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No sabemos nada, casi ocho meses después, del llamado Movimiento Abierto por la Cultura, que trataba de hacer despertar a esta ciudad de su eterna siesta en el ámbito cultural, en su más extensa acepción. Hubo una manifestación en el mes de febrero, que por la respuesta conseguida daba la impresión de que representaba un despertar de muchos activos de esta ciudad en pro de la cultura en sus diversas manifestaciones. Pero no es posible que pasado este tiempo no haya ninguna noticia ni se sepa de proyectos, si los hay.

Espero y deseo que esta ilusión contagiosa, tan ilusionante y de tanta ambición, no se haya apagado al más puro estilo Jaén. No me lo creo y ojalá se haga presente en cualquier momento, porque Jaén necesita de revulsivos y en este momento en que surgen muchos movimientos en favor del patrimonio y de aspectos culturales específicos, es la oportunidad de demostrar que frente al pesimismo tan instalado triunfan las ganas de hacer cosas y de darle un buen meneo a esta ciudad que se nos duerme. 

En efecto el pasado febrero dábamos la bienvenida, con mucha satisfacción además, a un nuevo colectivo que se ponía en marcha en Jaén y que en poco tiempo reclutó a centenares de personas, lo cual es un hecho inédito en una ciudad como esta tan apática e indiferente para casi todo. Pero algún día tenía que obrarse el milagro, y parece que estábamos asistiendo a un momento histórico, al fin protagonistas de un devenir tan esperanzador.

 

Ya venimos comentando que desde hace algún tiempo algo está cambiando en Jaén aunque muy lentamente, de lo que son testimonio el nacimiento de numerosos colectivos en defensa del patrimonio, por ejemplo. Pero ahora se trataba también de un grupo, que nos parecía bastante potente, por lo que se podía medir la respuesta en las redes sociales y en los medios habituales de comunicación. Con el nombre de Movimiento Abierto por la Cultura, se respondía con un elocuente “En Jaén sí hay” a ese viejo y lacerante lamento de “En Jaén no hay ná”.

 

Había logrado reunir a gente de muy diversa condición, siempre con el hilo conductor del referente cultural con todas sus disciplinas, una nómina muy numerosa y creciente. En ella estaban referentes del patrimonio, de las artes escénicas, visuales, plásticas, literarias, musicales…y colectivos diversos y gente a nivel particular de la capital, que se sentía concernida e interpelada por el ilusionante proyecto que nos llamaba poderosamente la atención al nacer precisamente cuando las redes sociales hacen furor y son capaces de provocar en la opinión pública un efecto multiplicador del que personalmente me sentí positivamente asombrado.

He estado durante muchos años predicando en desierto en la denuncia del abandono secular de Jaén y del puesto de cola en parámetros culturales, gran parte de mi opinión se encuentra recogida en mi libro “En Jaén donde resisto” y nada me agrada más que empezar a proyectar un nuevo trabajo que pudiera titularse algún día no muy lejano, “En Jaén donde me siento orgulloso” o algo así, para desagraviar este desafío que me produjo una verdadera hemorragia de satisfacción aparte de representar unas expectativas muy favorables porque, dada la dimensión de la respuesta, estaba seguro de que esta especie de tsunami venía para quedarse, no se trataba de una fuerza extraordinaria y ocasional y sí una conjunción de sumandos que veía la hora de decir “basta ya”, a la comodidad, al convencionalismo, a la indiferencia, a la espera de manás que no van a llegar, a despertar en suma…

Se le atribuye al presidente Kennedy la famosa frase de “no te preguntes qué puede hacer un país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”, que es fácil de aplicar al entorno, no esperes mucho de los que tienen que tener la iniciativa, busca las salidas, haz propuestas y contribuye tú con tu esfuerzo a aumentar las ofertas y singularidades de esta ciudad en una materia tan sensible como la cultura. Al respecto, he recordado al poeta latino José Vasconcelos, por su definición tan atinada sobre la cultura: “La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral”.

Como siempre hemos dicho que Jaén es una ciudad de impulsos, no nos cabe la menor duda de que le hacen faltan proyectos de este calado que vengan para quedarse. Esta del Movimiento Abierto por la Cultura me parecía una de las iniciativas más que enriquecedoras surgidas en muchos años en esta capital. Únicamente desde la cultura, en todas sus manifestaciones, sería posible darle a la ciudad de Jaén el cambio de rumbo que necesita y merece. Sería una alegría inmensa que Jaén se levante, como nos urgía Miguel Hernández, a ser protagonistas y actores y no meros espectadores. Es decir, que pasemos del socorrido “Ea” de toda la vida a militantes activos y comprometidos con la mejor bandera de un pueblo.

El día 20 de febrero, salió a la calle un vistoso desfile por la cultura que simbolizaba el inicio de una campaña que trataba de ser una inyección de autoestima y de orgullo. Mi apoyo incondicional a esta iniciativa fue un SÍ tan grande como nuestra Catedral, mi solidaridad con tanta gente que creaba este revulsivo que me atrevo a llamar de histórico y el convencimiento de que se ponía en marcha un reloj que debería marcar la hora de un nuevo rumbo cultural y alertar a las autoridades y a las administraciones de que no tienen más remedio que ponerse al lado del pueblo al que representan y remar en la misma dirección, porque todos aspiramos a llegar al mismo puerto, más protagonismo y dinamismo para nuestra querida ciudad de Jaén.

 

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