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Parece que fue ayer, pero ya ha pasado el primer año desde la toma de posesión de los miembros de la Corporación Municipal elegidos para el actual mandato. Todavía recuerdo las intervenciones de cada uno de los portavoces de los grupos políticos y del alcalde, Julio Millán, en ese solemne acto en el que destacaba sobre todo la vuelta del PSOE a la Alcaldía gracias al acuerdo conseguido in extremis con el grupo de Ciudadanos, que aportaba cuatro ediles, suficientes para alcanzar entre ambos la mayoría absoluta. El nuevo regidor accedía pletórico de ilusión y confianza, y en su primer discurso como en las diferentes intervenciones posteriores en distintos foros, marcó una hoja de ruta excesivamente ambiciosa, sobre todo porque para hacer que avance la ciudad el Consistorio no depende de sí mismo, el caso es que ya nos parecía que estaba apostando mucho y que seguramente la realidad le iba a poner el freno. Millán, un vecino del barrio de San Juan que había soñado con ser el alcalde de su ciudad, se refirió en su primera alocución al objetivo de hacer que los barrios recuperaran su dignidad, se ofreció al resto de grupos para sacar adelante todas las buenas ideas que contribuyeran al bien de Jaén, en fin, todo en un tono muy receptivo y con la mano tendida al diálogo y al acuerdo. Abrió la puerta de la ilusión.

No estaba menos emocionada María Cantos, cabeza visible del grupo municipal de Ciudadanos, que se presentaba, ella y sus compañeros de bancada, como “gente corriente deseosa de hacer cosas extraordinarias por la ciudad”. Tampoco le ha faltado voluntad y dedicación, es lo único que no le quiero a negar a nadie, pero este año ya le ha demostrado a todos en general y a ella en particular, que los toros se ven mejor desde la barrera y que gestionar un Ayuntamiento de una capital de provincia, además en situación ruinosa por gestores manirrotos e irresponsables, no es tan sencillo como se pueda pensar desde la atalaya de una federación vecinal combativa como fue OCO durante su presidencia.

Ahora es ella la que tiene que asumir en primera persona las críticas que con tanta contundencia planteaba, como era su deber, y creo que como la mayoría de los políticos que tenemos tan a mano, prefiere un elogio a una censura. Entiendo, por lo que veo, oigo o leo, que hay políticos, y tal vez María Cantos sea un ejemplo, tal vez por provenir de un movimiento asociativo pegado a la calle, que piensan que la ciudadanía debería agradecerles el esfuerzo que hacen a diario, en situación tan complicada, para tratar de sacar la ciudad adelante. Pero esto no ocurre, los vecinos votan y exigen a su Ayuntamiento, hay personas que son agradecidas y reconocen cualquier gesto, pero lo normal es sentir la soledad del gobernante y no esperar el aplauso. Posiblemente una de las decepciones de la portavoz de Ciudadanos sea la del distanciamiento con OCO, y eso que Pepi Alcántara fue su sucesora, su amiga, pero ella tiene que reconocer que cada una está ahora en un escenario diferente, la presidenta defendiendo honestamente lo mejor para los barrios, y el Ayuntamiento haciendo el trabajo que las posibilidades reales le permiten.

Luego de los momentos iniciales el equipo de gobierno empezó a tomar las riendas del Ayuntamiento y muchos, yo el primero, nos sorprendimos de los primeros pasos, donde tuve el placer de dedicar un comentario hacia el alcalde, como cabeza visible, haciendo un elogio de la mesura que se había instalado en el liderazgo del Ayuntamiento. Bien es cierto que añadí “por ahora”. Se empezó buscando la interlocución con todos los sectores, también el nuevo equipo se granjeó por esa conducta inicial la simpatía de un sector importante del funcionariado. Era normal encontrarse con titulares llamativos en los medios que hacían intuir un escenario de mejoras, no olvidemos que el PSOE había tenido como lema de campaña el de “Cambiemos Jaén”. El balance sin embargo, pasado este año, no permite concesión alguna a la euforia. Ha sido un año de tránsito, básicamente de vivir de las rentas de la gestión del anterior equipo de gobierno del PP y de poner sobre la mesa un muestrario de proyectos, que el tiempo dirá en qué quedan, porque desde un punto de vista pragmático me da la impresión de que no pocas de las iniciativas se van a quedar en el sueño de una noche de verano. Claro que nadie dijo que esta aventura iba a resultar fácil, todos los grupos deberían saber dónde se habían metido. Sin embargo por esta razón, aunque no le exime de la responsabilidad asumida, hay que ser generosos al juzgar a los responsables municipales porque han actuado en un escenario pésimo.

