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Estos días se están publicado informaciones, basadas en los datos oficiales del INE, en donde se refleja con claridad que en los últimos años se ha producido un estancamiento poblacional en la capital, que pensamos no es algo improvisado, sino que posiblemente sea la consecuencia de políticas en las que, por la ausencia de proyectos atractivos de nuevas zonas residenciales, los pueblos de los alrededores, como bien se conoce, fueron acogiendo a una parte de la población que aspiraba a vivir al menos en las proximidades de la capital. De aquellos polvos vienen estos lodos, el hecho cierto es que en el último año se ha producido una nueva bajada, el 0,64% exactamente, y ya estamos en los 114.658 habitantes, cuando hace diez años el censo era de 116.790 jienenses.

Esta realidad debe seguir preocupando por lo que supone de síntoma de ausencia de Jaén como foco de atracción real. A pesar de ello no queremos ser pesimistas, todo lo contrario, pensamos que Jaén es una ciudad de futuro porque es un lugar ideal para vivir, abarcable, con la dimensión adecuada, sólo que hay que poner a disposición de quienes se quieran quedar en ella todas las condiciones que plantea el ciudadano más exigente y esta es una de las asignaturas que esperamos resuelva el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), pues entre las prioridades tiene que estar el asentamiento de la ciudad, el modelo exacto de lo que se pretende de ella, y para esto los políticos responsables no se pueden dormir en los laureles.

El descenso de población es un mal dato, toca espabilar. Y lo mismo cabe decir de la provincia, donde sólo hay cuatro municipios incrementan su población, aunque sea levemente, son los casos de La Guardia, Los Villares, Iznatoraf y Villatorres. En el cómputo provincial hay una pérdida poblacional que se sitúa en torno a las 5.000 personas.

La Guardia, el que más crece y el más rico 

Hace muy poco se ha conocido también que el pueblo más rico de la provincia de Jaén sigue siendo La Guardia, a escasos kilómetros de la capital, gracias en gran medida a su importante núcleo residencial, donde viven durante todo el año, aunque se aumente la población en verano, cientos de familias que normalmente hacen vida laboral en la capital. El dato se corresponde con la estadística de declaraciones del IRPF por población, que es la primera vez este año que da a conocer la Agencia Tributaria. El municipio de La Guardia aparece en el puesto 376 de toda España, con la cifra de 24.877 euros por habitante.

En el sentido contrario, el pueblo jienense más pobre es el de Huesa, con 11.332 euros por habitante y en el puesto 2.957. Hay que señalar que de los municipios con mayor renta de España sólo dos ciudades son capitales de provincia y se corresponden con Madrid (puesto 40) y Barcelona (47). Normalmente las localidades donde hay mayor riqueza concentrada se suele relacionar con núcleos residenciales acomodados y en los aledaños de municipios más poblados.

El caso de La Guardia es un buen ejemplo de ello. Hay que reconocerle el mérito a los ayuntamientos que en su día supieron actuar con la suficiente perspectiva política, económica y sobre todo urbanística, para atraer la atención y el interés de tantas familias que buscaban en la mayoría de los casos vivir cómodamente en un ambiente de tranquilidad, mientras que otros aprovecharon la feliz oportunidad para hacerse en este lugar, con eje sobre todo en la antigua carretera N-323, de una segunda vivienda. De la misma manera sucede con la zona de Entrecaminos, el complejo residencial cercano al Puente Jontoya.

El Ayuntamiento de La Guardia obtiene una buena recaudación cada año por los diferentes servicios que presta, y la queja es que no redunda en la mejora de las zonas comunes. Por ejemplo lleva años prometiendo la mejora, incluyendo la iluminación de la travesía de la carretera, con inclusión de zonas de ocio, así como el establecimiento de nuevas rotondas, compromisos que no se han llevado a cabo.

De todas maneras el interés mostrado en su momento por el Ayuntamiento de La Guardia, que no vamos a discutir, que coincidió con el boom de la construcción y que hizo avanzar a un ritmo vertiginoso al municipio, es directamente proporcional a la inacción que ha caracterizado en casi todas sus etapas al Consistorio de Jaén capital, que no supo o no pudo ver esta realidad y perdió una oportunidad de oro para poner a disposición de los jienenses que en ese momento querían invertir, terrenos suficientes en zonas atractivas para frenar el éxodo a otros lugares que supieron ‘vender’ sus recursos y hoy se mantienen en sus posiciones de privilegio. Lo peor del caso es que la capital no ha corregido esa deriva y esto no es más que otro factor que se suma a otros que retratan una posición que es todo lo que se quiera menos favorable.

 

Foto: La capital jienense sigue perdiendo población.

 

 

 

 

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