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Por ANTONIO GARRIDO / El PSOE tuvo el atrevimiento de repetir acto regional, primero de la precampaña andaluza, por tierras de Jaén, a la medida de lo ya ocurrido en septiembre pasado, con la presencia del secretario general y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y una vez más, y van…ni se inmutó, ni la más mínima concesión al territorio, ni siquiera una mentira piadosa, a las que son tan dados los políticos. Ni un compromiso para satisfacer tantos desplantes y afrentas como han ocurrido con todos los gobiernos, pero especialmente en el curso del actual. Ni mucho menos una justificación del Colce, cuya página decidieron cerrar por decreto al siguiente día del dedazo. Hay que ser muy valiente o muy arrogante para venir al “fortín”, al que ha sido granero de votos socialistas, y llegar con las manos vacías, sin un gesto, aun sabiendo, porque se le supone, la situación de esta provincia con datos y la deuda histórica de las administraciones para con ella. La verdad, no esperaba otra cosa. Sánchez debe sentirse cómodo, vitoreado, se lo pusieron como a Fernando VII, o más reciente, como a Franco en Arroyovil y a otros líderes posteriores de la democracia en Lugar Nuevo, y encima se fue en olor de multitud, cientos de fotos, abrazos, elogios a la acción de gobierno. Como para no volver. ¿Jaén? Ah, Jaén puede esperar. Un día de estos le preguntaré a mi querido Juan Rubio qué piensa escribir en sus Episodios Provinciales de las visitas a Jaén de los antiguos líderes del socialismo, tras la fundación por Pablo Iglesias, me refiero a figuras como Besteiro, Largo Caballero, Indalecio Prieto…hasta la transición y la llegada de la democracia. ¿Era igual que hoy? El sábado, de nuevo, lo importante era que nadie molestara al líder, que pasara entre algodones y que se orillara cualquier asunto relacionado con el pasado, el presente y el futuro de esta tierra. Porque el mensaje único y casi exclusivo era disparar contra el actual presidente de la Junta o el hipotético dúo que pueda conformarse tras los comicios del 19-J, el “Pimpinela” en graciosa y ocurrente denominación de Ángeles Férriz.

No pudo ser en la capital, se ha dicho que surgieron problemas con el lugar elegido por su proximidad al Olivo Arena, y se optó por una plaza todavía más cómoda como era Torredelcampo, que desde los comienzos de la democracia siempre ha tenido alcalde o alcaldesa socialista. Estuve viendo a través de internet el desarrollo del acto y nada que ver con esos mítines espectaculares de los tiempos gloriosos del socialismo provincial, donde no cabía un alfiler y se respiraba el ambiente de euforia y de triunfo de principio a fin. Este pasado sábado, la única que levantó al público de los asientos, la que puso toda la carne en el asador, la que arrasó tanto en el fondo como en la forma, mitinera a tope y un torrente, fue Ángelez Férriz, y lo digo no solo porque me cae bien y la valoro, aunque no necesariamente tenga que compartir lo que dice, sino porque entiendo que fue la que más se dio, también es verdad que sabe lo que se juega en este desafío. Porque el candidato a liderar Andalucía, Juan Espadas, exhibió un perfil de menor calado, voy a ser generoso con mi paisano, al que por serlo aprecio, pero una cosa no quita la otra. Entiendo que aspira a ser presidente, pero tiene poca fe.

Por lo demás les supongo informados del desarrollo del acto, al menos a las personas a las que haya podido interesarles lo esencial de los discursos. El primero en intervenir fue el secretario general provincial, Francisco Reyes, que tras saludar a la representación de todas las provincias andaluzas, dio la bienvenida a Sánchez y se deshizo en elogios a la acción de su gobierno en estos duros momentos. “Te damos las gracias en nombre de una provincia como la nuestra”, subrayó tras nombrar a los colectivos que se han podido ver apoyados en la situación de crisis. “Un gobierno así es el que queremos en Andalucía”, apostilló, para reprochar a Moreno Bonilla los cinco planes que prometió para Jaén, las autovías no proyectadas y la ausencia de planes de empleo en momentos en que eran muy necesarios para salir adelante, o el deterioro de los servicios públicos. Férriz le siguió en la misma senda, aunque empezó con los calificativos, llamó “suavón” a Moreno Bonilla, y ante un Pedro Sánchez expectante y con rictus complaciente, hizo una llamada a “la mayoría silenciosa” en nombre de los 8.000 sanitarios despedidos, los 12.000 que viven en la incertidumbre, de los 80.000 dependientes en lista de espera…Al presidente andaluz lo retrató como “la gran estafa para esta provincia”, también hizo alguna alusión al proyecto, por ahora paralizado, sobre el modelo de financiación de las universidades, que podría ser perjudicial para la UJA, aunque parece que lo que más ha llamado la atención es cuando se refirió al posible futuro dúo gobernante como “Moreno el Santo y Macarena la Católica”, que justificaba diciendo que “nos harían volver a la Edad Media”. De todos modos el calor de su intervención fueron las frases finales llamando a la movilización: “Si votamos todos, ganamos”. Espectacular esta Mariquilla. No tiene rival ni a diestra ni a siniestra. Sale una muy de tarde en tarde.

