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Esta tarde, al leer la referencia de la entrega en la Universidad de Jaén de los Premios de Creación Artística y Literaria, he observado, con una muy agradable sorpresa, que el galardón lleva el nombre de “Manuel Ángeles Ortiz”, el primero y el segundo a Miguel Hernández, no cabe mejor elección. Todavía he sentido mayor satisfacción al conocer las palabras pronunciadas en el acto por la vicerrectora de Proyección de la Cultura, Deporte y Proyección Institucional de la UJA, María Dolores Rincón González, que ha tomado como modelo la figura del afamado pintor, uno los artistas andaluces más importantes de la vanguardia del siglo XX, referente de la Escuela de París, para reivindicar la autoestima de los jienenses, supongo que por tener la suerte de contar con personajes universales, aunque sea cierta esa frase que se atribuye al historiador escocés Tomas Carlyle: “A menudo los grandes son desconocidos o peor, mal conocidos”.

Fue en Jaén donde nació el pintor Manuel Ángeles Ortiz, al que el primer Ayuntamiento democrático presidido por Emilio Arroyo, le distinguió en el año 1981, con la medalla de oro de la ciudad y el título de hijo predilecto, que fue posible, entre otras cosas, gracias al empeño de la entonces concejal de Cultura, Pilar Palazón, cuya labor todavía se recuerda, y a los buenos oficios del también pintor, profesor y crítico de arte, Miguel Viribay, que, conocedor como pocos de la figura de Manuel Ángeles, fue la clave para que se recuperara la memoria del artista y su vinculación con la capital jienense.

En general y excepción hecha de aquellas primeras distinciones, Ángeles Ortiz ha sido el gran olvidado, podía tener un museo propio y se tuvo que conformar con algunas de sus obras expuestas en una sala del Museo, digna pero sala;  pudo llegar antes un premio con su nombre; se podría haber dado más a conocer su obra entre el gran público…Miguel Viribay y algunas otras personas, no lo han condenado al olvido, por el contrario siempre lo han tenido muy presente, y se han ido sucediendo actividades y exposiciones, contadas pero bien recibidas por el mundo más interesado por las vanguardias artísticas, pero lo cierto es que esta figura no ha estado en el escaparate, y es un acierto que la Universidad de Jaén haya querido recuperarlo con todos los honores, lo que nos causa mucha alegría a quienes, y posiblemente no seamos muchos aún, tenemos en alta estima la personalidad, la trayectoria y la obra de Manuel Ángeles.

Y aplaudimos las palabras de la vicerrectora sobre la importancia de reivindicar a los jienenses más ilustres del pasado y del presente, que prestigian el nombre de esta tierra, y no sólo desde dentro, sino también lamentablemente desde fuera, habiendo abandonado muchos su cuna en unos casos por obligación, cierto, pero en otros, tal vez ahogados por el provincianismo estrecho y miope. Manuel Ángeles Ortiz fue uno de los grandes, así se le considera internacionalmente en el mundo del arte, considerado para Alberti “el pintor de la luz andaluza” y para García Lorca “el poeta de la Andalucía trágica”. Pero aunque tuvo estrecha relación con Granada y muchos lo consideran granadino, su cuna es Jaén y la feliz oportunidad que brinda la UJA debiera servir para unir a las instituciones que laboran por la cultura, para darle ya a Manuel Ángeles Ortiz el sitio que le corresponde en la ciudad donde nació y se salde ya esa deuda clamorosa de desconocimiento e indiferencia.

Foto: María Dolores Rincón González, vicerrectora de Proyección de la Cultura, Deporte y Proyección Institucional de la UJA.

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