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Lo siento por el Ayuntamiento y me alegro por la Subdelegación del Gobierno. Hoy se ha despedido de su cargo de concejal de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Jaén, Francisca Molina Navarrete, que accedió al Consistorio tras las elecciones municipales de 2011 y ha pasado por él sin armar ruido, ni protagonizar ningún tipo de desencuentros de especial significación, pero dejando constancia de su eficacia y su capacidad de diálogo, por todo lo cual ha sido despedida como se merecía, con afecto y reconocimiento, con una ovación de gala. No se merecía menos. 

Francisca Molina ha tenido que abandonar a toda prisa por haber sido propuesta para hacerse cargo de la Subdelegación del Gobierno en Jaén, que deja vacante, por jubilación, quien hasta ahora ha desempeñado esta función, Juan Lillo.

El partido necesitaba una persona con el nivel académico adecuado y en este caso se quería que el perfil se correspondiera con una mujer y había en principio dos candidatas, Francisca Molina y Rosa Cárdenas. La primera de ellas ha sido la elegida. Esta jienense de 54 años es licenciada en Filosofía y Letras, doctora en Filología Inglesa y diplomada en Orientación Familiar. Ha sido profesora de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UJA.

Conozco bien el paso por el Ayuntamiento de Paqui Molina. Por un lado por la buena relación que he tenido en todo momento con esta concejal y persona exquisita en el trato. Pero además he seguido su trayectoria, como suelo hacer con todos los personajes públicos, y en todo momento me ha llamado la atención su talante de transparencia y diálogo, el respeto a todos los miembros de la Corporación, con independencias de su adscripción ideológica, y sobre todo su gestión, en la que en todo momento, sin poner en riesgo la complicada situación municipal, ha hecho sus deberes con responsabilidad y acierto, desde la organización de las fiestas locales hasta abrir las puertas del Ayuntamiento a la colaboración con instituciones y colectivos muy diversos. La he seguido en los plenos cuando ha tenido que explicar los asuntos de sus áreas, y siempre lo ha hecho con toda naturalidad, sin concesiones a la galería, de frente y con la verdad por delante.  

Especialmente significativa ha sido su apuesta por la continuidad del Festival de Otoño, en la que no solamente no se ha descuidado un ápice la calidad del certamen, que hace unos días acaba de concluir en una nueva edición, sino que ha contribuido a darle solidez y prestigio. Han sido muchos y varios sus logros en la etapa municipal que le fue encomendada, pero también quisiera subrayar su disposición para hacer justicia con la figura del ilustre jienense Hasday Ibn Shaprut, que hace muy poco recibía, con un retraso de cientos de años, los máximos honores de la ciudad, la medalla de oro y el título de hijo predilecto.

Va a sustituir en el cargo al frente de la Subdelegación del Gobierno a Juan Lillo, que ha permanecido en esta responsabilidad durante los últimos cinco años. Por otra parte es la tercera mujer en llegar a esta tarea institucional, después de Carmen  Calleja y Carmen Capitán, aunque éstas tenían aún la denominación de gobernadoras civiles.

A Juan Lillo siempre lo he tenido por una persona afable, y en muchos aspectos ha hecho valer su papel de lealtad institucional, presente en actos de otras administraciones y tomando parte en iniciativas como el Plan Estratégico, aunque finalmente en su papel ha prevalecido la subordinación a sus jefes y en este aspecto hemos notado que se resentían los intereses de la provincia, que es lo que los jienenses tenemos que demandar por encima de todo.

Con Paqui Molina al frente de la Subdelegación del Gobierno, por lo que la conozco, tiendo a pensar que la provincia y la ciudad van a tener en ella una gran aliada, y no en el sentido en el que reiterada y falsamente se habla de la “apuesta y el compromiso con Jaén”, sino de una manera sincera, porque se puede ser leal al gobierno que te nombra sin por ello traicionar en ningún momento el interés de tu tierra. Y esa tarea ella puede hacerla muy bien, primero porque tiene condiciones personales; segundo porque no es una política al uso que busque el protagonismo o la imagen, y tercero, porque tiene un talante en el que cabe situar como prioridad, antes que nada, el servicio público, la razón de ser útil. Añadiría un apunte más, ella sabe que cuando termine su carrera política tendrá que volver a los lugares de siempre y con sus amigos y vecinos, y no me imagino a Paqui Molina como una fracasada o una jienense que en la política se haya mostrado desleal con su tierra y con su gente.

Jaén necesita en estos momentos y en este tipo de puestos de responsabilidad en primera línea, a personas como ella. Le deseo mucha suerte. 

Foto: Francisca Molina, en su despedida de hoy en el Ayuntamiento.-(Tomada del twiter del edil Manuel Fco. Heras)

 

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