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La raquítica ración para Jaén que corresponde a los Presupuestos Generales del Estado de 2017, son absolutamente impresentables y al mismo tiempo incomprensibles. La era Fernández de Moya no ha podido tener peor inicio. Ya nos habíamos acostumbrado a que Cristóbal Montoro, al que los populares quieren poner en un altar por su “apuesta” permanente por Jaén, no se fijara lo más mínimo en las necesidades de su tierra a la hora de las cuentas oficiales.

En el Ayuntamiento, el grupo popular de gobierno con el alcalde al frente, califican poco menos que milagrosa la presencia de Montoro en el Ministerio por el plan de pago a proveedores y las ayudas para refinanciar las deudas, lo que nadie dice es que no hay ningún favor, haya más o menos facilidades, no cambia el negrísimo panorama económico que tiene el Consistorio, en todo caso lo que se está consiguiendo es alargar la agonía y hacer que la hipoteca, que finalmente tenemos que pagar los ciudadanos, se prolongue en el tiempo, que es tanto como evitar de hecho que en unas cuantas décadas un futuro optimismo sea compatible con esta capital jienense.

Como decía a pesar de la fácil dialéctica de Fernández de Moya y de toda la palabrería que usan los políticos para defender lo indefendible, tarea que en este momento corresponde a los populares para tratar de convencernos de las bondades de las cuentas que se hacen por el gobierno de Madrid, como en Andalucía hacen lo propio los socialistas, con similares estrategias, lo cierto es que se trata de unas cantidades irrisorias que no dan respuesta a ninguno de los problemas graves que tiene la provincia, nos conforman con inversiones en la A-32, que no son para echar cohetes, pero por lo demás son ridículos de solemnidad, con clamorosas ausencias en relación con el tren y otras asignaturas pendientes de Jaén. Hay que ver cómo dispara Fernández de Moya en contra de los presupuestos de la Junta, repito igualmente indignos de Jaén, y la escasa autocrítica que es capaz de hacer a los suyos propios, lo cual denota una manera de hacer política de absoluta sumisión y de escasísima capacidad para reivindicar, sobre todo cuando todos sabemos que hay comunidades, sobre todo aquellas donde el PP necesita votos para sacar las cuentas, a las que Rajoy es incapaz de negarle todo lo que pidan.

Igual que con otros gobiernos, cierto, pero Fernández de Moya se retrata, él que ha sacado la artillería como nadie para atacar las cuentas de los demás, y ahora viene con frases manidas a engañar a sus paisanos tratando de hacernos lo blanco negro, una falta de respeto que debemos colocar en su debe. Encima él y sus principales colaboradores, como saben a ciencia cierta que están haciendo un trabajo muy desagradable y que no se merece Jaén para nada, a última hora se buscan la excusa de que en realidad este presupuesto no se puede comparar con ningún otro porque es solo para seis meses.

No he escuchado tamaño despropósito en comunidades como Cataluña, Canarias o País Vasco, por poner unos ejemplos, y me imagino las razones, porque es un cuento chino. Pues eso, este cuento, se lo ha narrado hoy Fernández de Moya a los empresarios. Creo que ninguno se ha salido de la reunión al escuchar los argumentos peregrinos, y es que en Jaén a veces nos pasamos de políticamente correctos. Algunas políticas merecerían que por lo menos pusiéramos colorados a quienes nos faltan al respeto de esta manera. O cambian ellos, o tendríamos que cambiar nosotros.

Pero lo mejor de todo, sin ningún género de duda, es repasar las declaraciones de los políticos populares con respecto al raquítico trozo de tarta que corresponde a Jaén en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), estos sí, provincializados, por lo que se puede ver claramente e incluso comparar con otros territorios. Se puede leer en ellos la debilidad del PP jienense, que ni con un ministro y un secretario de Estado son capaces, no de regalar nada, porque Jaén no quiere limosnas, sino de hacerle justicia. Lo primero que me sorprende es que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Jaén los califique poco menos que “fenomenales” y pierda toda legitimidad ante la ciudadanía. No está obligado –¿o sí?—a pronunciarse, pero lo ha hecho para mayor gloria del dirigente popular y todavía presidente, y quizá por Montoro, hasta ahí llega el papel de servidumbre.

El propio Fernández de Moya ha calificado los PGE para Jaén de “sensibles con la provincia”, de “apuesta” por el empleo y la vertebración”…incluso he leído en algún sitio, no recuerdo dónde, que fiel a sus planteamientos de otros años, suma hasta lo que el Estado dedica en Jaén a las pensiones, como si fueran un regalo del gobierno de Rajoy, cuando deberían hablar del castigo a los pensionistas por unas revalorizaciones vergonzosas mientras se sigue dedicando dinero público a muchos dudosos fines. En el colmo de la arrogancia el aún líder de los populares jienenses se jacta de que la inversión para la seo jienense en el Plan Nacional de Catedrales “la he tratado con especial cariño”. Pues que no nos engañen, Fernández de Moya (y los demás) venden humo.

Es lamentable que en una época en la que se necesitarían menos adjetivos y más actuaciones sin tanta propaganda, nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) son la peor de las opciones que podía esperar Jaén y si no fuera así que traten de convencernos de lo contrario con argumentos. Pero saben que carecen de ellos. Ya hemos hablado en otros momentos de las cuentas de la Junta para la provincia, que están en la misma línea, es decir, ni siquiera se preocupan por cumplir y encima, que es lo más sangrante, en ambos casos tratan de sacar pecho mientras engañan a la ciudadanía. La misma que está harta de esta orfandad de compromisos con la que nos confirman en la idea de que para Jaén todo vale, porque Jaén, al menos hasta ahora, todo se lo ha tragado con su resignación y su conformismo. Denunciarlo abiertamente es un ejercicio de responsabilidad que corresponde a la crítica, sobre todo cuando duele esta tierra y se lucha tan poco por ella.

Montoro y Fernández de Moya están llamados a pasar a la historia del desdén permanente, como ya ocurriera con otros ilustres antecesores suyos. Es una actitud muy arraigada en Jaén y continuará mientras los dejemos, en tanto que la sociedad civil no imponga como mínimo la consideración y el respeto que a Jaén le deben todos los políticos que a ella se deben y por ella cobran sus buenos sueldos para vivir a cuerpo de rey.

Foto: Montoro y Fernández de Moya ofrecen a Jaén unos presupuestos flojos e injustos ante la situación de la provincia.

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