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Por ANTONIO GARRIDO / Esta provincia le tiene amor al campo, a su olivar y a su aceite. El campo jienense forma parte de nuestra historia, tradición y economía. Por si esto fuera poco, en Jaén esta fecha del 14 de febrero, mañana, está ya unida al clamor del momento de mayor fortaleza vivido por la sociedad civil, que va a hacer tres años logró reunir a una caravana de vehículos que superaron las previsiones más optimistas. Bien es verdad que el fracaso del Colce merecía la pena, miren ahora como Roma paga traidores y ahí tenemos a la señora Carmen Calvo designada, también a dedo, cómo no, para la presidencia del Consejo de Estado o la expresión más genuina del uso y abuso de las llamadas puertas giratorias, que forma parte del ABC de los gobernantes de uno y otro signo.  

Pero sí, merece la pena recordar que un 14 de febrero de 2021 miles de jienenses se declararon enamorados de Jaén y desfilaron con sus vehículos en una marcha que marcó un antes y un después, porque fue la hora del “hasta aquí hemos llegado”. Aquella cita fue pronto olvidada por los políticos, pero creo que no lo ha sido por el pueblo, por mucho que nos hayan prometido acciones para calmar la indignación y el clamor. Si acaso, lo contrario, siguen echando unos y otros leña al fuego. Además, en una confesión un tanto escéptica, no sé si en este momento la sociedad jienense repetiría aquel gesto que quedaba resumido en un titular que me atreví a poner a mi comentario del día: sociedad civil, 10; políticos, suspenso rotundo.

Espero y deseo que tenga éxito la protesta que han programado para mañana las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA, junto a Cooperativas Agroalimentarias, que a las diez de la mañana anuncian la concentración con sus tractores o sin ellos y el corte de la A4 a su paso por la localidad de Guarromán. Esta movilización cuenta con todas las autorizaciones y es de suponer que tendrá una amplia respuesta, y está por ver si la campaña de protestas que se han venido protagonizando aisladamente en las últimas semanas en toda España, pero también en la provincia, con cortes de carreteras y otras medidas, puedan haber rebajado el ánimo de la gente del campo. Creo que sería una oportunidad perdida. Hay que estar con la gente que padece las consecuencias de una situación cada vez más penosa en el sentido de que el agricultor, el productor, sigue siendo, cada vez más, el eslabón más débil de toda una cadena, cuando es el que siembra y recoge los alimentos que les pagan a precios irrisorios y luego llegan al consumidor multiplicados para que en el proceso todos ganen más que los que realmente merecen la recompensa en origen. Ya está bien y hay que decir basta. No es momento de hacer distingos para dividir a nuestro campo, hay que estar con todos, aunque desde luego un poco más con los que se esfuerzan sobremanera y se sacrifican lo indecible para luego no obtener la adecuada rentabilidad.

Las organizaciones agrarias vuelven a unirse en esta acción reivindicativa que mira a la Unión Europea, que no trata con el respeto que merece al campo español, de hecho, denuncian el engaño de Bruselas al que acusan de estas colando por los puertos “toda la porquería del mundo”, además con una vara de medir diferente, menos estricta, a la que someten al agro español. Un trato discriminatorio que no ha sido capaz de resolver el Gobierno de España, que habla mucho pero consigue menos en los grandes despachos donde se decide la política comunitaria. Por esta razón los convocantes a esta protesta de mañana lo que pretenden es que se recupere el levantamiento que surgió en Jaén en 2019 y que fue interrumpido a causa de la pandemia. Han puesto mucho énfasis en diferenciarse de los cortes de carreteras y protestas de estos últimos días, y lo justifican en que no se trata de ir ni contra los consumidores ni contra la ciudadanía, sino de los verdaderos responsables de una situación que se ve agravada por momentos. Temas de debate hay para dar y tomar y el agricultor los conoce de sobra.

Así que ojalá la jornada sea un éxito y que se enteren en Madrid y en Bruselas de que hay un sector que se siente discriminado, y que a los muchos problemas con los que ha de lidiar a diario a causa de la sequía, los precios, la PAC, etc., ahora tiene el enemigo en casa, porque hay que seguir al pie de la letra la normativa europea y esta, sin embargo, es injusta y discriminatoria, con el agravante de que no hay un ministro capaz de imponer la autoridad suficiente para que el campo español no sea siempre el que pague los platos rotos de una política errática. Europa nos da la espalda y el Gobierno de España, que tiene las competencias para quejarse y hacer valer su autoridad, aparece en escena como mirando para otro lado, así de simple, así de real. Ya está bien de que tantas veces como se sale a la calle parezca que se protesta contra algo inconcreto, Dejemos ya el buenismo, marcado también por la propia identidad de las organizaciones agrarias, cada una de su padre y de su madre. No se puede protestar “a la nada”, como tantas veces nos ocurre en Jaén. Cada vez que se sale a la calle hay que acostumbrarse a señalar el destinatario con toda claridad. Esto no va contra la providencia divina. Por último, es compatible protagonizar una protesta pacífica a la vez que contundente para que nos tomen en serio. Y un aviso para el subdelegado del Gobierno, que haga el favor de no excederse con la gente que simplemente defiende su modo de vida y su dignidad.  

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