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La Universidad de Jaén acaba de presentar su II Plan de Igualdad, en el que lo primero de todo se hace una valoración positiva de la primera experiencia, que señaló el camino que debía emprenderse, pero de la misma manera se reconoce de manera expresa que es mucho lo que aún queda por hacer. Lo que ocurre en la Universidad de Jaén no es más que un ejemplo entre muchos de que todavía quedan muchas asignaturas pendientes en el ámbito de la igualdad y que frente a tantos discursos triunfalistas como de vez en cuando aparecen, la brecha es bastante significativa y demuestra solo una cosa, que hay que hablar menos y hacer más, muchísimo más.

Parece adivinarse de la presentación del nuevo Plan en la UJA que se lo han tomado en serio. Los datos no invitan a otra cosa. En lo que se refiere a personal investigador hay un claro desfase en el que la mujer sale perjudicada, y cambiar esta situación se convierte en una prioridad, según se recoge en el documento ya aprobado por el Consejo de Gobierno y que tiene un periodo de vida hasta el año 2019. Se va a poner énfasis, según se especifica, en “apoyar especialmente al sexo claramente infrarrepresentado en materia de investigación, las mujeres, implementando medidas de acción positivas”. De igual modo se propone este II Plan incrementar la presencia de las mujeres tanto en los proyectos de investigación como en todos los instrumentos que puedan utilizarse para corregir tendencias y conseguir el equilibrio al que la Universidad debe aspirar para resultar ejemplar.

La propia UJA, además de clamar por la escasa presencia de mujeres investigadoras con respecto a los hombres, ofrece el dato, igualmente digno de consideración, de que sólo el 12% de los catedráticos de la Universidad de Jaén son mujeres, cifra que se encuentra muy por debajo de la media, situada en alrededor del 20%.

Nos parece bien que la UJA se ponga las pilas con este asunto porque el panorama de la igualdad es manifiestamente mejorable, y lo es precisamente en una institución en donde las mujeres son mayoría entre el alumnado y cada vez más lo son entre los profesores. Veremos si esta ambiciosa y justa pretensión se cumple y a corto y medio plazo, con las medidas que se adopten, desde el Campus de Las Lagunillas se da una lección que puedan aprender otros muchos organismos y colectivos, públicos y privados, en los que también debería actuarse de manera firme para pasar de la teoría a la práctica, incluso de la demagogia a la realidad. No es de recibo que con tantas campañas políticas y tanta literatura durante los últimos años, la igualdad real nos parezca todavía tan lejana.

  

Foto: Foto de familia del rector con los doctores de la UJA en el acto de inauguración del curso académico.

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