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 La situación sanitaria de Jaén deja mucho que desear. Estos días se ha manifestado el malestar de organizaciones y colectivos ciudadanos, pero sería para estar permanentemente reivindicando para que por lo menos lo que tenemos no corra peligro.

Ya no me refiero a promesas incumplidas por la Junta como la Ciudad Sanitaria, que se quedó atrás dicen que por la crisis, aunque pienso que nunca hubo la suficiente voluntad política para afrontarla, a la hora de establecer prioridades se pensó que era mejor regalarnos el tranvía que ahí lleva cinco años muerto de risa, que un moderno Hospital con todos los servicios unificados para que los profesionales puedan trabajar de manera más satisfactoria y para que se pudiera atender mejor a los pacientes.

Lo peor del caso es que no hay a quien exigirle cuentas de aquellas alegrías electorales, ya no podemos acudir ni a Chaves, ni a Griñán, ni a ninguno de los consejeros a los que se les llenaba la boca con promesas que se quedaron en simples brindis al sol. Al hilo del Hospital también recuerdo la visita de Griñan hace seis años, de prisa y corriendo, para vendernos otro sonado compromiso, una Facultad de Medicina, ligada a la Ciudad Sanitaria. Ni rastro de aquello que sirvió para dar titulares y para que el entonces presidente de la Junta tratara de congraciarse con una provincia donde el socialismo dirigente le era hostil. Pues en parte de aquellos polvos estos lodos.

De la situación actual conviene ser justos en el sentido de que ni todo es tan bueno como nos dice la Junta, ni todo es tan desastroso como nos pretende hacer ver la oposición. En el término medio posiblemente está la verdad. Hay muchas cosas que funcionan bastante bien en nuestros hospitales, en concreto en el Complejo Hospitalario de Jaén, pero no es menos verdad que existen deficiencias.

En verano se hace tabla rasa con las camas, esto no es de ahora, y lo peor es que se trate de hacernos comulgar con ruedas de molino. Se siguen dando habitaciones con tres camas, que a estas alturas es algo que debería estar desterrado. Y en cuanto a la asistencia, no se puede sacar pecho mientras que para hacerse algunas pruebas hay que trasladar a enfermos a hospitales como el de Andújar, y pacientes oncológicos han de ser tratados en Córdoba por falta de medios en el centro sanitario de la capital. Por cierto esperemos que Jaén figure entre las ciudades donde lleguen los equipamientos donados generosamente a la Junta por una importante firma comercial.

El PP a través de sus parlamentarios y los sindicatos de la sanidad han denunciado algunas de las situaciones que tendrían que mejorarse en Jaén. La Junta, en vez de responder con buen tono, como sería deseable, sale con cajas destempladas. La actual delegada de Salud, Teresa Vega, no se distingue precisamente por utilizar un lenguaje que calme los ánimos. Es demasiado política para eso, de hecho su principal mérito, antes como delegada del Gobierno y ahora con esta responsabilidad, es la cercanía con el poder que ordena y manda.

Es curioso, por llamarlo de alguna manera, que sustituyeran a la anterior delegada, María de los Ángeles Jiménez Samblás, que a mi juicio era bastante competente y capaz, para nombrar a una persona a la que lo único que se me ocurre pensar es que había que buscarle acomodo. Vega ha negado sistemáticamente que haya recortes, pero los ciudadanos tienen oídos y ojos, por eso se agradecería por lo menos que los políticos vayan siempre de cara y digan la verdad.

Ahora ha surgido, y hay mucha preocupación de los trabajadores por ello, el anuncio de la supresión de la cocina del Hospital Doctor Sagaz (El Neveral). Las autoridades hablan de una reorganización de los servicios, pero creo que son pamplinas, porque a medio plazo seguramente las medidas pueden acabar afectando a los puestos de trabajo. No es casualidad que en las últimas semanas se estén produciendo movilizaciones tratando de parar estos proyectos. La Junta en esta materia de sanidad, como en tantas otras, oficialmente dice una cosa pero la experiencia nos dice que a la hora de la verdad hace otras, por tanto habrá que estar pendiente con el futuro del Doctor Sagaz, sobre el que se están haciendo continuos experimentos que dan la impresión de que no tienen un criterio cerrado sobre la verdadera utilidad de este centro.

Por lo que se refiere al Centro de Salud de Expansión Norte (Bulevar) esto ya sí clama al cielo, se está llegando al colmo de los despropósitos y de la paciencia de los jienenses. Con la de años de retraso que tiene esta infraestructura todavía estamos con los enfrentamientos entre la Junta y el Ayuntamiento. Menudos políticos que tenemos que aguantar, retransmitiendo en directo sus diferencias que en realidad no hacen sino descubrirnos una tremenda sensación de ineptitud. Mal por el Ayuntamiento, que ha debido hacer los deberes de otra manera, pero la delegada de Salud, puesto que el gobierno andaluz es el gran responsable del retraso, ha actuado también en este tema con prepotencia, con una falta de humildad escandalosa, cuando debería empezar por pedir perdón a 25.000 jienenses que sufren los inconvenientes de vivir en un barrio que su gobierno no ha dotado de los servicios básicos.

Enhorabuena a la federación vecinal OCO, presidida por María Cantos, y a los colectivos adheridos a la misma, porque en nombre de todos los jienenses, y no solo de los que representan, han tenido la iniciativa y la valentía de irse a las puertas del que será algún día Centro de Salud, dentro de su oportuna campaña “No puedo/No quiero verlo”, para exigirle a las administraciones que ya está bien de tomarle el pelo a Jaén. Alabo la actitud de los vecinos y creo le viene muy bien en esta hora de Jaén que la militancia ciudadana y vecinal esté en permanente alerta porque es una de las pocas maneras de llegar a los políticos a los que entre todos tenemos la obligación de hacerlos reaccionar, con lo que les cuesta.

 

Foto:

Vecinos, en la convocatoria de OCO ante el edificio sin abrir aún del Centro de Salud del Bulevar.  

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