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Por ANTONIO GARRIDO / Durante los últimos días hemos asistido a distintos actos para conmemorar el Día de Andalucía, y de manera especial donde resulta especialmente visible, y nos agrada que esto sea así, es en los centros escolares, donde los más pequeños aprenden a entonar nuestro himno y a reconocer las señas de nuestra cultura. Todavía seguimos echando de menos algunas actividades para hacer participar en ellas a la gente de a pie, que sería la mejor forma de implicarse, algo así como lo que el Ayuntamiento de Jaén hizo en su día en el paraje de Jabalcuz y que mereció aplauso, pero se quedó en un gesto aislado, o como hacen otras localidades de la geografía provincial, para hacer protagonistas a los vecinos, como tiene que ser.

También ha tenido lugar, el pasado viernes, el acto promovido por la Junta para la entrega de las banderas a otras tantas trayectorias jienenses y aprovecho para felicitarlos a todos, merecedores de la distinción. Bandera de Andalucía de Jaén de las Ciencias Sociales y las Letras: María Jesús Gallardo Castillo, presidenta del Consejo Consultivo de Andalucía. Artes: Paco Tito. Deporte: Óscar Paul Uclés Palomino. Economía y Empresa: Asociación Provincial de Constructores y Promotores de Obras de Jaén. Investigación, la Ciencia y la Salud: Equipo profesional de cirugía robótica “Da Vinci”.  Proyección de la Provincia: Chefs jiennenses Estrella Michelin. Mérito Medioambiental: Pastores trashumantes de Jaén. Valores Humanos: Institución Maristas de Jaén. Solidaridad y Concordia: AFAMMER Jaén. La Asociación de Familias y Mujeres en el Medio Rural. Especial Trayectoria: Presidentes de las Cámaras de Oficiales de Comercio e Industria de Andújar y Linares. Por lo que respecta a las Medallas de Andalucía, que se entregan mañana, en Sevilla, este año la Junta nos ha vuelto a quitar de la lista, nos conforman con algún protagonismo tangencial, pero ningún nombre destacado de nuestra tierra es distinguido. Se pueden inventar todas las explicaciones que quieran, pero precisamente en el momento en el que se les llena la boca de Jaén es cuando surge este desaire. No tenemos arreglo, no tienen arreglo.

Por lo demás de cara este día de Andalucía cada año los jienenses tenemos una sensación extraña de nuestra doble identidad de jienenses y andaluces, porque entendemos que queremos a nuestra tierra como los que más, pero la autonomía, que en sí es un buen instrumento para el autogobierno, como puede desilusionar es creando agravios comparativos, desigualdades y desequilibrios, ocurra o no de manera consciente. Y esta capital y su provincia que se sumaron con entusiasmo al fervor por el 28-F siguen esperando una respuesta de su gobierno andaluz a una deuda que desde antiguo la autonomía tiene que pagarnos para que percibamos que en la práctica esta forma de hacer política nos llega y no sintamos la frustración de haber cambiado Madrid por Sevilla, como a veces ocurre.

No vamos a hacer una relación pormenorizada de nuestros reproches, pero cualquiera sabe que la lista de afrentas es considerable y que Jaén espera mucho más de su autonomía que lo que ha alcanzado en este momento. Esta no es una afirmación vana, está basada en hechos objetivos. Nunca hemos querido que Jaén sea más que nadie, pero tampoco soportamos que sea menos y que se vaya quedando atrás en tantos aspectos. Y lo peor es que no nos ponemos de acuerdo ni en la percepción ni en el lenguaje. La sociedad reclama lo que es justo y los políticos que sirven a la institución autonómica creen que se han hecho todos los esfuerzos que Jaén reclama. Es evidente que una parte tiene desenfocada por completo la realidad y debería hacérselo mirar.

Más no es momento para profundizar en los desencuentros, por desgracia no faltarán oportunidades. Por eso prefiero señalar que estamos muy orgullosos de ser andaluces, nos vemos identificados en ese himno que es de todos, y donde con tanta contundencia se habla de Andalucía, España y la Humanidad, sólo que nos gustaría poder ilusionarnos aún más y tener fe en nuestro papel en esa Andalucía de todos. Ese es el escenario que añoramos hoy en las vísperas del  28-F en el que quisiéramos tener muchos argumentos para responder a la letra de aquella canción que decía: «hay quien dice de Jaén que no es mi tierra andaluza…». Somos y nos sentimos andaluces y necesitamos demostrarlo, pero al tiempo que nos lo demuestren las instituciones que están obligadas a dar ejemplo de solidaridad y de equilibrio en todo el territorio. Esperemos que los políticos hayan tomado nota de que ha llegado a todos los efectos la hora de Jaén en nuestra autonomía, no es posible abundar en tanta acumulada indiferencia.