Por un lado la situación económica heredada, que por otro lado ya conocían, por otro un presupuesto prorrogado desde el año 2017 y que así seguirá por lo menos hasta el año que viene, con un poco de suerte. Y para colmo, cuando podían empezar a ensayar las primeras actuaciones, de hecho había algunas iniciativas novedosas casi a punto, llegó la dichosa pandemia y ha puesto la guinda en este ejercicio de mucho ruido y pocas nueces. Ahora el objetivo no puede ser otro que salvar este tremendo obstáculo, razón por la cual hemos apostado por la urgencia de consensuar el plan de reconstrucción, del que no ha trascendido ningún acuerdo, única fórmula para enderezar el rumbo y encaminar los pasos hacia objetivos concretos. No hace falta que sean 150 proyectos, hay que ser pragmáticos y comprometerse con lo que sea posible y sobre todo que dependa del propio Consistorio.

La relación entre los socios de gobierno, al menos públicamente, parece buena, aunque con el paso del tiempo se van acumulando recelos y modos de gestión que plantean suspicacias. Ya ha dicho la propia María Cantos que no sabe lo que va a pasar la semana que viene porque el pacto se alimenta a diario. Esto lo que quiere decir es que este matrimonio de conveniencia, que en realidad de eso se trata, durará mientras se mantenga la lealtad sin fisuras. Y claro que hay que contar también con las decisiones políticas que vengan de “arriba”, donde a nivel nacional y autonómico parece que tienen visiones diferentes sobre el mismo tema. ¿Terminará el mandato este mismo equipo de gobierno? Nadie puede responder en este momento, pero puede ser que sí del mismo modo que puede ser que no. Parece un juego de palabras, pero lo cierto es que hay variedad de argumentos que pueden inclinar la balanza. Por lo pronto lo que hay ahora es una alternativa, un posible acuerdo con PP y Vox, si las circunstancias lo aconsejaran, ya que uno de los logros de este año ha sido la normalización de relaciones con el Grupo Popular, ahora liderado por Manuel Bonilla, ya que para Ciudadanos y María Cantos en particular, el obstáculo era Javier Márquez, con el que no se entendieron para llegar a un pacto de gobierno. Esas relaciones no existen.

¿Cuáles han sido las fortalezas de este equipo de gobierno en este primer año? A mi juicio el nivel de diálogo con la Junta de Andalucía, que puede permitir sacar adelante asuntos que estaban enquistados, como el del tranvía y hay más asuntos, todos los que el PSOE y anteriores ayuntamientos han estado paralizando mientras se enfrentaban. Aquí el PSOE se ha dividido los papeles. Julio Millán hace de poli bueno, con el presidente de la Junta, con el vicepresidente y los consejeros, y lo hace bien porque si alguien le puede salvar la gestión es la Junta de Andalucía, eso lo tengo meridianamente claro; y de poli malo, supercríticos con el gobierno andaluz, el propio Francisco Reyes desde la Diputación y la secretaría provincial del PSOE, ayudado por sus parlamentarios. Como oposición son implacables, haya o no haya tema para confrontar. Ha habido algunas concejalías del grupo socialista especialmente activas en todo este tiempo, sobre todo por la crisis, como el área social, con Nines Díaz al frente, que ha tenido que multiplicarse para atender tantas necesidades. También ha funcionado la micropolítica, se han visto destellos importantes en Cultura y Turismo, con José Manuel Higueras, en fin, tampoco me quiero detener demasiado porque no pretendo dirigir la crítica a ediles que seguramente han hecho lo que han podido en las circunstancias con las que se han enfrentado. En el grupo de Ciudadanos, encabezado por María Cantos, tampoco les ha faltado ambición, una oficina de captación de inversiones empresariales, ahora hay que ver los resultados; actuaciones en comercio, etc., y en las competencias que tienen asumidas una gestión aceptable, y en Hacienda, la concejal responsable del área, María Orozco, tratando de hacer juegos malabares porque si esperaba un milagro es seguro que no va a llegar. Obvio expresamente los desencuentros políticos internos.     