Juan Espadas, por su parte, lo mejor que tuvo fue la ocurrencia inicial: “Os habla el próximo presidente de la Junta de Andalucía”. Y verdaderamente eso no lo sabe nadie, hasta que no se abran las urnas en la noche del 19 de junio y se haga el recuento de los votos. Recordó que el próximo día 23 de mayo se cumplirán 40 años de la primera victoria socialista en Andalucía y se apuntó algunos logros, como el de la Universidad de Jaén, gracias a lo cual ahora es posible implantar el Grado de Medicina. Después trataba de convencer de que estas elecciones son decisivas “porque hay que elegir entre una sociedad u otra, entre un gobierno u otro”, y desembocó en la importancia del voto de los 350.000 jóvenes andaluces que se incorporan a la cita ante las urnas, y siguió: “Vamos a hacer campaña, vamos a sacar pecho y el Gobierno de España y Pedro Sánchez son el modelo para Andalucía”. También formuló un compromiso: que Andalucía tiene capacidad para reducir las tasas de empleo a la mitad en una legislatura. Dios le oiga. Definió al PSOE “la fuerza política más útil que ha tenido Andalucía”. A Juan Espadas se le olvidó el hilo de sus anteriores intervenciones en la provincia, por ejemplo cuando adjudicó a Felipe Sicilia la tarea de “escuchar a los ciudadanos, ponerse en su piel, y resolver los problemas”. Menudo fiasco para Jaén el de Sicilia, aunque a cambio ha hecho carrera política.

Y llegó la hora de Pedro Sánchez, recibido a los gritos de “presidente, presidente”. “Somos, dijo para empezar, los únicos que tenemos partido, proyecto y el mejor candidato, que va a ser el próximo presidente de la Junta”. Acto seguido se detuvo en los asuntos que en su opinión preocupan a los ciudadanos, como el coste de la vida, el precio de la emergía, el empleo, un sueldo digno, la sostenibilidad de las pensiones, temas todos a los que dijo ha dado respuesta su gobierno, al tiempo que reivindicó “la importancia de la Europa de los que han optado por la socialdemocracia, por el estado de bienestar”, haciendo referencia a que los fondos europeos están contribuyendo a transformar el territorio en tiempos difíciles.

La única parte de su intervención más pegada a nuestra propia realidad fue cuando dijo que sentía un profundo respeto y compromiso con el pueblo andaluz, y de paso abundó en que los PGE contemplan inversiones ferroviarias, ·también en la provincia de Jaén”, no dijo cuáles, claro, y que “la política son hechos”, aludiendo al apoyo al olivar tradicional en Jaén, momento en que todos miraron al ministro de Agricultura, Luis Planas, allí presente (esto del olivar tradicional lo han soltado a principio de precampaña pero falta saber cómo, cuánto y de qué manera), junto a la titular de Hacienda, María Jesús Montero, a la que esta vez no le dieron vela y mejor así, nunca ha movido un dedo por Jaén, aunque sí haya gastado alguna demagogia, de hecho por allí andaba el alcalde de la capital, Julio Millán, que podría contarlo, aunque seguro que no lo hará. Sánchez terminó muy educadamente, eso sí, con un “Gracias Jaén”.

Me podrán decir que este era un acto de carácter andaluz y que por esta razón no tocaba, pero tener a Pedro Sánchez en Jaén y no comprometerlo con la cantidad de asuntos pendientes que tenemos, eso me parece una oportunidad perdida, como tantas, aparte de una falta de coraje político y de valentía, A los políticos de todos los partidos les ocurre igual, llevan la sumisión hasta sus últimas consecuencias, se olvidan de dónde son y de quiénes y para qué les eligen y les pagan, les pagamos. Reyes ya no se acuerda del Plan Activa del que Sánchez iba a hacer bandera, ahí están las malditas hemerotecas, tiene muy presentes los planes olvidados por Moreno Bonilla, y es verdad, pero le falta valor para exigir a su jefe decisión con los trenes, no hablo ya del Colce, de la ITI y de tanta humillación. Tienen amnesia, pero es selectiva, se acuerdan de los compromisos de los demás y no de los propios, tampoco los no cumplidos en casi 40 años en Andalucía, nos toman el pelo y todavía hay mucha militancia, ya no tanta como antaño, porque la suma de los descreídos va en aumento, que no ve más que con los ojos de sus referentes políticos. Y repito, es un mal generalizado, pero que le hace mucho daño a esta provincia. Pues lo dicho, suma y sigue, que aquí no pasa nada, la militancia es muy comprensiva y los dirigentes, ay los dirigentes, parecen estar completamente abducidos por la causa. Así que, señor Pedro Sánchez, duerma tranquilo, en Jaén tiene su casa.

Foto: Pedro Sánchez, en el centro, acompañado por Luis Planas, Francisco Reyes, Juan Espadas, Ángeles Férriz, María Jesús Montero, y el alcalde de Torredelcampo, Javier Chica.

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