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Por ANTONIO GARRIDO / Mayo es un mes muy especial para la cultura en la provincia. En la capital y en la mayoría de nuestros pueblos y ciudades algo se mueve, se nota que instituciones y colectivos han perdido el miedo a la pandemia y la programación se abre paso. En Jaén capital, sin ir más lejos, comienza la 35 Feria del Libro, que en esta oportunidad llega con novedades, la primera de ellas, todo un acierto, la ubicación de las casetas en la céntrica y peatonal calle Roldán y Marín, que permite, además, contar con el espléndido Centro de Dinamización Turística de la Diputación, en la misma calle, en lo que fue edificio de Banesto. Organizada por la Asociación Provincial de Librerías y Papelerías de Jaén, en su patrocinio intervienen las diferentes administraciones, Ayuntamiento, Diputación y Junta, en tanto que la Caja Rural, como siempre, ofrece su incondicional apoyo. Se han dispuesto una sala de presentaciones para el encuentro de lectores y autores, una caseta de firmas y un espacio escénico. A mi modo de ver lo más destacado es la cantidad de autores jienenses que van a pasar por la Feria, más de una treintena, que es el mejor síntoma de lo que se está moviendo en el ámbito literario, sobre todo la incorporación de nuevos valores junto a los ya consagrados. Hasta el día 15 se ofrece la oportunidad de estar en contacto con los libros, pero también muy cerca de autores. Esta tarde el pregón corre a cargo de uno de los nuestros y además de los grandes, Emilio Lara, escritor prolífico y ameno conferenciante, todo un lujo. Entre los que van a presentar nuevos libros se encuentra también Luis Miguel Sánchez Tostado, ya que está recién salida de la imprenta “El insólito viaje de Brenda Lauper”, que volverá a tener el mismo éxito que sus numerosos trabajos anteriores. Me permito llamar la atención, asimismo, sobre un joven valor que llega a la Feria pletórico de ilusión, me refiero a Juan Alfonso Guzmán Viedma, con su flamante “Las peripecias de John A. Goodman”. Y así una relación de nombres que en la medida de lo posible iremos destacando cada día, porque se lo merecen y son ellos los que les dan sentido a la Feria del Libro. Espero que sea un éxito y sobre todo que se vendan muchos ejemplares. Personalmente y aunque los admiro a todos, tengo especial interés en las creaciones literarias de Desirée Amaro, Juan de Dios Valverde, Joaquín Fabrellas, Manuel Rodríguez Arévalo, El Creata o Arturo Molero, por la simple razón de que les conozco y sé el talento que tienen, aunque lo doy por sentado en el resto.

En el panorama cultural hay muchas más expresiones por todo el territorio jienense. Los Jueves de la Catedral, ciclo que se acaba de iniciar con una conferencia del profesor Pedro Galera sobre “Vandelvira, después de Vandelvira”. O la presencia en La Económica de la escritora Carmen Posadas, en la cita “Tres mujeres en un tresillo”, conversando la autora con Valle E. Gómez y María José Sánchez Lozano, un verdadero deleite, en tanto que un día antes fue soberbio el concierto de la archipopular Tuna de Peritos. También hay este fin de semana programación del Club de Jazz de la UJA, está en marcha un centenar de actividades de la Junta en su “mayo cultural”, y se le puede añadir la vistosidad de las cruces de mayo y muchas otras citas que forman parte del calendario. Guerra contra el aburrimiento y para que no nos quejemos con esa frase tan recurrente como incierta de que “en Jaén no hay nada”. Ya lo creo que hay, y mucho.

Finalmente, uno de los más importantes logros culturales que se han producido en la provincia en los últimos años, ha sido, sin ninguna duda, la vinculación con la figura de Miguel Hernández, autor del poema “Aceituneros” y de una obra sencillamente espléndida, que ha representado en la práctica recuperar todo su legado literario. Hay que felicitar por ello a la Diputación y a su presidente, Francisco Reyes, porque el organismo provincial no se ha conformado con barrer con ese enorme tesoro cultural, sino que, cumpliendo el compromiso adquirido con la familia del poeta de Orihuela, se le está dedicando desde el primer momento todo el interés para custodiar, preservar y difundir su obra.

Y lo mejor de todo, a mi modo de ver, esta recuperación de Miguel Hernández, entrañablemente vinculado a Jaén, ha sido sentida como propia por los jienenses, en una inmensa mayoría, que valoran la brillante gestión realizada. Ya hay un Museo en Quesada que es un atractivo más desde el punto de vista cultural y turístico, pues no podemos olvidar que Josefina Manresa, el amor de Hernández, era natural de este precioso pueblo, cuna también del gran Rafael Zabaleta.

La Diputación, que para este tipo de cuestiones es modélica y sabe cuidar hasta el último detalle, ya promovió hace poco una Fundación precisamente con el fin divulgar a los cuatro vientos el legado literario de Miguel Hernández. Ahora, cuando se han cumplido 80 años de su muerte, de nuevo nos sorprende favorablemente con un programa de actividades muy amplio, de manera que no quepa duda del agradecimiento que esta tierra siente por haberse podido apuntar esta impresionante conquista. Es un orgullo que podamos honrarnos con tan importante y singular herencia, que pienso se ha quedado en uno de los lugares, sino el que más, donde se quiere y se admira al poeta. La Fundación es otro garante de que la vida y la obra de Hernández serán de Jaén para siempre. Y lo tendremos cerca para recordarnos, precisamente entre los jienenses a los que a veces decimos que nos falta ambición, que no cabe abdicar, pues como nos alentaba Miguel Hernández “Jaén, levántate brava…no vayas a ser esclava, con todos tus olivares, andaluces de Jaén”. Pues con Miguel Hernández y su legado, que si está aquí es por algo, sumamos un nuevo motivo, en nuestra condición de orgullosos de nuestra tierra, el de haber hecho un jienense más a uno de los grandes personajes de la literatura española del siglo XX.

Si el ‘poeta del pueblo’ levantara la cabeza se sentiría orgulloso de ser en la consideración popular, hijo adoptivo de Jaén. Ha sido un gesto valiente y decidido de la provincia, como diría el propio Hernández, en ‘Viento del pueblo’: “Una gota de pura valentía, vale más que un océano cobarde”.

Foto: Calle Roldán y Marín, donde este año se ha instalado la Feria del Libro.

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