El principal fracaso de este año es no haber conseguido del Ministerio de Hacienda respuesta a la carta enviada hace varios meses pidiendo la autorización de unas medidas especiales que permitan un funcionamiento más dinámico para el Ayuntamiento y un plan de ajuste más llevadero que permita fluidez en la gestión y logros. Repetiré lo que he escrito decenas de veces, si la ciudad espera que su futuro dependa de la ayuda que le pueda prestar la ministra María Jesús Montero, parte de un error de bulto. El PSOE lo sabe, de hecho ha sido incapaz de conseguir de la política andaluza siquiera unas palabras de compromiso. Montero no hizo nada por Jaén y su Ayuntamiento cuando estaba en la Junta de Andalucía, y no lo ha hecho durante el tiempo que lleva gestionando el Ministerio de Hacienda en Madrid, salvo autorizar la firma de una operación para concentrar la deuda por importe de 444 millones de euros. El PSOE de Jaén, en vez de lanzar sus dardos contra el ejecutivo de Andalucía, aunque deba hacerlo cuando realmente sea necesario, debería poner todo su empeño en ayudar a Julio Millán para que el gobierno de Pedro Sánchez no colabore a empeorar las condiciones de este Ayuntamiento y por ende siga condenando a los vecinos de esta capital. Tengo poca confianza en que esto ocurra, pero el PSOE tendrá que asumir su responsabilidad y, ojo, porque aquí puede estar el caballo de batalla en la relación PSOE-Ciudadanos. Y donde se la juega Julio Millán como alcalde y como político.

Por lo demás pesa la subida del IBI contra todo pronóstico, un hecho muy criticado por la ciudadanía. Tampoco se ha empezado a trabajar en el PGOU, ni parece que haya la más mínima intención. En cuanto a la plantilla, la situación inicial de confianza se ha tornado en recelo, incluso en malestar que se ha extendido por los negociados municipales, algo que se debería hacer mirar el responsable del área. Lo peor de una gestión es cuando pasado el tiempo de mesura ya parece dar igual cómo se abordan las cuestiones y sobre todo los recursos humanos, una plantilla que ya estaba y que seguirá ahí cuando estos políticos se marchen. Al principio también se puso énfasis en un plan de choque de limpieza, pero tengo la impresión de que se ha relajado. En cuanto a los barrios, hay que consignar algunas mejoras puntuales, por ejemplo en el Polígono del Valle que siempre estuvo abandonado, pero la mayoría de las barriadas claman atención, que se lo pregunten por ejemplo a La Magdalena. Con todo, a mi juicio donde se ha columpiado el equipo de gobierno al completo es en el caso Onda Jaén, aprovechando un incendio, cuyas circunstancias la Policía no ha sido capaz de aclarar, para decretar el cierre que únicamente se entiende como un compromiso de la hoja de ruta conjunta. El tiempo dirá si es o no un acierto la decisión de desplazar a la empresa Castillo de la concesión del servicio de autobuses urbanos de la ciudad. Es verdad, todo el mundo lo sabe, que tiene muy mala imagen y que Castillo no ha hecho absolutamente nada por mejorarla, y que el servicio lleva muchos años siendo deficiente, pero si el asunto se traslada al ámbito de la Justicia, porque no veo a Castillo cruzarse de brazos, nunca lo ha hecho, el final nadie sabe cuál puede ser.

Tampoco me quiero olvidar de algunos ejemplos de gestos de imagen que han quedado en agua de borrajas. Por ejemplo la concentración de vehículos que el alcalde convocó, recién llegado al cargo, para demandar servicios ferroviarios, que la Subdelegación del Gobierno se encargó de minusvalorar, y el Ayuntamiento, el alcalde y el equipo de gobierno no han sido capaces de exigir al ministro Ábalos que diera la cara por Jaén y el tren es cada día la peor campaña contra la imagen de la capital. Otro brindis al sol. Ahora veo que se pide que Santo Domingo, cuando esté finalmente rehabilitado, se convierta en paraninfo de la Universidad. Todo lo que se sume al casco antiguo será bien venido, pero esta demanda creo que se queda corta. Hace falta más ambición, más altura de miras.

Por lo que respecta a la oposición, el primer grupo, el Partido Popular, está saboreando ahora las mieles del éxito porque una buena parte de logros en la ciudad proceden de su gestión, como el Jaén Plaza, Roldán y Marín, el solar de Simago, etc. Esto contenta al ex Javier Márquez, que gana batallas como el Cid, y alienta a Manuel Bonilla, que viene reclamando más consenso, bien es cierto que esto depende un poco de todos. El grupo Adelante Jaén da una de cal y otra de arena, pero han hecho algunas propuestas estimables, y por lo que se refiere a Vox, aunque también ha presentado iniciativas para la reconstrucción de Jaén, lo cierto es que se ha excluido en cuestiones de consenso y parece seguir unas directrices muy rígidas, más pendiente del escenario nacional que de los asuntos propios de esta capital de provincia.  

