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La asociación sociocultural “Iuventa”, una de las más activas en la defensa del casco histórico de la ciudad, ha puesto sobre la mesa una urgencia, que el futuro para una zona que constituye el corazón de la capital jienense, al menos algunas de las actuaciones más importantes, se incorporen a la Inversión Territorial Integrada (ITI) sobre la que en estos momentos precisamente se empieza a decidir a qué proyectos en concreto va a afectar. Bien se sabe que en la ciudad de Jaén las prioridades no son pocas, a consecuencia de la dejadez de las administraciones durante muchos años. La ITI no puede ser la panacea para todo, pero estamos plenamente de acuerdo con la dinámica asociación “Iuventa” en que se trata de una oportunidad para señalar mejores expectativas para ese casco antiguo del que todo el mundo se jacta pero que define mejor que nadie la apatía y la desidia de las administraciones que han operado en Jaén y que se han olvidado de nuestras señas de identidad. Al final queremos que la famosa ITI resuelva de una sola tacada la prolongada sequía política, de responsables que no han hecho bien sus deberes, pero si ha ocurrido así, al menos aprovechemos la circunstancia de esta Inversión Territorial, si es que no llega a malograrse, porque estamos pendientes de los 220 millones que tiene que comprometer el gobierno de Pedro Sánchez y solo faltaría que esta ilusión a la que se agarran las administraciones porque les libera de tantos incumplimientos, también se fuera a pique. Si esto ocurre así, apaga y vámonos…

A partir de ahora cada vez que alguien me venga con el sermón tan socorrido del casco antiguo de Jaén, les voy a sugerir que visiten, si es que no lo han hecho ya, el de Cáceres, que estos días ha sido puesto como ejemplo en un diario nacional, junto a otros más. El de Cáceres en concreto lo conocí no hace mucho y sencillamente me dejó sin palabras, verdaderamente sorprendente lo que allí han conseguido. Un casco histórico uniforme, con edificios emblemáticos funcionales donde se encuentran instituciones de todo tipo y unos edificios perfectamente cuidados, diría más, mimados. Esta zona de la ciudad que con todo merecimiento es Patrimonio de la Humanidad es una auténtica joya y da una enorme envidia. El ejemplo de Cáceres, que tampoco es único, lo que nos dice a las claras es que es posible apostar por estas zonas que constituyen el alma de las ciudades, pero hay que ser conscientes de que no es cuestión de un año ni de diez, es una apuesta permanente que requiere de paciencia, de continua y elevada inversión, y no pensar en absoluto en clave electoral inmediata, que es a lo que se aspira en nuestro entorno, donde nunca ha reinado la ambición.  

Esto es cíclico en la ciudad, de vez en cuando a cualquiera de las opciones políticas les entra una especie de arrebato, tal vez espoleados por los propios vecinos y se ponen a clamar sobre el casco antiguo. Me da mucha pena porque tenemos olvidados nuestros referentes, en una zona en la que no se actúa regularmente y tiene muchísimas carencias, las propias de la dejadez. Esta situación vergonzosa y vergonzante se recoge con toda fidelidad en el excelente documental elaborado hace pocos años a instancias del Círculo Ánimas que lleva por título “Historia de un olvido”, que aparte de todo es el mejor alegato para que algunos políticos se pongan un punto en la boca porque todos tienen razones suficientes para callar. Pero en Jaén andamos mal de memoria, pasa el tiempo y aquí nadie se da por aludido, todos quieren estar bien con su conciencia.

Recordamos la de veces que se han llevado mociones al pleno para la intervención integral de la zona del casco histórico, en la mayoría de los casos, aprobadas por unanimidad. Pero no se ha movido un dedo en ninguna dirección. Las mociones siguen el camino que suele ser habitual en este tipo de iniciativas que muchas veces se quedan en meros brindis al sol, duran lo que dura el propio pleno, pero son oportunidades para ponerse de acuerdo en gestionar una situación que demanda urgencia. Se podría decir eso de que “a buenas horas…”, pero la oposición es una buena manera de despertar a la realidad, hay que pasar por ella para entender la política, especialmente la municipal.

El anterior equipo de gobierno también exigió a la Junta de Andalucía un plan extraordinario de inversiones para el casco histórico de la capital, y se nos recordaba que los gobiernos del PP, en los últimos años, habían invertido once millones en la zona. No se sabe bien dónde, pero de todas maneras se trata de una cantidad insignificante. Ahora, qué paradoja, el grupo municipal del PP urge al actual gobierno local el PEPRI, que tuvo oportunidad de impulsar durante su mandato, como antes señalo la oposición ayuda a digerir iniciativas y a refrescar las ideas.

