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Por ANTONIO GARRIDO / Ahora lo que toca es abrir un paréntesis festivo. Se inicia la larguísima cita de San Lucas 2023, que se prolongará hasta el día 22, 12 días con sus doce noches. Hay quien se ha llevado las manos a la cabeza, pero no es la primera vez, ni tal vez la última, porque viene condicionada por la fiesta de la Hispanidad y la ubicación del día 18 en el almanaque. Y también porque en Jaén somos así.

He vivido la feria de San Lucas de Jaén durante un periodo que abarca medio siglo, y siempre percibí el cariño del pueblo de Jaén a esta tradición. El pueblo siempre estuvo por encima de los programas de festejos, lo cual no es una crítica para los organizadores sino un elogio del entusiasmo y de una manera de ser con la feria que cierra el ciclo festivo en España. Aunque sin duda, sería injusto no proclamarlo, el mayor atractivo de la de San Lucas es su propia evolución que la ha hecho un ejemplo de participación, una feria como pocas que es lección de apertura, democracia y pluralidad, como se demuestra con la variedad de casetas y todas con sus puertas abiertas de par en par, libres, sin guetos ni privacidades, sin exclusiones, donde todo el mundo es recibido y agasajado en un ambiente que es el que mejor define los perfiles de la feria.

Los actuales regidores, aunque llevan poco tiempo en la gestión, también han prescindido de la figura del condestable de Castilla Miguel Lucas de Iranzo, un personaje de ida y vuelta, según quienes hayan estado en el poder municipal, aunque su principal valedor fue el el concejal José Montané, sin duda el más imaginativo. Jaén, puerto de mar, ¿se acuerdan? Como saben el que convirtieron para siempre en San Lucas no era ningún santo, aunque el histórico y polémico personaje fue un vocacional inspirador de la juerga y la diversión y constituyó su sola presencia y sus fastos un hecho revolucionario en la época en la que tuvo protagonismo, hasta su muerte en 1473, asesinado cuando rezaba en la Catedral. Un trágico final. En lo que se refiere a la feria, del citado Condestable da la impresión de que lo arrinconaron en la historia.

Esta feria de octubre data de 1833 y desde el 1453 por un privilegio real se mantuvo durante un larguísimo periodo de 430 años en agosto, en torno al día de la Asunción. La Real Sociedad Económica de Amigos del País propuso en el citado 1833 realizar la feria de octubre como feria agrícola y ganadera con festejos. La feria de ganado llegó a tener una gran relevancia hasta fecha reciente, ahora es casi simbólica. Lo cierto es que la feria tiene para todos, grandes y pequeños, un gran poder de evocación. La mirada hacia atrás hace recuperar, con el recuerdo, estampas de fiestas vividas, al calor de ciertas nostalgias, que se mueven en la memoria y rasgan el corazón. Siempre la feria es la misma en su eterna mudanza.

La feria, es la mejor excusa para que el pueblo cumpla con sus necesidades de diversión, aunque en muchos casos también sea poniendo al mal tiempo buena cara. También la fiesta puede ser un factor para observar cómo se comportan tas sociedades. Pues bien, si por sus fiestas los conoceréis, está claro que en el caso de Jaén hace tiempo que se superaron cálculos, porque es la gente la que hace la fiesta y este es el mejor diagnóstico de su estado de salud presente y futuro. Porque una ciudad no es nada sin la gente que le da vida.

Así que ya está aquí, con ganas de arrancar a galope, una nueva feria de San Lucas, la feria de todos y para todos. En muchos momentos sonarán las notas del himno a Jaén, la bella ciudad de luz, para que nos emocionemos y sintamos el orgullo de ser de Jaén, aunque al tiempo también haya muchos mea culpa que entonar.

En fin, creo que no debe faltar a su cita ni la lluvia. Una feria de San Lucas que no esté pasada por agua ni es feria ni es nada, es la tradición y la tradición es sagrada. Hagamos un alto en el camino.

Foto: Cartel de la Feria de San Lucas 2023, que hoy comienza.

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