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Por ANTONIO GARRIDO / Hoy la Universidad de Jaén ha estado presente en el Parlamento de Andalucía. Tomamos nota de ese protagonismo y de las exigencias que se han planteado, pero ya sabemos de sobra que las comparecencias en la Cámara suelen olvidarse, siempre tenemos en el recuerdo cuando la entonces diputada Mónica Moreno, consiguió que el pleno por unanimidad aprobara que la única sede andaluza para el Plan Colce debía ser Jaén, y recordarán en qué quedó. La política, desde los escenarios del poder es la que decide. Podría poner muchos más ejemplos, pero creo que el anterior es bien elocuente.

La diputada del Grupo Parlamentario Socialista, Ángeles Férriz, y hay que agradecérselo en lo que vale, ha preguntado al consejero de Universidades, José Carlos Gómez Villamandos, por las negociaciones en torno al modelo de financiación de las universidades públicas andaluzas, habida cuenta de que algo ha trascendido en referencia a que “las grandes” desean seguir manteniendo sus cuotas poder, sobre todo económico, y tratar de concitar un consenso entre todas es una complicada tarea. Férriz, que desde el primer momento ha estado con la causa, que para mí no es cuestión política propiamente dicha, aunque al final todo lo sea, es más bien la necesidad apremiante de defender que nuestra Universidad tenga garantizado su futuro, desde el punto de vista presupuestario, por supuesto, pero también en crecimiento de sus expectativas, titulaciones, etc., para servir mejor al territorio, tal y como le mandata la propia ley de creación de hace ya casi treinta años.

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Ángeles Férriz, con la pasión vibrante y la oratoria que le caracteriza, porque es una espléndida parlamentaria, siempre se lo digo, de ahí mi aplauso sincero para ella, ha insistido en el mensaje que tenemos que memorizar todos y cada uno de los jienenses, porque nos jugamos mucho si por la vía de los números la UJA se resiente, por eso ha insistido en que “la Universidad de Jaén no se toca, es el motor y el alma de esta provincia, es la esperanza de nuestros hijos y el sueño de nuestros abuelos”. Todavía más, ha señalado que no casa hacer una declaración de amor a las universidades públicas y después abrir las puertas de par en par a universidades privadas “de dudoso prestigio”. Ha aprovechado la presencia de una representación de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la UJA, que ha tenido que nacer cuando se van a cumplir treinta años de la ley de creación, 1 de julio de 1993, y se ha creado, según la diputada, “porque la actual Junta la ha puesto en peligro por un sistema injusto”. Por su parte el consejero Villamandos ha respondido con las cuentas del gran capitán, negando la mayor y transformando las críticas recibidas en una sucesión de parabienes para su gestión, lo que ocurre es que el actual responsable de Universidades, –del anterior más vale ni acordarse, porque fue el enemigo número uno de la Universidad de Jaén, y su modelo la relegaba a la insignificancia–, no parece muy de fiar porque de manera habitual ha defendido posiciones contrapuestas, una cosa y la contraria, jamás ha tenido el gesto de reconocer siquiera la existencia de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la UJA y hace escasas fechas, con motivo de la reunión en Jaén del Consejo de Gobierno de la Junta, tras la mediación del consejero de Presidencia, Antonio Sanz, se comprometió a mantener un encuentro con la Plataforma y no ha cumplido con su palabra, creo que quiso enviar a un colaborador y por supuesto la Plataforma no ha aceptado. Un gobierno que quiere presumir de diálogo social y que ignora a un movimiento ciudadano y no es capaz de reunirse con él y defender sus planteamientos, sobre todo si como defiende son rigurosos y gozan de crédito político, es algo difícilmente entendible. Por eso creo que es muy importante no bajar la guardia y evitar, de la manera que sea necesario, que no se cometa un atropello con nuestro buque insignia. No lo vamos a consentir, que quede bien claro y es otro aviso a navegantes.

El consejero Villamandos se ha referido, no obstante, al diálogo con los rectores, “desde el rigor y el diálogo, para cumplir con el compromiso de conseguir una armonía financiera entre todas estas instituciones”, y más todavía: “Les garantizo que estamos manteniendo reuniones fructíferas y que tenemos que seguir perfilando todos los detalles para que cada universidad cuente con los recursos necesarios para cumplir con sus objetivos de manera solvente”, lo que quiere decir, según sus propias palabras, concluir con “un acuerdo justo y equilibrado entre territorios”. Eso es justamente lo que esperamos que ocurra. Cualquier otra posible salida encontrará el rechazo de la sociedad de Jaén, mediante la Plataforma citada y muchos agentes políticos y sociales que están apoyando la causa, como no puede ser de otra manera. Es de esperar que si surgen dificultades y hay que dar la batalla, se sienta también la voz y el compromiso del Partido Popular de Jaén, que disciplinadamente, al menos hasta ahora, ha hecho seguidismo de los posicionamientos del gobierno de la Junta, negando la mayor, incluso cuando el anterior consejero, Rogelio Velasco, nos estaba condenando a ser de facto una universidad de segunda o tercera división.

Que exista la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Universidad de Jaén y que lejos de rendirse esté en disposición de seguir rearmándose, por lo que pueda pasar, es una buena noticia, para salvaguardar a la institución e impedir que corra algún peligro que pueda frenar su futuro. No dejaremos que eso ocurra, y hablo en primera persona porque he defendido a la UJA desde antes de su nacimiento, y en consecuencia me siento concernido. La representación de la Plataforma que ha estado hoy en Sevilla, en el Parlamento de Andalucía, con su coordinador al frente, Alberto del Real, ha resumido el riesgo que se corre para tratar de taponar el conflicto: “reducir la suficiencia financiera a suficiencia salarial”, o, lo que es lo mismo, responder a los pagos del personal, pero congelar las partidas dedicadas a educación, investigación y transferencia de conocimientos. Defiende la Plataforma, que se atreve a hacer propuestas, porque los planteamientos que le llegan no resultan convincentes, el que llama “turno límite”, es decir, que entre las universidades mejor y peor financiadas no haya más de un 2% en el incremento del presupuesto y al tiempo que exista una discriminación positiva para las instituciones más jóvenes, como la nuestra, a través de una “financiación adicional”. Alberto del Real ha desmontado la euforia de los números de la Junta con respecto a la UJA, señalando que junto con la Pablo de Olavide, de Sevilla, la UJA aparece en el año 2022 como la peor financiada de Andalucía, la que ha tenido un incremento menor, nada de presupuesto histórico, y ello pese a estar “muy bien posicionada en rankings internacionales”. En resumidas cuentas, frente a la versión de Alicia en el país de las maravillas, lo que la Plataforma defiende, y lo hace en nombre de la sociedad de Jaén, porque alguien ha de asumir ese papel en una provincia a veces tan indolente, es que la política se guarde muy mucho de causar perjuicios en el recurso más importante con que contamos para progresar y poner a Jaén en el sitio que le corresponde y que la propia política se ha ido encargando con el tiempo de negarle.   

Foto: La parlamentaria socialista jienense, Ángeles Férriz, defendiendo una financiación digna para la Universidad de Jaén.

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