Pues en esas estamos, una vez más, porque ya digo que esta situación se repite de vez en cuando, un tanto para aliviar conciencias. Si quisieran de verdad se ponían de acuerdo en lugar de enviarse recaditos, que es una manera poco edificante de hacer política útil. La estrategia denota mucho postureo con el casco antiguo y personalmente como ciudadano me incomoda esta manera de actuar con las necesidades importantes de la ciudad. En el actual equipo que gobierna el Ayuntamiento han vuelto a aparecer las buenas intenciones, pero por lo pronto nada más que eso, lo mismo que en otros aspectos se ha marcado una hoja de ruta, en este caso parece brillar por su ausencia. Eso sí, por el casco antiguo suelen pasear a los ilustres visitantes, en especial ministros como la señora Montero, pero no se ha traducido, hasta ahora al menos, en una prioridad.

En el equipo de gobierno anterior, además, se instaló una ofensiva frentista en la que prácticamente todos los días le exigían algo diferente a la Junta de Andalucía. No soy sospechoso de ser escasamente reivindicativo hacia el gobierno andaluz, el de antes y el de ahora, para que cumpla con todos los compromisos que tiene con Jaén, pero ocurre que en esa actitud a la defensiva del ente municipal lo que parece olvidarse es que él también, y en primer lugar, debe asumir sus responsabilidades y competencias, no es de recibo urgir a los demás y mantenerse en actitud pasiva en todo lo que debería hacer y espera la ciudadanía. Y este mensaje va para todos, los de antes y los de ahora.

Todos tienen que asumir el papel que les corresponde, pero el Ayuntamiento el primero, por tratarse de la administración más cercana, no puede jugar al escondite, ni siquiera utilizando a la Junta como excusa, hay tarea para todas las administraciones. Dicho esto, pues sí, todo el mundo tiene que echar una mano para salvar al casco antiguo, porque se nos muere y jamás se nos perdonaría esta indolencia por las futuras generaciones.

A pesar de todo lo dicho me sigue sorprendiendo el ‘cariño’ tan grande que de vez en cuando aparece con relación al casco antiguo, ya sea con mociones, con visitas, etc., que suelen quedarse en dos días de prensa, porque esa es otra, los políticos funcionan para el marketing, pero a la hora de la verdad las ciudades requieren hechos, solo hechos. Ya hemos dicho en alguna ocasión que pasará a la historia el político o la administración que decidan dejarse la piel para salvar el casco antiguo. Es uno de los asuntos más socorridos, todo el mundo muestra su interés en algún momento por esta zona singular, esa que recibe visitantes y que conserva monumentos de valor y el tesoro de la historia, esta que tendría que ser la joya de la corona, pero que en términos reales, salvo alguna excepción del Urban, el Pepri cuando existió, y otras actuaciones concretas, los sucesivos gobiernos locales lo han abandonado y con ello no han dado vida y la dignidad que le corresponde a su valor histórico y sentimental. Me refiero a todo el casco antiguo, pero pongo hoy especial énfasis en La Magdalena, tan simbólico como olvidado, y eso que tiene voces que salen continuamente en su defensa y en actitud reivindicativa, como es el caso de Ángeles Estepa, que lleva años predicando en desierto. Precisamente en estos días los vecinos han sido recibidos por el alcalde y han salido a relucir todas estas inquietudes que son tan antiguas como el Ayuntamiento en la etapa democrática.

En los últimos tiempos también en los encuentros entre los sucesivos alcaldes y el rector de la Universidad, se ha vuelto a resucitar un posible proyecto para dar vida a la zona con algún centro de la UJA, que es algo que muchas veces se ha demandado por plataformas y colectivos ciudadanos, asunto que abordábamos en un comentario específico hace bien poco. La pena es que estas noticias duran lo que dura un periódico del día, ese es el valor efímero de las iniciativas en favor de Jaén. Y no olvidamos que hay infraestructuras comprometidas, especialmente educativas, que se están eternizando, al más puro “estilo Jaén”, casi siempre por las disputas entre dos administraciones que más que ayudar, han sido y son un verdadero problema para el avance de Jaén.

Insisto, no ha habido en Jaén un político, de cualquier color, que haya hecho bandera un día tras otro con el casco antiguo. Pero esto no es lo peor, tampoco ha habido un político implicado hasta las cejas en salvar Jabalcuz y devolverle su antiguo esplendor a ese paraíso. Tampoco hemos tenido a nadie que tire con fuerza de temas tan sangrantes como el viejo cementerio o el barrio de Las Protegidas. Y qué decir de los barrios, que están en su mayoría dejadísimos, y ahora se nota más porque no hay recursos que dedicarles. Tenemos un problema, y es que hablamos mucho pero hacemos poco.

 

 

 

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