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Mañana, día 11 de diciembre de 2017, es el gran día, veinte años después de surgir la idea de utilizar la vieja cárcel para un uso cultural y de proponer que albergara el Museo de Arte Íbero, para crear una exposición permanente de los cientos de símbolos que pueden recrear la presencia de ese antiquísimo pueblo en nuestro territorio, se hace realidad el sueño. Se convierte así en una de las grandes conquistas de este año que se nos va y de todo lo que llevamos de siglo de siglo. Ha sido un largo parto, y personalmente siento una enorme satisfacción porque he escrito de este tema recurrente centenares de veces o, como responsable de algún medio, me he ocupado de que en ningún momento se bajara la guardia para que la movilización ciudadana consiguiera el clamoroso objetivo.

El Museo de Arte Íbero que mañana se inaugura con una riquísima muestra temporal, y que está aún a la espera de la exposición permanente que será a la postre la que le dé vida en lo sucesivo, y que esperamos que no se retrase demasiado, ya que tenemos en este momento la miel en los labios, es la historia de un sonado triunfo de la sociedad civil, que en los últimos tiempos utilizó este proyecto como símbolo de un conjunto de reivindicaciones que se nos han ido negando. Con el Museo Íbero, a pesar de las vicisitudes, que han sido numerosas, de los éxitos y de los fracasos, de las colaboraciones y de las negaciones, ha sido finalmente el triunfo de la tenacidad, de la exigencia, de la fortaleza de todo Jaén, pero muy especialmente, hay que anotarlo porque es de justicia, de esa militancia ciudadana más activa, que desde el primer momento se posicionó en favor de esta exigencia y, aunque no ha sido fácil la aventura, jamás ha habido rendición.

Por tanto es de agradecer que mañana vengan el Rey, las representaciones políticas, y todas y todos se pongan en las fotos para celebrar la jornada histórica, pero he querido que quede bien claro que esta es una conquista social, que nadie nos ha regalado, es más, ha habido que estar rogando y llamando a las puertas cientos de veces, las promesas, al menos en el caso de Jaén, suelen ser olvidadas por las administraciones que tienen el dinero y los boletines oficiales, pero permanecen vivas para el pueblo soberano, que tiene una fuerza que no debe dejar de utilizar cuando es de justicia luchar por unos objetivos.

Hemos vivido paso a paso, año a año, el largo proceso, por eso podemos recordar que desde el principio hubo distintos colectivos que actuaron con decisión en favor de la recuperación de la antigua cárcel. No vamos a nombrarlos a todos, porque sería largo, pero lo simbolizo en la Asociación de Amigos de los Íberos, que ha sido al fin y a la postre, la que no ha abandonado ni un minuto el sueño de tener en la ciudad un Museo digno de su legado arqueológico. Y desde luego, sería un tremendo error olvidarme, el liderazgo de Pilar Palazón, tan decidida, tan amante de la cultura, tan jienense, que durante todo este tiempo ha ido acumulando argumentos y se los ha puesto encima de la mesa a los responsables políticos de la Junta de Andalucía, unos más receptivos, otros más indiferentes, ha costado Dios y ayuda, pero Pilar Palazón ha sido el personaje aglutinador, a quien hay que agradecer que precisamente por haber hecho de este proyecto un emblema para el fututo de Jaén, sea al fin una realidad.

Y con ella jienenses que la han seguido, sin olvidar el papel de nuestra Universidad y de dos grandes expertos, Arturo Ruiz y Manuel Molinos, sin los cuales, por su trabajo, experiencia  y labor de investigación con el patrimonio íbero, tampoco hubiera sido posible. Con ellos y sus colaboradores. Por algo existe en Jaén un Instituto Universitario de Arqueología Ibérica, modélico y único referente del arte íbero en Andalucía.

Como digo la política no siempre ha estado alentando esta aspiración, pero ha habido políticos de la tierra que se pueden sumar a la celebración, como Felipe López, en su día al frente de la Diputación Provincial, que tuvo que dar pasos adelante para allanar el camino, por ejemplo con los terrenos de la antigua prisión, que en su día cedió al Estado la Administración provincial, y que tanto costó revertir, aunque se nos haya olvidado. Fue el Ayuntamiento entonces presidido por Miguel Sánchez de Alcázar, el que tuvo que fajarse ante un Gobierno del PP también en Madrid, para superar este necesario trámite. Recordamos también los tiempos iniciales, cuando era consejera de la Junta Carmen Calvo, que acogió con entusiasmo las primeras propuestas, hasta el punto de vestirse ella misma de íbera en una singularísima representación, para sumar su simpatía y apoyo. En el resto de consejeros y consejeras en términos generales ha habido tibieza, qué mala suerte que Miguel Ángel Vázquez haya llegado hace poco tiempo al cargo, porque en estos meses, con él al frente de Cultura, ha sido especialmente visible toda la sensibilidad y apoyo en favor del Museo. Y en todo caso queda el reconocimiento a la Junta, de bien nacidos es ser agradecidos, por la inversión de casi 30 millones de euros por un Museo de muchísima categoría, la misma que se merecía el destino que se le iba a confiar. De modo que bien está lo que bien acaba.

Y de paso ya podemos decir que si bien el PSOE jienense, sobre todo el local, siempre ha tenido una actitud de avalista de las actuaciones de la Junta, cuando se actuaba en favor de la ciudad o cuando no era así, con este tema también se implicó, acudiendo algunos de sus miembros a movilizaciones o haciendo gestiones para que el gobierno andaluz diera vía libre a este gran espacio que ahora estamos a punto de estrenar. No vamos a nombrar a otras administraciones, algunas como el Ayuntamiento tuvieron que mover papeles y hace muy poco tiempo, cuando surgieron las últimas contrariedades, el alcalde, Javier Márquez, convocó una reunión para ponerse de acuerdo, como así fue, evitando un nuevo espectáculo de desunión ante la opinión pública.

Gracias a todos los que han aportado algo para llegar al final y el reproche sonoro para quienes pusieron piedras en el camino, que no pudieron con la voluntad popular y de sus representantes más activos y militantes por su ciudad. Ahora vamos a olvidarlo casi todo, pero en estos veinte años ha habido entusiastas y también quienes, en las administraciones, han puesto todas las pegas posibles. Miramos especialmente al Gobierno de Madrid que tardó tiempo en convencerse de una historia sin posible retorno. No es verdad que todos tengan motivos para celebrarlo, unos pueden y deben hacerlo de manera diferente a otros, y no hablamos tanto de partidos políticos sino de actitudes personales frente a un gran proyecto y a las dificultades que había que salvar para su viabilidad. En fin, en las hemerotecas está todo el mundo retratado, en unos casos para satisfacción y en otros, claro está, para su vergüenza.

Muchas felicidades a la ciudad de Jaén por este nuevo espacio para la cultura, por la nueva oferta que se va a poner en el escaparate. Estamos seguros de que va a funcionar porque tiene una fuerza evidente y porque el nuevo Museo posee el valor y la singularidad de ser excepcional. Vamos a celebrarlo como se merece, mientras aguardamos a que en breve el Museo Íbero esté completamente dotado y constituya una muestra más del legítimo orgullo de pertenecer a esta gran ciudad de Jaén.

 

Foto: El Museo Íbero representa el triunfo de la sociedad civil, con un puesto de privilegio para la Asociación de los Amigos de los Íberos que preside una mujer muy capaz de aglutinar una travesía tan prolongada en el tiempo, Pilar Palazón, que hoy se merece una especial felicitación.

 

 

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