En esta ocasión la conmemoración del Día de Andalucía y el puente festivo que lo acompaña, coincide con los 44 años del referéndum en el que se decidía si los andaluces nos sumábamos al hecho autonómico. En esta provincia resultó más complicado de la cuenta, no fue un paseo militar, pero finalmente se logró. Se necesitaba al menos un respaldo de más del 50% de los votos favorables y nosotros nos quedamos en el 49,34%. Menos mal que varios partidos recurrieron y la Audiencia Territorial de Granada dictó una sentencia favorable con el resultado, ya definitivo, del 50,07%. A favor se posicionaron PSOE, PCA y PSA y en contra estaba la UCD que muchos recordarán que se inventó una pregunta retorcida para aguarnos la fiesta, que provocó la salida del partido del profesor Clavero Arévalo, entre otras cosas. La Audiencia de Granada lo que hizo básicamente fue admitir como válidos los votos emitidos en sobres con dos o tres papeletas del mismo signo, que habían sido computados como “noes” por la Junta Electoral Provincial. Por su parte, UCD había presentado un recurso en solicitud de que se excluyeran del censo electoral las personas fallecidas o incapacitadas entre el 1 de enero de 1979 y el 28 de febrero de 1980, que fue desestimado.

El comportamiento de Jaén hay que verlo ahora, con la suficiente distancia, desde el punto de vista de que nuestra tierra, hay que decirlo con toda claridad, para qué andarnos con rodeos, siempre fue leal a los poderes, el que fuera, lo hizo con Franco, por no remontarnos a otros periodos históricos anteriores, que también, y lo fue a UCD, y como la UCD no quería la autonomía, nos costó trabajo sacarla. Recordarán la famosa pregunta que quedó para la historia a la que puso voz Lauren Postigo y que resumía en la frase de “Andaluz, este no es tu referéndum”.  A partir de ahí ya la adhesión cambió de escenario y se fue del lado del PSOE, partido histórico, que desde entonces, y ha pasado algún tiempo, ha venido siendo el mayor depositario del voto provincial, hasta hoy donde el poder reside en el Partido Popular y hacia él que se van progresivamente los votos jienenses. Pero bueno, lo importante es que superamos aquel trance complicado y esa etapa marcó un antes y un después en la provincia. Aún retengo en la memoria algunos episodios de aquellos tiempos en los que no faltaban convulsiones, pero resultaban ilusionantes, estábamos ante un nuevo escenario para la política y para la provincia. Hoy el panorama en muchos aspectos es cambiante, no hay más que ver lo que dicen ahora las encuestas sobre la opinión de los andaluces respecto a las tendencias de voto y denota que de nuevo el poder, ahora ejercido por el espectro de la derecha, tiende a consolidarse en el territorio. Nada nuevo bajo el sol, así fue y así es. No hay nada como el poder para revalidar, aunque también la historia nos advierte que lo mismo que hay un principio existe un fin, nada es eterno.  

Por cierto, hace cuarenta y cuatro años, cuando se votaba el referéndum para la autonomía andaluza, también el campo de Jaén estaba en pie de guerra. El olivar era fuente de preocupaciones, al inicio de la campaña se obtenía una subvención oficial de 7 pesetas por kilo pero el precio de nuestro oro líquido bajaba en los mercados. Tanto es así que en aquel momento de impotencia se extendió la idea de hacer del algodón el cultivo de futuro. Menos mal que los berrinches se pasan. Por eso en aquella época se repetía mucho que el olivar era un cultivo problema. Tiene muchas dependencias, hay que mirar al cielo, a los mercados, a los consumidores, a Madrid, a Bruselas, a Estados Unidos…Pero el olivar es nuestra vida, nuestro emblema, nuestra cultura…hoy no se entendería a Jaén sin su oro líquido y sus 66 millones de olivos. Por eso hay que defender este patrimonio con uñas y dientes.

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