Expresamente no he querido visionar el vídeo de la rueda de prensa que hoy han protagonizado Julio Millán y María Cantos para no dejarme influir en este comentario. Ha tenido que ser en las redes sociales donde me entere de sus mensajes que he seguido con mucha atención. Ambos han estado en su papel, más entusiasta la portavoz de Ciudadanos, que se ve que tiene más prisa por demostrar que se está trabajando, que no están en el Ayuntamiento pasando unas vacaciones. El alcalde es político y ya va llorado al Ayuntamiento. Los dos han coincidido en una idea central, este primer año ha servido para poner los cimientos de una gestión, en un mandato en el que restan todavía tres ejercicios. Millán ha dedicado parte de su intervención en establecer el cambio que a su juicio se ha experimentado entre el anterior y el actual Consistorio, ha señalado que el Ayuntamiento era el gran lastre de la ciudad y no ha ahorrado críticas en este sentido, en cambio de los actuales gestores ha aludido a la transparencia, capacidad de trabajo, resiliencia y coordinación. Ha anunciado que por fin el próximo mes de julio se va a llevar a pleno la Relación de Puestos de Trabajo del Ayuntamiento (RPT), se ha mostrado satisfecho con el área de contratación y oficina de proyectos y de la normalización de relaciones con las empresas concesionarias. En la conferencia de prensa no he escuchado comentar ninguno de los asuntos que son impopulares en la calle o se ha pasado muy de puntillas.

El alcalde además de hacer un repaso por área, ha confiado en que los avances llegarán en meses y años y ha relacionado una serie de asuntos como Los Cañones, actuación en el casco antiguo con fondos Feder, aparte del tranvía, el aparcamiento del Hípico, la cesión de terrenos a la UJA, la Ciudad Sanitaria, etc. “Satisfacción moderada, queda mucho por hacer”, ha cerrado así su intervención, en plan moderado. Igualmente han salido a relucir la ITI, los fondos DUSI que llevamos esperando años. El alcalde ha informado de una próxima reunión con el consejero de Hacienda de la Junta, Juan Bravo, para solicitar ayuda económica, incluso se plantea la posibilidad de que varios ayuntamientos andaluces hagan causa común para trasladar una petición conjunta al Ministerio de Hacienda. Como es lógico en una comparecencia no pueden salir todos los temas, por eso no se ha hablado de una necesidad imperiosa como es la estación intermodal ni tampoco ha habido alusión alguna al anunciado pacto local por el empleo, habida cuenta de que la capital jienense asume en este momento un número de parados que supera los 11.000, un panorama similar al que hubo en 2012 y 2014 y para el que no se ha presentado ninguna acción específica. Y es el problema número 1 de Jaén, que no se olvide.

Por su parte, María Cantos, ha presentado su balance con mayor vehemencia. En primer lugar ha pedido paciencia a los ciudadanos, porque el trabajo realizado en este primer año dará sus frutos. Ha puesto especial énfasis en la participación ciudadana, hasta llegar a decir que “no ha habido otro Ayuntamiento en la historia que haya abierto de par en par puertas y ventanas”, aludiendo a que uno de los objetivos del mandato era devolver los servicios públicos a los ciudadanos. También se ha referido a la alfombra roja que el Ayuntamiento ha decidido poner a cualquier iniciativa empresarial que desee ubicarse en la ciudad. En su opinión, los jienenses perciben cambio e ilusión en el objetivo que tiene el gobierno municipal de transformar “esa ciudad oscura en esa bella ciudad de luz que es Jaén”.

Por todo lo dicho el equipo de gobierno que hoy rige el Ayuntamiento de la ciudad de Jaén no se enfrenta a un panorama sencillo, tiene muchas dificultades en el camino para salvar una gestión en la que, eso sí, le quedan tres años y si los astros pudieran alinearse, determinados asuntos tal vez se llegaran a reconducir y a salir a flote. Ser capitalidad bien visible, como se pretende, no es algo que se regale ni que se improvise. Hay que ganarlo día a día. Por encima de todo me gustaría poder alabar en muy poco tiempo el trabajo y la gestión de los responsables públicos, porque sería el mejor síntoma de que Jaén se enfrenta a un mejor futuro. En este momento, con permiso de la euforia de los gobernantes, no lo veo, pero como estamos en los cimientos, toca un poco de paciencia. No nos importa esperar siempre que haya merecido la pena.

Foto: Julio Millán y María Cantos el día que sellaron el pacto de gobierno para el Ayuntamiento de Jaén, hace un año.

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