarla, de que con la que está cayendo venga a Jaén con las manos vacías. Supongo que será tema de conversación con la consejera Catalina Carrasco como antes lo fue con Juan Bravo. De los consejeros y delegados que ejercen en el ámbito territorial, esperamos que tengan órdenes estrictas para que traten a Jaén por lo menos con la misma atención que lo harán con el resto de las capitales andaluzas, con el objetivo de romper la racha de los agravios y empezar a notar que hay un gobierno que es capaz de vertebrar y establecer los necesarios equilibrios y no provocar injusticias. Ni más que nadie ni menos que nadie.

En fin, repito, es bien conocido que los políticos son muy dados a la locuacidad y a la euforia en época de campaña y, como decía Nikita Krushov, son capaces de prometer un puente aunque no haya río. Pero como jienense, que por encima de todo me interesa y preocupa el futuro de mi tierra, juzgaré al actual gobierno andaluz por las realidades, las inversiones, los proyectos. Mi deber será criticarles, como he hecho hasta ahora con los gobiernos de la Junta, si las circunstancias hicieran que este tiempo no es capaz de insuflar ilusión y actuaciones en esta desesperada capital andaluza. Me gustaría felicitar con frecuencia al señor Moreno Bonilla, por él mismo y porque haya funcionado esa sensibilidad en la que pongo el acento y tendría que empezar a dar frutos, porque en Jaén, que tiene tantos recursos para sentir orgullo, pero en la mayoría de los casos mal aprovechados, ya no hay tiempo que perder. Así que mañana seremos todo oídos, presidente.

Foto: El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, hace casi un año, con motivo de la reunión del Consejo de Gobierno de la Junta en la ciudad de Linares.

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